Fiel a la costumbre de expandir las fronteras de lo que hablamos por aqui sigo adentrándome en el cada vez mas fascinante mundo del manga BL, ese que hace rechinar la dentadura de Diógenes como si fuese un sonido de ultratumba, y descubriendo a autoras cuya obra de momento no ha llegado por España. Y es que aunque a veces parezca que por aquí se esta publicando mucho de este tipo de manga la realidad es que los que nos llega es una fracción mínima y que hay una cantidad indecente de obras y autoras cuya presencia por aquí ni olemos. Y de entre estas uno de los nombres que mas veía repetido entre quienes reclaman una mayor presencia de este tipo de obras en nuestras librerías es el de Ranmaru Zariya, por lo que me decidí a probar suerte con su obra con uno de sus títulos autoconclusivos, Liquor & Cigarettes, y no podría haberme quedado mas satisfecho con la experiencia, por lo que hoy toca reseña.
Theo y Camilo han sido vecinos y amigos toda la vida y tras la jubilación de sus respectivos padres siguen viéndose a diario ya que ambos se han hecho cargo de los negocios familiares, una Licorería y una Tabaqueria, situadas una frente a la otra. Pero esa amistad de toda la vida se complica cuando Camilo, que jamás ha ocultado su bisexualidad, le confiesa a Theo que lleva años enamorado de el y que espera que le de una oportunidad de salir con el, a pesar de la heterosexualidad de Theo. Una confesión que no pilla del todo por sorpresa a Theo quien ya sospechaba de los sentimientos de su amigo, pero que despierta en el algo en lo que nunca había querido pensar demasiado, ya que aunque siempre se ha considerado hetero y solo ha tenido novias, no puede negar que hace mucho tiempo que Camilo es para el mucho mas que un amigo…
La premisa de Liquor & Cigarettes difícilmente podría ser mas clásica, amigos de la infancia que en la edad adulta se dan cuenta de que sus sentimientos han cambiado hacia algo mas profundo, una premisa que aquí se complica un poco al ser esos amigos dos hombres. Y aunque el pueblecito en el que viven ambos parece bastante tolerante, Camilo jamás ha ocultado su bisexualidad y hay personajes secundarios gays que también viven su vida sentimental abiertamente, siguen existiendo esas miradas de reojo, esos comentarios a las espaldas y especialmente los propios prejuicios internos que impiden a Theo atreverse a profundizar en si mismo.
Y ese es el eje principal sobre el que gira este manga, la lucha interna de Theo contra esos sentimientos de los que no esta seguro de lo que significan ya que los ha mantenido toda su vida en segundo plano, tratando de ignorarlos, porque a pesar de tener delante el ejemplo de Camilo y de otros amigos, le aterra la idea de que quizás el también sea bisexual. Un conflicto al que Theo no se enfrenta de la mejor manera posible, utilizando como excusa su “entrenamiento” para participar en la cata de vinos de las fiestas del pueblo (Theo tolera muy mal el alcohol pese a regentar una licorería) y atreverse solo cuando esta muy bebido a explorar eso que quizás sienta por Camilo.
Pero pese a que esa parte de la historia podría resultar muy problemática, aunque sin duda real como la vida misma, Ranmaru Zariya lo maneja con una sensibilidad exquisita. Si, Theo solo se atreve a dar tímidos pasos con Camilo cuando el haber bebido mas de la cuenta le da valor para ello, y aunque esto probablemente seria la peor forma de afrontar algo así en la vida real, en el manga en ningún momento da la sensación de que Camilo se este aprovechando de la situación o de su amigo, si no que nos encontramos con que Camilo tiene tanto miedo o mas que Theo, tratándole con un cuidado extremo, con pánico a hacerle daño y alejarle de su vida. Y es que aunque ambos amigos se aproximan a este amago de relación desde lugares muy diferentes, lo que tienen en común es el miedo extremo a hacerse daño a si mismo o hacérselo al otro, ya que independientemente de la naturaleza exacta de sus sentimientos, lo que si tienen claro es que son muy importantes el uno para el otro.
Es este aspecto del manga uno de los mas atractivos, ese viaje emocional de Theo tratando de entenderse a si mismo y siendo el mismo su principal enemigo. Durante todo el manga le encontramos luchando no contra los prejuicios de los demás, que son prácticamente inexistentes, sino contra los propios. Al mismo tiempo que esos prejuicios van en paralelo con recuerdos de su pasado compartido con Camilo, con momentos en los que creyó sentir que quizás sentía algo mas que amistad hacia su amigo pero que siempre eran acallados por esos prejuicios que le llevaban a convencerse de que eso era imposible ya que a el lo que le gustaban eran las mujeres, quizás negándose una parte de si mismo.
Y con este manga con el que he descubierto el trabajo de Ranmaru Zariya, me he encontrado no solo con que es una gran escritora, sino que es una dibujante increíble. Solo por los escenarios en los que se desarrolla la historia ya podemos apreciar el talento de esta mangaka, con un pueblo que que desprende autenticidad por los cuatro costados, con esas callejuelas de escaleras que rebosan de vida repletas de secundarios que no están ahí simplemente haciendo bulto, sino que parecen formar parte de sus propias historias.
No menos admirable son esos personajes tan vivos y naturales en los que la autora demuestra su versatilidad tanto en las escenas cotidianas como en las de sexo (si, sorpresa, hay sexo, que cosas) en las que pese a lo explicita de las mismas, lo que mas se aprecia es su elegancia y buen gusto a la hora de mostrar estos momentos sin que parezca que estamos ante algo pornográfico. Un talento que se aprecia también en los pequeños detalles, cuando es capaz de mostrar todos los sentimientos de sus personajes con detalles extremadamente sutiles como un ligero temblor de manos o cambios en la expresión casi inapreciables.
Un manga que además tiene la peculiaridad de no estar ambientado en Japón como suele ser habitual, ya que aunque nunca se identifica el pueblo por su nombre o se nos especifica donde esta, todo parece indicar que se trata de algún lugar de Andalucía. Ya la arquitectura del lugar o los nombres de sus personajes nos dejan claro que esta historia se desarrolla muy lejos de Japón, y a lo largo del manga nos encontramos con pequeños detalles como que los carteles por las calles están escritos en español, que la tabaquería de Camilo tiene en su escaparate el símbolo de las expendurias de tabaco y timbre, que sus protagonistas beben orujo, cerveza alhambra o kalimotxo (escrito así tal cual) o que Camilo se pasa el día fumando ducados. Por lo que esta claro que nuestros protagonistas son españoles y que quizás Ranmaru Zariya haya disfrutado de algunas vacaciones en Andalucía, que aquello es un destino turístico muy apreciado por los japoneses y aquí hay muchos detalles que parecen mas provenir de experiencias personales que de la documentación.
Como primera toma de contacto con la obra de Ranmaru Zariya no podría haberme quedado mas satisfecho, habiendo descubierto con este manga a una autora en cuya obra voy a tener que zambullirme, obra que espero que alguna editorial española se anime a publicar por aquí, porque si este Liquor & Cigarettes es una buena muestra de lo que es capaz de hacer, los lectores españoles se merecen descubrirla en condiciones sin tener que recurrir a ediciones extranjeras.