No he quedado muy satisfecho con el DC Fandome este, que otra vez ha tenido mucho de «multimedia» y poco de cómics, a pesar de que esperaba que por lo menos le dedicaran un segmento a la salida del armario de Jon Kent. Pero no, más allá de una sección para Milestone, el aniversario de pocho de Wonder Woman y una pequeña promo sobre el Webtoon de Batman & Family, el único anuncio sobre cómics que hemos visto ha sido -dejando de lado alguna camiseta como la de Batman The Imposter (y eso es un pelín trampa, porque no deja de ser un cómic del guionista de la película)- que Superman va a cambiar de lema. Que ya no va a ser «Truth, Justice & The American Way» si no «Truth, Justice & A Better Tomorrow». Y los de siempre se han vuelto a cabrear.
Ya que estamos así aprovecho y os voy colando los trailers de las cosas, que luego no sé si M’Rabo hablará del tema.
Porque claro, fuera de EEUU lo del «American Way» nunca lo tragamos mucho; de hecho en la traducción del Superman de Richard Donner que se hizo por estos lares se sustituyó el «American Way» por «el modo de vida de los hombres», que aparte de haber envejecido un poco mal nunca tuvo mucho sentido porque, ¿qué carajo es el modo de vida de los hombres? ¿Montar genocidios, desarrollarnos hasta reventar el planeta, pasarse el día peleados? Aunque si lo pensamos un poco, el «modo de vida americano» tiene el mismo sentido, porque aunque en EEUU se esforzaran en su día en decir que lo suyo era mejor, el verdadero «camino americano» es uno basado en el intervencionismo y malmeter en los asuntos del resto, capitalismo salvaje, etcétera. Pero tampoco seamos cínicos, Superman es un personaje de ideales, y quieras que no ese eslogan -para no variar- ni siquiera se inventó en los cómics.
Poca cosa se vió de Black Adam, que ya sabíamos que The Rock -anda que no tiene un mote apropiado- daba el pego.
Porque según todas las fuentes viene del serial radiofónico de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial y con Superman pateando traseros nazis -aunque no los suficientes, no nos vayamos a engañar- y el «American Way» venía a ser una contraposición al fascismo. El American Way como la democracia, la libertad, el ser todos iguales ante la ley y el acoger a todos los inmigrantes, a todos los refugiados desdichados que anhelan respirar en libertad, esos que la Estatua de la Libertad pedía tanto que que le enviaran. Porque básicamente EEUU se fundó sobre la idea de hacer un nuevo mundo, una nueva forma de hacer, una mejor y más libre que la de los europeos, sometidos en aquel momento a un antiguo régimen de monarquías centenarias que parecían eternizarse hasta el fin de la historia (spoiler, no lo hicieron. Y menos mal).
Estaría bien que uno de los flashes fuera Grant Gustin y el otro John Wesley Shipp, por devolverle la visita y tal.
Así que el «American Way» hablaba de los ideales de las revoluciones ilustradas, burguesas, aquellas de todos somos iguales y todos tenemos derecho a ser felices. Y precisamente éso está en el corazón de la idea, el que todos somos iguales, pero lo que en 1942 se decía para combatir un racismo desbocado en Europa (y en América) después de la guerra empezó a cambiar de sentido. El lema cayó en desuso y parecía que no iba a recuperarse, pero con la llegada de la serie de televisión de Superman en plena caza de brujas, lo de American Way parecía un escudo contra el miedo al estalinismo y todos esos terroríficos guionistas y directores de Hollywood que hablaban de derechos laborales, con lo que se corrió a recuperar el «american way». Y así y por supuesto, la película de un Richard Donner que tenía como principal referente supermaniano la susodicha serie de televisión mantuvo el dichoso lema. Porque eran ideales simples, pero desde el punto de vista de un norteamericano que los tenía interiorizados, eran eficaces. Pero no en el resto del mundo.
Ésto no ha sido trailer ni nada, pero bueno, ahí está.
Porque el resto del mundo sabía lo que había. Las minorías de EEUU sabían lo que había. Superman hasta ese momento era un personaje que se vendía con el público estadounidense en mente, dejando el público internacional muy en segundo plano, a pesar de que se empezó a hacer popular por todo el planeta desde fechas muy tempranas, que las primeras traducciones de Superman al castellano son de 1940 con aquello de «Ciclón el Superhombre». Pero llegó la globalización y la idea de un superhéroe de Kansas meneando la bandera pese a ser Kryptoniano cada vez se hacía más rara, hasta el punto de que en 2011, a un pelo del New 52, David Goyer escribió una historia de complemento en el Action Comics 900 en la que Superman renunció a la ciudadanía americana. Yo ni sabía que tenía la nacionalidad, pero por lo visto se metió en una manifestación en Irán y eso había producido un incidente internacional, porque Ahmadineyad -porque sí, hablaba de una manifestación en concreto contra el propio Ahmadineyad- protestó en la ONU contra el intervencionismo de EEUU al mandarles a Superman a impedir que aplastaran a los que se manifestaban contra él. Pero luego pasó New52 y todos se olvidaron del asunto…
Otro que tampoco es mucho trailer, pero tiene mejor pinta que la primera parte y a mí esa me gustó, así que…
Pero ahora tenemos a Jon Kent intentando hacer exactamente eso, meterse en problemas «reales». El verdadero mensaje de la historia de Goyer no era tanto que Superman abandonara su nacionalidad como el lamentarse de que Superman no fuera más fiel a sus raíces, a enfrentarse de frente a los problemas de la sociedad. Todo aquello de «no interferir en la historia de los hombres» porque eso en cierto modo elimina el libre albedrío está muy bien como excusa, pero a la hora de la verdad ni el Superman de Donner ni la Supergirl de la serie de la CW han acabado sometiéndose por completo a eso. No puedes mostrar a un superhéroe como Superman mirando para otro lado mientras se cometen injusticias tremendas, mientras las mentiras envenenan todo y se culpabiliza a los que no tienen nada de los problemas de los que lo tienen todo. El «American Way» está caduco, suena mal fuera de EEUU -y sí, en China también- y en cierto modo traiciona a un personaje que nunca nació para ser un icono patriótico, si no como defensor de los que no tenían forma de defenderse.
James Gunn James Gunneando, y nosotros encantados con ello.
Y ahora la duda es, ¿sirve mejor el nuevo lema, «Verdad, Justicia y Un Mañana Mejor»? Supongo que sí… Pero tampoco. De entrada es mucho más vago, porque sí, todo el mundo quiere un «mañana mejor» pero luego no nos ponemos nunca de acuerdo en que es lo mejor para todos. Si tu le preguntas al Papa que es un mañana mejor te dirá que es un mundo en el que se lucha contra el cambio climático, se acaba el hambre y hay una renta universal para todos los habitantes del planeta, mientras que otros te van a decir que eso es un mundo de vagos -sigh- que acabaría con todo el progreso de la humanidad, pero tanto el Papa como Paco Pelanas quieren un mañana mejor, claro que sí. Que alguno me dirá que es más adecuado para Superman porque no deja de ser El Hombre del Mañana, pero a eso yo le diría que mejor se guarde ese argumento porque lo de Hombre del Mañana siempre me sonó a lo de hombre perfecto y eso siempre ha sido un poco nazi.
Esto… Puede salir muy bien o muy mal. Ya veremos, pero de entrada que llamen a Paul Dini cuanto antes.
Pero bueno, vamos paso a paso. De momento el cambio de lema es un gesto que no sé hasta dónde llegará o si realmente irá a alguna parte y no se quedará como un brindis al sol, pero de entrada a Jonathan Kent le viene mejor este nuevo lema -y a Clark también, no nos engañemos-. Superman siempre ha sido un activista político -en principio como defensor de los oprimidos, luego con Weisinger ya pasó a ser defensor del status quo- y siempre fue un personaje difícil de escribir en ese aspecto porque exigía estar en lo correcto respecto a todos los temas que trataba, y a veces no se podía estar en lo correcto por las presiones editoriales que preferían evitar los temas «espinosos», con lo que estoy convencido de que todo esto se va a acabar quedando en una serie de gestos de cara a la galería, verdades universales de perogrullo para todo el mundo menos para los cuatro apollardados con casco de papel albal que todavía se creen que el cambio climático contra el que combate Jon Kent no existe o los fans de los discursos de Cráneo Rojo.