Hoy toca hacer un poco de arqueología comiquera y viajar hasta el Japón de 1970 para descubrir los orígenes de lo que hoy es el Manga BL con el Sanrūmu Nite/In the Sunroom de Keiko Takemiya. Una historia corta en la que se sentaron las bases de lo que seria el genero durante muchas décadas y cuya lectura sirve además para apreciar mejor la brutal evolución que ha sufrido este. Así que sin mas preámbulos vamos a descubrir este pequeño pedazo de historia del Manga que puso en marcha algo que a día de hoy se ha convertido en todo un fenómeno imparable en medio mundo.
El solárium de una mansión abandonada se ha convertido en el campo de juegos en el que Serge, un joven gitano del pueblo, puede dar rienda suelta a su fértil imaginación y convertir esa sala en todo un castillo. Una mansión que un día es comprada por una familia entre quienes se encuentran el joven Etoile y su hermana Angel, quienes invitan a Serge a seguir visitando el solárium cuando quiera y se convierten en amigos inseparables. Pero entre Etoile y Serge comienza a surgir algo mas profundo que la amistad, unos sentimientos prohibidos que no serán aceptados por nadie y que acabaran con la idílica existencia de estos tres amigos…
Probablemente no exagero demasiado si digo que Keiko Takemiya es una de las autoras mas influyentes de la historia del manga. Una autora que se encuentra englobada dentro de lo que se dio en llamar el Grupo del Año 24/ Nijūyo-nen Gumi, un grupo de autoras que durante la década de los 70 revoluciono el Shōjo Manga, que paso de contar historias sencillas sin demasiadas complicaciones (y en su mayoría contadas por autores masculinos) a introducir en ellos tramas mas complejas y temas mas serios, lo que llevó a que se considere el trabajo de estas autoras durante aquellos años como a la edad de oro del genero.
Y en ese periodo de cambios, hace cincuenta y un años, fue cuando Keiko Takemiya se atrevió a plantear una idea aparentemente simple pero que en aquella época y en una sociedad como la Japonesa sin duda debió causar revuelo, contar el mismo tipo de dramones románticos que ya estaban contando en esa nueva era del Shōjo pero con dos chicos como protagonistas. Y es que aunque ya existía el manga pornográfico de temática homosexual, lo que acabo llamándose Bara, se trataba en muchas ocasiones de publicaciones solo para socios y tiradas cortas. Por eso que Keiko Takemiya quisiera contar una historia protagonizada por dos chicos en una revista enfocada a un publico femenino infantil/juvenil fue algo bastante atrevido.
Pero de alguna forma consiguió luz verde para su idea (lo que daría por ver como fue la charla con su editor) y así en el numero de diciembre de 1970 de la revista Bessatsu Shōjo Comic se publicó Sanrūmu Nite/In the Sunroom, el manga que dio inicio a lo que durante mucho tiempo se conoció como Shōnen Ai y que acabo evolucionando a lo que ahora conocemos como BL. Leída con la perspectiva que dan los años resulta curioso apreciar en esta historia esa fuerte influencia de Osamu Tezuka que debió afectar a todos quienes se dedicasen al manga durante décadas, pero también el inicio de ese estilo de dibujo que la mayoría asociamos al Shōjo de antaño y que a los mas viejos de por aquí nos recuerda enseguida a animes como Candy Candy.
Y como buena parte del Shōjo de la época esta historia no escapa a ser un drama de los de sufrir mucho. Aunque para ser justos eso era algo que iba mas allá del Shōjo y que podíamos encontrar en todo tipo de mangas y animes hasta bien entrados los ochenta, historias tan dispares como Heidi, Marco, Bateadores o incluso la popularísima Oliver y Benji, con aquel futbolista que siempre estaba a punto de sufrir un infarto cuando jugaba mas de la cuenta. Pero aunque ese drama a veces tan extremo era algo tan habitual en el manga de la época, en una historia como esta tiene unas connotaciones algo diferentes y perturbadoras.
De entrada es difícil pasar por alto como esta historia se ambienta en un lugar indeterminado pero que no es Japón, y que sus protagonistas tienen nombres de origen francés. Algo que no es casual ya que durante mucho tiempo este tipo de mangas no podían estar ambientados en Japón ni contar con protagonistas japoneses, ya que eso del amor entre personas del mismo sexo era era algo que “los japoneses no hacían” (¡ja!) pero que era propio de los depravados europeos.
Pero mas perturbador si cabe es el analizar lo que se nos cuenta aquí y como se nos cuenta, el sentir como ese tono a veces tan melodramático implicaba que el amor entre personas del mismo sexo llevaba a la infelicidad e inevitablemente tenían que acabar en tragedia. A lo largo de las apenas cincuenta paginas de esta historia nos encontramos como sus protagonistas llegan a sentir asco de si mismos, a odiar lo que sienten. Algo que llega a extremos como esa escena en la que Serge literalmente le pide a Angel que “le salve” de lo que esta sintiendo por el hermano de ella o como Etoile se quita la vida tras ser descubierto por sus padres besando a Serge y darse cuenta de que nunca aceptaran sus sentimientos por este.
Y aunque el mensaje de la historia es que a Serge y Etoile se les debería haber dejado vivir sus vidas en paz, esa homofobia que critica se acabo convirtiendo prácticamente en parte del genero, provocando que durante muchísimo tiempo buena parte de este tipo de mangas contasen dramas enormes en donde se sufría por todas partes, que mostraban relaciones muy toxicas y que raramente contaban con un final feliz. Algo que con suerte fue cambiando a medida que el Shōnen Ai fue transformándose en el BL y a día de hoy podemos encontrar realmente historias de todo tipo, comedias, historias con finales mas que felices en las que a la homofobia ni se la huele y si, también dramas con mucho sufrimiento, que de todo tiene que haber.
Pero a pesar de que se le notan los años a esta historia y que no ha envejecido del todo bien, no le podemos negar su importancia histórica y como el empeño de Keiko Takemiya en atreverse a hacer algo que nadie había hecho antes acabó desembocando décadas después en un genero que, a juzgar por lo que se esta viendo tanto en Japón como en los países que editan las traducciones del BL (no hay mas que ver como se han agotado ciertos titulos en el reciente Salón del Manga de Barcelona), va cada día a mas.
Para quienes sientan algo de curiosidad por el resto de obras de esta autora en España se puede encontrar de la mano de Milky Way Ediciones la que probablemente sea su obra mas famosa, La balada del viento y los árboles/Kaze to Ki no Uta, un manga que tardó nueve años en poder publicar ya que se negaba a censurar los elementos sexuales de su historia. Editorial que el año que viene nos traerá otra de sus obras emblemáticas, Terra E, un clásico de la ciencia ficción de los setenta. Y para quienes tengan algo mas de curiosidad por el BL (quiero pensar que alguien habrá por ahí) recomendaría echarle un ojo al canal de Youtube de la gente de Pro Shōjo Spain, que saben bastante mas que yo del tema y tienen ahí unos cuantos videos (muy extensos) en los que tratan en mas profundidad todo esto.