Hoy toca hablar de un clásico con mayúsculas en cuanto al cómic bélico se refiere, Blazing Combat. Una serie de cortísima duración que Warren Publishing publico a mediados de los sesenta y que en tan solo cuatro números consiguió llevar el genero a nuevas cotas de calidad y a cuestionar temas que en aquellos años no estaba nada bien visto tocar. Algo que acabo provocando el final de la publicación pero que dejo para la historia algunos de los mejores cómic bélicos que se han hecho jamás a cargo de algunos de los mejores creadores del medio. Así que vamos a ver que ofrecieron exactamente estos cómics y que provoco tan abrupta cancelación.
Desde la guerra de independencia hasta la de Vietnam pasando por las dos guerras mundiales, la de Corea o la guerra civil. Todos los escenarios bélicos en los que lo que hoy es Estados Unidos ha participado de una forma u otra, mas algún otro del pasado remoto o de futuros hipotéticos, sirvieron como base para que el editor y guionista Archie Goodwin y algunos de los mejores dibujantes de la época como Reed Crandall, Gene Colan, Russ Heath, Joe Orlando, John Severin, Angelo Torres, Alex Toth, Al Williamson y Wally Wood, mas un espectacular Frank Frazetta a cargo de las portadas, creasen un puñado de historias bélicas que pasaron a formar parte por derecho propio de lo mejor del genero.
Unas historias que le debían muchísimo a los títulos bélicos de la EC Comics de Harvey Kurtzman como Frontline Combat o Two-Fisted Tales. Una influencia de la que el propio James Warren siempre se enorgulleció pero pese a lo cual la tarea de escribirlas no recayó en el propio Kurtzman que en aquellos años trabajaba para Warren como editor en la revista Help!, sino que fue a parar a las manos de toda una leyenda del cómic, Archie Goodwin. Y entre la influencia de Kurtzman y la visión de la guerra que tenían tanto Warren como Goodwin, el resultado fue un cómic que se alejaba radicalmente de la glorificación de la misma para mostrarla tal y como es, algo horrible que se debería evitar a toda costa.
En las diferentes guerras que nos mostraron aquí estos grandes del cómic no nos encontramos a grandes héroes realizando extraordinarias hazañas para mayor gloria de su país, sino a un puñado de personas atrapados por las circunstancias o motivados por un equivocado sentido del patriotismo envueltos en una carnicería sin sentido en la que el sufrimiento es lo único que parece esperar a todos sus participantes. Historias que sin necesidad de recurrir a la casquería mas gráfica son capaces de poner los pelos de punta, mas de medio siglo después, mostrando con toda su crudeza las consecuencias de las guerras, tanto para los participantes activos como para los civiles que se ven atrapados en ellas.
El sacrificio de incontables vidas para ganar unos pocos metros de terreno al enemigo, territorios que son conquistados y reconquistados por diferentes bandos sin que parezca importarles quienes viven allí, guerras que parecen eternas en las que cambian los combatientes pero siempre acaban sufriendo los mismos, el odio a muerte entre personas cuya única diferencia real es haber nacido en un país o en otro o como la maldita guerra es capaz de sacar lo peor de algunas personas… Historias que mas que ser abiertamente antibelicas (y lo eran mucho) se podria decir que sencillamente eran realistas.
Unas historias en las que como decía antes podíamos encontrar a algunos de los mejores dibujantes no solo de la época, sino de toda la historia del cómic estadounidense. Autenticas leyendas que han inspirado a incontables artistas y que aquí demostraron con creces lo buenos que podían llegar a ser. Artistas que aprovecharon al máximo las posibilidades que les ofrecía el trabajar en blanco y negro.
Es realmente difícil, por no decir imposible quedarse con uno solo, tenemos los impresionantes combates aéreos a cargo de Wally Wood, ese desolador futuro post apocalíptico que dibujo Alex Toth, el naturalismo llevado al extremo de Russ Heath o ese espectacular (y terriblemente corto) vistazo a la batalla de las Termopilas a cargo de Reed Crandall.
Aunque yo personalmente probablemente me quedaría con el siempre impresionante Gene Colan al que llevo adorando demasiadas décadas y que aquí dejo claro una vez mas que tenia pocos rivales a la hora de desenvolverse en el blanco, el negro y los grises.
Pero pese a que la calidad de estos cómics es indiscutible, como señalaron años mas tarde tanto James Warren como Archie Goodwin, Blazing Combat fue demasiado adelantado a su época. Y es que cuando se publicaron estos cómics, entre 1965 y 1966, el sentimiento en contra de la guerra de Vietnam en Estados Unidos aun era marginal y faltaban unos cuantos años para que las atrocidades cometidas allí comenzaran a hacer cambiar la opinión publica. Esto provocó que para un sector de la población las historias contenidas en Blazing Combat se viesen como una “traición” a la tropas y algo anti-americano, lo que acabo provocando el final de una publicación que merecía haber durado mucho mas.
Ya desde la publicación del primer numero de la revista algunos de los distribuidores con los que trabajaba James Warren le advirtieron que el cómic iba a caer mal entre algunos de los mayoristas que se encargaban de distribuir los cómics en los puntos de venta. Muchos de esos mayoristas pertenecían a la American Legion, una organización de veteranos de guerra estadounidenses muy conservadora e influyente. Y la publicación en el segundo numero de Landscape, una historia de Archie Goodwin y Joe Orlando que retrataba el horror que la población civil sufría en Vietnam, fue la que provoco el boicot que sufrió la revista.
La American Legion inicio una campaña para convencer a los mayoristas a dejar la revista en sus almacenes sin distribuir y a argumentar que no se vendía, devolviendo los paquetes sin abrir a la editorial acompañados en ocasiones de cartas bastante poco amistosas contra Warren. A eso se sumo que las fuerzas armadas, que en aquellos años eran uno de los principales compradores de este tipo de publicaciones, prohibieron su venta en sus bases. Todo ello provoco que las ventas de Blazing Combat se hundiesen y las perdidas se acumulasen, lo que finalmente llevo a James Warren a tomar la triste decisión de cerrar la revista tras su cuarto numero.
Así fue como la intransigencia de unos fanáticos acabo con lo que sin duda es uno de los mejores cómics bélicos que se han publicado jamás. Un cómic que viendo como en los años siguientes fue creciendo el sentimiento anti bélico en el país tenia un publico potencial enorme, pero tristemente a James Warren no le debieron quedar ganas de retomar el genero y se dedico al horror y la ciencia ficción hasta los últimos días de su editorial al comienzo de la década de los ochenta. Pero aun así nos queda el triste consuelo de poder disfrutar de estos cuatro numeros que vieron la luz a los que los años han reivindicado como algo que no solo tenia una calidad altisima, sino que eran algo muy honesto y necesario. Un cómic que se ha reeditado en tomo varias veces tanto en Estados Unidos como en España y que es uno de esos títulos a los que todo el mundo deberia dar una oportunidad.