Equismen número uno, el de las cuatro portadas y otra más con todas juntas. El de cada número tiene un poster distinto. El de los pobres se cogen una portada suelta y los «pijos» que tenían acceso a una librería tenían todas las portadas. Ése, sí. El de los ocho millones doscientos mil ejemplares vendidos. El más vendido de la historia, dicen algunos, pero Superman y Shazam también vendieron mucho en su día, yo que sé. Las cifras me bailan. Ecsmen, la serie sin adjetivos, a pesar de que Uncanny en su día y durante más de cien números tampoco tenía lo de Uncanny en el título.
Ejjsmen, la serie que no se titulo por aquí La Patrulla X si no ejjsmen, el cómic que me rompió el corazón y me lo sigue rompiendo cuanto más viejo me hago. ¿Queréis nostalgia? Para mí ésto es nostalgia, y lo peor es que no veo las cosas con gafas con cristales de color rosa, aquellos tebeos eran mejores y estos tres números demuestran que hasta Claremont era peor si un niñato arribista le forzaba a hacer sus jodidos diálogos. En fin, no me lío más, vamos con el esqmen número uno, títulado muy apropiadamente como «Rubicón». Porque lo de César fue un golpe de estado y un robo, y ésto es exactamente eso, un robo.
Empieza la cosa con marines espaciales pegándose tiros por el espacio, una cosa muy loca teniendo en cuenta que en aquel momento la Patrulla X cada vez que iba al espacio le tenía que pedir sopitas a los Shi’ar o ir en un transbordador rollo Starcore. Evidentemente la tecnología ha avanzado bastante entre el inicio de la etapa Claremont y el final, pero uno diría que hasta demasiado. El primer texto que podemos leer en este cómic es «¡Stan Lee presenta orgullosamente el amanecer de una nueva era!» porque como todos sabemos Stan Lee era mucho de presentar todo y cobrar, más o menos lo que debería haber hecho Claremont con este tebeo, presentar y cobrar, pero lo conocemos, escribió esto a pesar de todo. Porque aunque fuera ingrato, eran sus niños y tenía que hacer algo -lo que sea- por ellos, porque no quedaran mal. Ay si el pobre supiera que treinta años después Coloso asesinaría a su amante para mantener los secretos de Krakoa, Kitty se haría llamar Katherine porque se lo ha dicho Emma Frost y el resto de personajes son casi todos como ese compañero de colegio que tuviste y que un día salió en las noticias porque le habían detenido por pederastia o algo peor. Si es duro querer los mutantes de Claremont, imagínate lo que debe de ser para su padre…
Pero sigo en la primera página, sí. Que hay unos mutantes cabrones que han robao una nave y están reventando las naves que les persiguen (luego nos dicen que son agentes de SHIELD, pero no llevan el logo por ningún lado), que ni siquiera pueden derribarlos por miedo a empezar un incidente internacional; esto es muy hábil, porque con la tontería estas dejando claro que los mutantes que buscan asilo político en la casa de Magneto son gentuza dispuesta a disparar primero, y no precisamente como advertencia. Por supuesto, Magneto siendo Magneto el viejo gruñón que es, en cuanto se les acercan las naves las revienta y saca a los astronautas de ambos bandos de las mismas sin hacerles el menor daño, a pesar de que Jim Lee no puede resistirse a dibujarles con el cristal del casco quebrado y con algo de sangre porque ya sabes, es más guay. Magneto les dice que está hasta la rabadilla de sus tonterías de mutantes y antimutantes, que los va a mandar a la Tierra a que se peguen entre ellos. Huelga decir que los únicos que andaban con el conflicto antimutante eran los mutantitos que robaron una nave para pedir asilo y que le hablan de que quieren servir a su «causa gloriosa» a lo que Magneto le viene a decir aquello de «déjame niña, que estoy esperando a la muerte». Pero ni por esas.
Resulta que nadie se había dado cuenta de que Magneto había vuelto a montarse su Asteroide M después de haberse retirado a la Tierra Salvaje con escaso éxito. Estamos ante uno de esos casos del síndrome de Hulk, que uno quiere estar tranquilo pero nadie te deja tranquilo porque eres demasiado poderoso y les hundiste un submarino que te tiró encima un misil nuclear («pero eso es horrible Diógenes, pobrecitos los del submarino» ¡Poco les pasó!) pero como ya no estamos en la guerra fría y por entonces estaba gobernando Rusia un gordo borracho -vale, si somos puntillosos todavía estaba Gorbachov, pero por el canto de un rublo no lo pilla- los yanquis y los rusos se ponen de acuerdo para llevar a cabo algo llamado «los protocolos de Magneto» -no son originales ni ná- y en vez de lanzarle un misil nuclear deciden la aproximación más habilidosa y taimada de… Yo aviso a la Patrulla X y que se encarguen ellos, que para eso están.
Y cortamos a una bonita escena que nos recuerda lo poco que sabe Jim Lee de composición, anatomía, narración, perspectiva y cualquier cosa que no sea entintado con rayitas, pero en la que nos presentan a la nueva encarnación de la Patrulla X que sí, tiene nuevos uniformes pero no, en todo lo demás no es nada original, simplemente han juntado a todos los miembros del grupo hasta la etapa Paul Smith -excepto Kaos y Polaris, esos tenían la lepra- y les han adosado a Júbilo (aunque en los números de Claremont no aparecerá), Mariposa Mental/Psylocke porque Jim Lee la hizo ninja homenajeando en exceso a Elektra y a Gambito porque lo diseñó también él y vaya si se nota. Ah, y Forja. Porque quieren sacarlo encabronado con Tormenta o yo que sé, a efectos narrativos pinta hasta menos que el pobre Banshee, que por lo menos suelta algún «acushla» y eso siempre es bonito. En cualquier caso, lo que nos llevamos de esta «emblemática» doble página es que la finca de Xavier está en terreno robado directamente a los indios, con lo que Dani Moonstar o James Proudstar habrían hecho bien en expropiarles la mansión a estos invasores de undécima generación. Fuera de bromas, es curioso que esta información asome justo en el momento en el que le están robando a Claremont la serie, ¿no?
Lo siguiente que nos encontramos es a Xavier diciendo aquello de «cuanto más cambian las cosas, más siguen igual» y siendo un agonías mientras Jean pone poses y poses porque a partir de ahora estará condenada a ello. Algo parecido a lo que le pasa a Pícara, aunque lo que destacaría yo de esta escena es como usa una página para cuatro personajes que supuestamente están tomando la misma acción sin que molestarse en crear ningún tipo de enlace, nada de nada, corta de uno a otro (con hacer un «establishing shot» al principio no vale, el trabajo del dibujante es contar las cosas visualmente, tienen que fluir) y que Claremont se encargue en el texto de explicar que lo que ha estado haciendo Pícara era abrirle camino a Arcángel y Coloso para atacar/captura a Xavier. Lo que es peor, deja claro que Bobby no vale ni pinta absolutamente nada en todo esto… Aunque tampoco mucho Arcángel, porque más allá de improvisar una bola rapida especial con Coloso, en cuanto el ruso entra y es detenido por el ataque telepático de Jean… Se quedan paraos y ni se molestan en entrar a ayudarle. Cagaos.
Y aquí si tenemos un enlace, dos viñetas con primeros planos de Sean y Scott enmarcando al siguiente grupo de asalto compuesto por los que le molan a Jim Lee: Logan -a quien no- su fotocopia japonesa de Elektra y el tío insoportable de la Gabardina que en realidad era un clon defectuoso de Mister Siniestro pero cuyo nuevo origen gilipollesco hasta el exceso iba a ser contado porque Jim Lee tenía grandes ideas sobre el particular (sigh); que fuera la peor historia del Nido que he leído -y mira que posteriormente las he leído realmente malas, incluída una en la que Broo se convierte en «Rey» del Nido y bombardea Orchis- debe ser solo coincidencia. En fin, que se pegan con unos mechas raros en las alcantarillas, porque debajo de la mansión hay unas alcantarillas enormes porque supongo que debe ser más seguro o algo. La verdad, este no conoce muy bien el sistema de saneamiento del campo, ése en el que si acaso para cada casa hay una tubería relativamente gorda que va a la general… Y eso cuando la hay. Que no, que no me cabe en la cabeza que debajo de la mansión haya una alcantarilla como las de Manhattan y más grande que las de Paris, pero allá cuidaos, que es Lobezno dibujado por Jim Lee y están todos los lectores babeando cuando no haciendo lo mismo pero con las tetas de Betsy o el culo invisible de Gambito (yo que sé, que os diga M’Rabo que puede ver de atractivo en Gambito, yo por mi parte nunca lo he soportado).
Y aun así, con todo lo que estoy rabiando con este cómic, tengo que reconocer que Logan es Logan a pesar del absurdo de las alcantarillas, o que Gambito se escurra por ellas evadiendo los sensores de la mansión para acabar asomando por el techo de un último piso; es un poco raro que alguien se meta por las alcantarillas y al rato aparezca en el tejado, pero supongo que Gambito ahi estaba de (lamentable) sustituto de Kurt y por eso parece que se ha teleportado. Por supuesto y siendo Gambito un monstruo anterior al Me Too, de esos tiempos en los que era divertido y gracioso ver a Coque Saeba colarse en el vagón de metro de las colegialas a babear ante menores de edad, el clon defectuoso decide robarle un beso a Jean Grey, que resulta ser un sueñuelo y explota «matando» a Gambito como si esto fuera el juego del calamar ese. Lo siguiente es una viñeta que pasará a los anales de la infamia, sobre todo porque supuestamente está firmada por Chris Claremont y que paso a reproducir aquí mismo. Y a transcribir para todos los que no sepan inglés, pero no esperéis comentario alguno porque sobran. Que los haga el de Claremont Run si tiene cojones…
SCOTT: «Por tu cuenta y riesgo, amigo mío.»
JEAN: Tengo que confesar que, por más arrogante e irritante que me parezca Gambito… Estos ojos, esa sonrisa, ese cuerpo… Le quita a una el aliento.
SCOTT: Oh, ¿sí? Cuando se presente la próxima ocasión recuérdame que le tire un camión encima.
XAVIER: (telepáticamente) Cíclope.
SCOTT: Un camión grande.
XAVIER: (telepáticamente) ¡Cíclope!
SCOTT: Un camión enorme.
XAVIER: (gritando) ¡Cíclope!
DIÓGENES: ¡Esto no lo ha podido escribir Chris Claremont! Recuerda muchísimo a los «chistecitos» de los 4F de Heroes Reborn o aquella JSA de New 52 que supuestamente había escrito Geoff Johns. Porque sí, Jim Lee hace risa a costa de nulificar a la pobre Jean.
Lo siguiente que vemos es que Lobezno consigue colarse entrando desde abajo (por supuesto) y le enseña las garras a Xavier, provocando que Scott se cabree e ignorando toda la evolución de la relación de Scott y Logan durante todos los años posteriores a John Byrne (y algunos de la etapa de Byrne, para que negarlo). Y a todo esto Xavier calladito, porque no pinta nada más que para llamarle la atención a Scott por hacer un chiste. Y mejor no decir nada de Tormenta, porque a Jim Lee no le debe de gustar dibujarla porque no se pasa el día apoyada encima de un hombre o algo. Me gustaría también puntualizar que, así como todos los demás estaban pegándose con los hologramas de la Sala de Peligro, Lobezno entra a la cabina de la sala de control de la sala de marras, provocando los gastos consecuentes. Pero son mutantes, supongo que tienen el dinero por castigo…
Más tarde pues lo que nos temíamos, que el arma secreta de Nick Furia era endosarles el marrón de Magneto a la Patrulla X. Lee hace una referencia directa a la historia que hizo de Magneto en la Tierra Salvaje -la cual en realidad fue un mal remate a toda la trama que tenía pensada Claremont sobre Zaladane, que se suponía que tenía que acabar siendo el catalizador para que en medio de las Mutant Wars Magneto se dejara de tonterías al enfrentarse a su «reverso oscuro»- poniendo a Pícara defendiendo a Magneto para que acto seguido Tormenta diga de fondo «esta boca es mía» pero poco más, porque lo dicho, Jim Lee debe de odiar a Tormenta o algo, porque ni siquiera se molesta en documentarse sobre cómo tiene que vestir Tormenta, ¡y da gracias de que Lobezno lleve su camisa de cuadros! Pero maldita sea, hablábamos de Claremont…
Pícara no entiende que se trate así a Magneto, como si estuviera a punto de bombardear Rusia -o la CEI, que era como se llamaba aquello en aquel momento- mientras que Cíclope insiste en que Magneto era malo, fue malo y que un Leopardo no cambia sus manchas. A lo que Lobezno responde que la última vez que miró Magneto era un hombre y no un leopardo. Claremont muy habilmente deja claro que todo el fiasco que se viene a continuación es culpa de Xavier y Cíclope, a pesar de que Xavier fue el primero que le dejó la escuela y Cíclope se chupó todo el «arco de redención» de Magneto, por lo que no debería de estar tan agresivo hacia él… A menos que estén teniendo en cuenta la mamarrachada del Factor X de Layton, esa en la que se notaba que el muy desgraciado no se había leído Uncanny y mostraba un Cíclope mosqueado porque la Escuela la dirigiera Magneto. Ah, y sale Moira en la última viñeta porque va a ser importante en todo esto, pero no por lo que algunos Hickmanianos están pensando. Eso vendría casi treinta años después.
En cualquier caso, es en esta página en la que se pergeña lo del equipo oro y equipo azul, de forma fugaz y estúpida, porque lo suyo habría sido que en la escena de la Sala de Peligro se hubieran enfrentado los dos grupos. Pero bueno, que sabré yo, mejor lo dejamos para otro día, que ahora no tengo moral para ver a Magneto seguir cayendo más abajo todavía, sobre todo teniendo en cuenta que lo hace gracias a mediamierdas como Fabián Cortez… Fabián como Nicieza, sí, debe ser justicia poética o algo.