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Disolución sin renacimiento: La Patrulla X en Australia (XIII)

Chris Claremont tenía la buena costumbre de hacer un número «de relax» justo después de cada historia que tuviera un gran peso dramático. Vamos, lo que se dice meterte un número ligerito con una historia corta y con un par de subtramas, en el que la Patrulla X jugaba al béisbol o algo parecido y mostraban su humanidad. En el caso de Inferno habrá dos números, uno protagonizado por las chicas en «Noche de Damas» y otro por los chicos en «¡Hombres!».

Aquí Marc Silvestri, dándole a los Cazafantasmas bien fuerte.

Noche de Damas lo dibuja Marc Silvestri y destaca por ser la presentación de Júbilo, personaje que se hará más famoso en los 90 por suplantar el puesto de Kitty en la serie de animación y al que nunca le acabé de ver mucha gracia. También nos recupera unos personajes peculiares que ya asomaron en Inferno llamados «Escuadrón M», una suerte de cazafantasmas que intentan ocupar el hueco dejado por Factor X cuando se reveló que no eran una gentuza racista que cazaba mutantes como si fueran fantasmas; su objetivo a lo largo del cómic es cazar a Júbilo, que está viviendo de okupa en un centro comercial en el que curiosamente las mujeres x han decidido usar para salir de compras, con lo que el enfrentamiento entre ambos tiene el cachondeo necesario para aligerar un poco la serie tras toda la tensión y oscuridad de Inferno.

Será el mejor trabajo de Liefeld pero sigue siendo Liefeld, menudo mojón de diseños.

Por su parte, ¡Hombres! cumple más o menos el mismo objetivo al ser una parodia el Invasion! de DC Comics y que, al igual que el cómic de la Distinguida Competencia, narra el inicio de una invasión alienígena empezando por Australia, con la mala suerte de que, a diferencia de lo que pasa en el original, no encuentra el continente austral vacio de superhéroes al encontrarse por allí a los Lobezno, Coloso y demás mutantes tratando de emborracharse y hasta alegrándose de poder combinarla con una buena pelea con los extraterrestres. El cómic destaca por un aluvión de chistes malos y porque seguramente sea el mejor trabajo de Rob Liefeld de toda su carrera, porque por lo menos es legible y eso ya es mucho más de lo que se puede decir del resto de sus cómics. En definitiva, dos cómics ligeros y de pausa para que tomemos fuerzas a los números siguientes, esos que van a hacernos sufrir porque  a partir de aquí viene la disolución del grupo, con un goteo constante de pérdida de miembros en cada número hasta que se queden a cero y termine la etapa australiana (y esta serie de posts).

¡La alta costura de los superhéroes, un original de Cockrum, oiga!

Aun así la trama que más me llama la atención en este momento es una desaprovechada que viene ya de Genosha, la de Pícara enfrentándose a la idea de tener que compartir el mismo cuerpo con Carol Danvers, un concepto que es una pena que no llegara antes, porque el personaje lo habría agradecido bastante y en la época de Harras no se le permitió el tiempo suficiente para madurar y llegar a algo más interesante. Y es que más allá de Carol tomando el control de su cuerpo en Genosha y algún episodio de Pícara cabreada porque Carol ha tenido la mala leche de redecorarle el piso entero, los números 246 y 247 son las únicas historias de Carol controlando a Pícara, y para el 247 la moza ya ha recuperado el control de su cuerpo aunque esté llevando el traje de Ms Marvel. Y es una auténtica pena, porque es Claremont recuperando a Ms Marvel, revisitando viejos lugares con un cuerpo que no es el suyo y todo eso sabe a poco, porque en seguida Molde Maestro se fusiona con Nimrod, se pone echo una Furia y Carol/Pícara se tienen que dar de tortas con la tostadora.

Pues tú con tus trajecitos tampoco estás para hablar, ¿eh?

Tras un millón de quejas de Pícara por lo hortera que es el traje de Ms Marvel, Molde Maestro es tragado por el Lugar Peligroso y se lleva a Pícara con ella, cerrando la subtrama de Carol/Pícara porque para cuando vuelva ya no se hablará más del asunto. Se abre también una subtrama en la que el senador Kelly y Sebastian Shaw acuerdan reiniciar al programa centinela y se presenta ya a los villanos del número siguiente, el 248, ése en el que Nany y el Creahuérfanos tratan de capturar a la Patrulla X para salvarla de la venganza de los Cosechadores y Donald Pierce (el antiguo Rey Blanco del Club Fuego Infernal) y que acaba con Kaos creyendo que ha matado a Tormenta (baja que se une a la de Longshot, que deja el grupo para encontrarse a si mismo y aquello nunca fue a ningún lado). Aun así el 248 tiene su puesto en la historia por, como ya comentamos un par de semanas atrás, tener el dudoso honor de ser el primero dibujado por Jim Lee, responsable de buena parte de los problemas de la serie en un futuro.

Y sí, repito la imagen del post del otro día pero creo que es el mejor ejemplo de Jim Lee y los imageboys: personaje encabronao saltando hacia el lector y líneas cinéticas locas. Y ya.

Ojo, que el 248 tampoco puede ser considerado como el primer número de la etapa Jim Lee, porque solo es un tanteo por parte de Bob Harras; viendo las dificultades de Silvestri para mantener el ritmo mensual -y en ocasiones hasta quincenal- de la serie, el editor cree con razón que Uncanny necesita un sustituto fijo y por eso Harras tanteará algunos dibujantes del momento, pero ninguno acabará de cuadrar y Jim Lee tardará en llegar; y es que aunque en aquel momento su popularidad ya está explotando, todavía está comprometido con Punisher War Journal por unos cuantos números más, por lo que Harras se lo reservará para unos diez números más tarde, a finales de 1989.

¿Queréis un cabo suelto? Los ordenadores y la tecnología que se reparaba sola de la antigua base de los Cosechadores, nunca se explicó de dónde habían salido.

El 249 y el 250 girarán en torno a Polaris y el intento de Zaladane de invadir una ciudad del sur de Chile, con Kaos volviéndose cada vez más chungo -hasta el punto que la chunga del grupo, Mariposa Mental, acaba llamándole la atención- y la propia Betsy Braddock descubriendo una profecía terrible; si vuelven a Australia, serán asesinados por los Cosechadores, por lo que entre el 250 y el 251 Betsy convence al grupo con un «empujón telepático» para que no planten cara a los Cosechadores y escapen por el Lugar Peligroso; ¿estamos ante una de las primeras manipulaciones del Rey Sombra? Yo que sé, a mi esto me parece un poco forzado.

Entre vosotros y yo, la excusa me parece un poco cutre.

 

El número siguiente, el 251, arranca con Lobezno crucificado en una X gigante, en un número compuesto básicamente por flashbacks y ensoñaciones febriles de Logan mientras Jubilo empieza a plantearse liberarlo, lo cuál hará en el 252 cuando ambos se escapen en un número dibujado por el sustituto natural de Silvestri y el que debería haber sido dibujante principal de esta etapa, Rick Leonardi, en una historia en la que entre enfrentamiento y enfrentamiento con Lobezno, se profundiza en el carácter de los Cosechadores y en sus afanes por redecorar las casas de todos los miembros de la Patrulla.

Que a ver, hay que admitir que la imagen icónica es un rato.

Y finalmente en el 253 tenemos la última historia australiana, dándose los pasos iniciales para la creación del grupo interino de la Isla Muir y la primera aparición de uno de los miembros «perdidos» del grupo, Tormenta, ahora convertida en una moza de unos 10 años. Y así se acaba Australia, no con una explosión ni una gran fanfarria, si no con una derrota la mar de bajonera y con los lectores más confundidos que nunca sobre qué está pasando o que va a pasar.

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