Como no va a ser Diógenes el único que se dedique a reseñar cómics viejos de superhéroes toca tomarle prestada su idea pero para hablar de cómics divertidos de verdad. Y para ello hoy toca hablar del Anual 14 del Increíble Hulk (1985) a cargo de dos autenticas leyendas del cómic. Por un lado tenemos a un John Byrne que acababa de comenzar su tristemente breve pero muy interesante al frente del personaje y por el otro a alguien que para los lectores mas veteranos es uno de los dibujantes mas icónicos del personaje, Sal Buscema. Dos grandísimos autores que enfrentaron al coloso esmeralda contra una de sus mayores enemigos… la obesidad mórbida (en serio).
Para Hulk aparentemente era un día tranquilo, uno de esos en los que podía ir saltando por el desierto alegremente sin que el General Ross o Glenn Talbot le persiguieran al frente de cientos de soldados armados hasta los dientes. Pero como suele sucederle a menudo alguien estaba vigilándole muy de cerca y no precisamente con las mejores intenciones en mente. Y así desde una misteriosa nave que llevaba tiempo persiguiéndole surgen dos brazos mecánicos que consiguen atraparle en pleno salto, y sin suelo firme bajo sus pies ni siquiera su increíble fuerza puede evitarle ser arrastrado hacia el interior del vehículo de sus captores.
Unos captores que observan los infructuosos intentos de Hulk de escapar protegidos en una sala sellada y podemos ver que el líder de esta siniestra operación es un hombre que emana autoridad y que a su lado incluso Kingpin o la Mole parecerían delgados (con Babosa la situación estaría mas igualada).
Y aunque Hulk ya tiene sobrada experiencia en escapar de las trampas tecnológicas de sus variados adversarios, incluso el necesita respirar, y tras un breve enfrentamiento contra uno de los agentes de su captor un ataque con gas consigue noquearle definitivamente.
Tras despertar a medias nos encontramos a Hulk atado a una camilla diseñada para el y con su cabeza bajo una pequeña cúpula que le bombardea constantemente con gas para que pueda permanecer apenas consciente e incapaz de moverse. Un momento en el que podemos apreciar mejor a su secuestrador y observamos que su enorme peso le obliga a utilizar unas muletas gigantes para poder desplazarle. ¿Pero que propósitos siniestros tiene este villano planeados para Hulk?
Al parecer su captor, que ya sabemos que se llama St. Johns cree que la condición de Hulk puede ser la llave de su prisión, y aunque no entra en detalles acerca de lo que eso significa, uno de sus empleados extrae unas muestras de sangre del gigante como parte de sus planes. Unos planes que implican ¿que St. Johns no tendrá necesidad de volver a alimentarse? Pero aunque pueda sonar así, no estamos ante una historia de canibalismo gamma precisamente.
Y tras descubrir que los científicos que ayudan a St. Johns fueron en el pasado profesora y alumno en la Universidad y que la participación de ella en este plan nace del amor que aun siente por su antiguo alumno (porque a Byrne le encantan las relaciones sentimentales con diferencia de edad) alguien ha accedido a los controles de seguridad y ha desactivado las medidas que retenían a Hulk, quien vaga sin rumbo por la nave tratando de encontrar una salida.
Un deambular que le lleva hasta una gigantesca sala poblada por criaturas monstruosas que lo único que tienen en común tanto entre si como con el propio Hulk es el inequívoco color verde de la mutación por radiación gamma…
Como es de esperar en una situación así, y tras todo lo que ha vivido en las ultimas horas, Hulk se lanza sin pensar contra estas criaturas, lo que permite a Sal Buscema lucirse como solo el sabe hacer mostrándonos uno de esos combates cuerpo a cuerpo que tan bien se le daban (y se le daba bien todo) y que incluye como no podía ser de otra forma esos puñetazos impactantes que casi podemos sentir y que lanzan al contrario hacia el lector. Y si hiciésemos una recopilación de todas las veces que Buscema utilizó este recurso estoy seguro de que tendríamos miles de ejemplos.
Unas criaturas que obviamente son fruto de los experimentos de St. Johns y sus científicos, prototipos defectuosos creados con radiación gamma que ya no necesitan porque cuentan con el material genético de un espécimen como Hulk. Pero lo que seguimos sin saber es lo que pretende conseguir el villano con todo esto, pese a que resulta fácil de intuir.
Pero la doctora Kelloway ya ha perdido toda su paciencia y con los restos de decencia que quedan (y hablamos de una mujer que se ganaba la vida realizando abortos ilegales y experimentando con personas a las que probablemente habrán secuestrado también solo para estar cerca de ese ex alumno que no hace mas que mostrar asco hacia ella) se enfrenta a su jefe, harta del trato que esta recibiendo una criatura como Hulk que es poco mas que un niño grande (muy grande) dándole a su jefe donde mas le duele.
Y aquí ya nos queda claro cual era el plan maestro de St. Johns todo este tiempo, algo obvio que muchos han perseguido antes que el y lo han seguido haciendo después, obtener el poder de Hulk.
No lejos de allí St. Johns y el Doctor Kortz se preparan para cumplir el sueño del villano de ver transformado su cuerpo en una masa de músculos imponente sin los problemas de movilidad causados por su obesidad extrema, porque se ve que alguien como el con tantísimos millones a su disposición (construir esa nave y todo el equipo en su interior no ha debido ser barato) no podía contratar médicos, entrenadores personales y gente así para ayudarle a perder peso. Pero ya se sabe como son los villanos de los universos superheroicos, siempre se van a lo extremo.
Pero Hulk se acerca poniendo en peligro la finalización del proceso, por lo que Kortz manda a la mierda todas las precauciones y aumenta la potencia de su equipo para transformar a su jefe de forma inmediata… ¿Tendrá Hulk que enfrentarse a un enemigo capaz de hacer palidecer a la Abominación?
Y cuando Hulk consigue entrar en la sala se encuentra con una visión capaz de dejar sin palabras a cualquiera. Si, St. Johns ha cumplido su sueño de convertirse en otra criatura Gamma, pero el resultado dista mucho de lo que St. Johns había imaginado…
Para el horror de Kelloway su amado ex alumno (que era escoria) ha muerto a manos de su jefe, probablemente debido a que el experimento le ha dejado aun mas gordo de lo que era. Pero como no tarda en darse cuenta esto no es debido a un fracaso del proceso, sino a su éxito. Y es que la radiación Gamma lo que hace es aumentar lo que ya esta ahí, por eso con personas con una complexión delgada o canija como Banner, su prima Jen, Sansom o incluso Blonsky, la radiación los convirtió en seres musculosos. Pero en el caso de St. Johns lo que había en su cuerpo y en abundancia era grasa, muchísima grasa, y eso es lo que ha potenciado la radiación convirtiéndole en la monstruosidad que hay ante ellos.
Pero si St. Johns ya tenia antes problemas para moverse debido a su masivo peso, ahora que este se ha visto multiplicado de forma grotesca ya ni siquiera su cuerpo irradiado puede soportarlo, y pareciendo explotar desde dentro el villano se colapsa muerto sobre Kelloway y el cadáver de su amado, aplastándolos.
Y ante ese dantesco espectáculo en el que ha muerto esa mujer a la que Hulk había llegado a considerar una amiga, Hulk llega a la conclusión de que su destino es estar solo y se aleja mientras el cadáver de St. Johns se descompone rápidamente.
Este cómic ya nos deja claro que todo esto del «body horror» en Hulk no es algo que hayan introducido Al Ewing y Joe Bennet en tiempos recientes, sino que es algo que en mayor o menor medida siempre ha estado ahí. Aunque debo decir que me sorprende que Ewing no haya recuperado a este personaje para su etapa, ya que dado lo que se sabe sobre las personas irradiadas por la radiación Gamma y el tipo de historias que ha estado contando, hubiese encajado a la perfección.
Aunque también es un cómic que de publicarse hoy en día sin duda hubiese provocado muchísimo revuelo (menos mal que no existía twitter en los 80). Porque en estos tiempos de positividad corporal mal entendida que lleva en algunos extremos a celebrar situaciones poco saludables, la idea de un villano tan gordo que apenas puede moverse y que muere cuando aumenta aun mas de peso, sin duda hubiese cabreado a mas de uno. Especialmente viniendo de un John Byrne que a lo largo de su carrera nos ha dado mas de un ejemplo de personajes con un sobrepeso que iba de lo convencional a lo extraordinario y que o bien lo perdían “mágicamente” (junto con un rejuvenecimiento) como Wezzie Mason o Spitfire o cuyo peso era parte de su superpoder y que podían adoptar una forma esbelta y escultural a voluntad como Big Bertha. Lo que hace pensar que Byrne igual esta un poco en contra del sobrepeso.
Pero sea cuales sean las conclusiones que saquemos de este cómic, lo que no cabe duda es que este Anual 14 de Hulk es un cómic muy divertido en el que dos de los autores mas grandes del genero superheroico crearon una pequeña historia autoconclusiva que da gusto leer y que nos recuerda que en el cómic e superhéroes cabe prácticamente cualquier cosa.