Según hemos ido llegando al final, he de reconocer que cada vez me ha resultado más complicado escribir estos posts. Porque si al principio lo que me impulsaba era el entusiasmo de releer buenos tebeos, de la admiración hacia el trabajo de autores como Claremont, Nocenti o Romita Jr, en las últimas semanas nos hemos encontrado como tramas aparecen y desaparecen de forma apresurada, arcos argumentales son truncados sin la menor ceremoniosidad y cómo muchos personajes se quedan a medio desarrollar. Así que me gustaría utilizar este post para analizar a todos y cada uno de los miembros del grupo y su evolución a lo largo de la etapa australiana.
Una vez finalizado su arco con Forja y la pérdida de poderes, Ororo no tiene apenas protagonismo a pesar de ser la líder del grupo. Claremont tiene más interés en los nuevos miembros y, aunque no estoy de acuerdo en que fuera un personaje «terminado», creo que la idea de Claremont era la de seguir mostrándola como una líder en formación, con sus defectos y virtudes, pero ni antes ni después de Inferno llega a tener ese momento para brillar. Que ojo, tampoco me quejo, una Tormenta de Claremont sin mucho protagonismo ya es mucho mejor que cualquiera de las Tormentas posteriores.
Lobezno
Viene de su etapa como mentor de Kitty/Rachel y su maduración como «guerrero samurai», Logan ahora pasa a tener mucho menos protagonismo porque Claremont pasa el foco de su desarrollo a su serie regular, por lo que aunque tiene sus momentos durante la saga del Nido o Genosha, llegado cierto punto podría decirse que desaparece de la serie, y hasta lo hace literalmente en el último tramo cuando los deja plantados cuando más lo necesitan.
Coloso
Aquí tendría yo que cabrearme, porque tenemos a un Coloso incapaz de transformarse en humano frustrado por no poder reunirse con su familia, y sin embargo el personaje está completamente de fondo. Peter nunca fue el mejor personaje del grupo, pero no dejaba de tener su protagonismo y era un gran contrapeso para sus compañeros; lamentablemente el foco estaba en los nuevos miembros y en fin… Que se quedó de lado.
Psylocke
Betsy es un personaje interesante, porque tras las jugarretas que le hizo Mojo y tener que aguantar ella sola a Dientes de Sable llega con cierta sed de sangre y ganas de vengarse -no se corta en pedir la pena de muerte en varias ocasiones- y para cuando acaba la etapa es la que se acobarda y usa sus poderes mentales para que se raje el resto del grupo; sus mejores momentos estuvieron antes de Australia, claramente.
Pícara
Es durante Genosha cuando más protagonismo tiene y cuando surgen las mejores ideas con el «despertar» de Carol Danvers, pero como dije en posts anteriores, la cosa dura tan poco que duele ver como una idea con tantas posibilidades es tirada a la basura; el contraste que da Claremont entre la Pícara asustada y la Carol segura de si misma es la mar de interesante, pero con lo poco que lo vemos… En fin, que se le va a hacer. Que había prisas.
Longshot
Se lo trajo de la miniserie de Nocenti y para poder sacar a Mojo de vez en cuando, pero Longshot en Australia descubre su poder para leer objetos, flirtea con Dazzler y Pícara y… Poco más, llegados a cierto punto prácticamente desaparece hasta tal punto que alguno diría que lo hace literalmente por las pintas que tiene en su última aparición; me encantaría leer el guión original de Claremont para entender cómo es posible que Lee lo interpretara así:
Dazzler
Alison Blaire nunca quiso ser mutante, nunca quiso pertenecer a la Patrulla X y a la mínima oportunidad se escapa al bar del pueblo de al lado a hacer lo que más le gusta, cantar y bailar. Es tremendamente infeliz y trata de llenar ese vacio con su novio Longshot, poniéndose celosa y demás, pero en realidad le da absolutamente igual y por eso no tiene muchos reparos en entrar al Lugar Peligroso y olvidarse de todo lo demás. Probablemente lo más parecido a un arco de personaje completo que tiene esta etapa, a pesar de que Claremont la recuperara poco después en un número autoconclusivo en el que empieza a aceptarse como superheroina.
Kaos
Seguramente el personaje más interesante de la etapa australiana, con Claremont llevándoselo al lado oscuro, dejando que lo seduzca la Reina Duende y Alex cada vez más dispuesto a matar a quien haga falta. Lo más parecido a darle la puntilla y rematar el personaje viene cuando se carga a Tormenta por error, pero como siempre había demasiada prisa y la cosa acabó demasiado pronto.
Madelyne
Me voy a llorar a una esquina, hasta luego.
Pórtico
Es un señor sentado que teleporta gente. A veces toca la flauta.; si no he dicho nada de él hasta ahora es por algo.
Júbilo y Polaris
Personajes secundarios que salen de fondo y cuyo desarrollo estaba pensado para los números siguientes a Australia.
Que nadie se engañe, no estoy echándole la bronca a Claremont ni mucho menos, simplemente la de Australia es una etapa realmente breve (Uncanny 229 – 252, unos veintidós números y con Inferno comiéndose la cuarta parte) que se nota forzada en muchas ocasiones y que tenía el potencial de haber llegado mucho más allá si se le hubiera dado el tiempo que necesitaba. Haceos cargo, los treinta números anteriores a Australia tienen unos diez números de preparación para la Masacre Mutante y otros diez para la Caída, todos avanzando de forma natural y sin forzar la máquina a lo loco, mientras que en el caso de Australia tienes dos sagas (el Nido y Genosha) el salto casi directo a Inferno y después dos números casi de relleno y el inicio del derrumbe del grupo; casi se podría decir que no hay etapa australiana que valga, porque a esto casi no se le puede llamar ni etapa. Y sin embargo, el cambio de status quo de la serie le voló la cabeza al público de la época hasta el punto de que muchos de los que se quejaban de que en el grupo «había demasiadas chicas» se unieron a los que soñaban con volver a los tiempos de Tormenta, Lobezno, Coloso, Kitty y Rondador, a tiempos más simples para el grupo, porque a muchos de los nuevos miembros no hubo ni tiempo para cogerles cariño.
Y es triste, porque creo que los personajes habrían merecido una oportunidad; si echamos la vista para atrás a los primeros números de Claremont en la serie, personajes fundamentales del grupo como Tormenta o Coloso apenas estaban desarrollados en los cuarenta primeros números, con el peso del cómic cayendo sobre otros como Lobezno -la gran estrella de la era Byrne- Jean o el propio Scott; en el caso de los australianos tenemos un tebeo mucho más maduro y coral, pero que por esa misma razón habría necesitado mucho más tiempo. Y es que si hacemos un análisis de la etapa Claremont en general, vemos como el guionista pasa de un estilo estándar de escribir la historia o la saga del mes a pensar tramas cada vez más y más a largo plazo, con personajes cada vez más complicados y con un mimo tanto a héroes como villanos muchísimo mayor, por lo que la caracterización se vuelve más complicada y, al hacer la evolución de los personajes en paralelo no tenemos tantos «grandes momentos» como si hubiera hecho una historia centrada en un personaje, luego en el siguiente y demás; precisamente por eso en Australia lo que funciona es la historia del Nido (Kaos cayendo del caballo, la posesión de Lobezno, la caracterización de la primera víctima del Nido) o la de Genosha (Carol Danvers) y el personal no se acuerda tanto del resto de números con Dazzler escapándose al bar del pueblo de al lado a la mínima oportunidad y detestando la vida que tiene.
Y ahora podría daros la paliza con lo malo que era Bob Harras y como entre él y Jim Lee echaron a Claremont para «recuperar las esencias del grupo» pero creo que es mejor comentaros como esta serie a la altura del número 200 era un éxito de crítica y público, un fijo en todas las nominaciones a premios de la época y para el final de la etapa australiana empezaba a ser considerada «comercial», siendo eclipsada completamente por la incipiente línea Vertigo y sus predecesoras; los mutantes tenían demasiadas series y era difícil empezar con ellos, porque no entendías nada entre tanto personaje raro. Pero aun así y si viajamos unos años atrás, hacia 1985 la queja generalizada era que el cómic «tenía demasiados personajes y que cambiaban mucho», que se estaba volviendo «muy oscuro» (antes de la Masacre Mutante, sí), que Kitty ya no era Kitty (tras la miniserie Kitty Pryde & Wolverine, en la que ella aprendía a ser una asesina ninja) que había demasiadas series de mutantes (solo dos regulares, New Mutants y la propia Uncanny, más alguna serie limitada de vez en cuando) y que la historia en la que Kulan Gath transforma todo Manhattan en un cómic de Conan es la peor de toda la historia del grupo. Y todo porque Claremont la deshacía al final del cómic con un par de gestos del Doctor Extraño como si no hubiera pasado nada, un deus ex machina de libro… Pero, ¿y lo bien que lo habíamos pasado por el camino?
Después de la etapa australiana, a Claremont solo le quedará un año en la serie. Silvestri acabará por claudicar por verse incapaz de mantener el ritmo de la serie por mucho que le encantara recibir los cheques todos los meses, y Bob Harras tampoco será capaz de conseguir un sustituto regular, apostándolo todo a un Jim Lee que tampoco destacó nunca por ser rápido. Finalmente, toda la historia de las Mutant Wars con sus macroarcos argumentales a lo largo de los siguientes dos o tres años sería rechazada por un Bob Harras que comenzó a conspirar en secreto con Jim Lee, su compañero de estudio Whilce Portaccio y Rob Liefeld porque, en palabras del segundo «Bob odiaba todo lo que le decía Claremont le gustaba la mitad de lo que le decíamos nosotros»; aquellos X-Men «del cambio» no eran muy aceptados por los nostálgicos como Jim Lee, que solo buscaba dibujar la Patrulla X que había leído de crío, aquella dibujada por John Byrne. Así, Mutant Wars acabaría transformada en X-Tinction Agenda, crossover en el que Louise Simonson ataría todos los cabos sueltos de su etapa en Factor X para poder abandonar Marvel sin dejarse cuentas pendientes después de que Rob Liefeld la echara de malas maneras de New Mutants (gentuza.) Por su parte, Claremont seguiría con su tira y afloja con Harras y Lee unos números más hasta que el editor quiso enseñó todas sus cartas y le vino a decir que a partir de ese momento Uncanny pasaría a estar guionizada por Whilce Portacció y la nueva serie de X-Men por Jim Lee, quedándose Claremont solo como dialoguista, lo cual fue el insulto final y lo que hizo que Claremont pusiera el punto final a la etapa más brillante de Marvel Comics a este lado de Jack Kirby.
Preguntado un par de años antes si contemplaba la idea de dejar los mutantes, Claremont respondía «Nada dura para siempre; Marvel puede ser vendida mañana, puedo ser despedido mañana, podría dejarlo mañana, me podría atropellar un autobús mañana, vete a saber. La respuesta que siempre doy a este tipo de preguntas es que espero tener la fortaleza de carácter de dejarlo cuando ya no sea divertido, cuando deje de disfrutar de los personajes, de las series y cuando empiece a sentirme solo un asalariado. Hasta ahora no ha pasado, en parte porque he tenido mucha suerte con la gente con la que me ha tocado trabajar.»