Gracias a su reciente amago de boda estos días hemos estado hablando del Doctor Muerte y de su peculiar relación con Namor, quienes a lo largo de la historia del Universo Marvel han alternado entre ser ser enemigos y aliados en multitud de ocasiones. Así que nada mejor para la ocasión que hablar de uno de sus mas extravagantes encuentros, el que tuvo lugar en la paginas de “Spidey Super Stories”, una especie de spinoff en cómic del segmento del mismo nombre que se emitía dentro del programa de televisión infantil “The Electric Company“. Un encuentro delirante enfocado hacia un publico mucho mas joven del habitual de los cómics de Marvel y que dio para la historia uno de los memes mas absurdos que me he encontrado nunca. Así que preparémonos para viajar a unos años ochenta mas locos que nunca para descubrir por que el Doctor Muerte le soplo el cuerno a Namor (esto casi suena a Manga BL)
Todo comienza una apacible mañana en la sede de las Naciones Unidas, donde el Doctor Muerte ha decidido hacer una visita poco sociable ofreciendo a los dignatarios allí presentes una buena muestra de los modales Latverianos.
Un Doctor Muerte mas maquiavélico que nunca que se encuentra allí en una misión diplomática con el objetivo de reclutar a un poco interesado Príncipe Namor de Atlantis para uno de sus diabólicos planes…
Pero el Doctor Muerte no es alguien que acepte con resignación las negativas, así que hace lo que cualquier persona sensata y razonable haría en su lugar, noquear a Namor y secuestrarle.
Por suerte para el Principe de Atlantis, Spidey (a quien en este cómic no llaman nunca Spiderman) se encontraba por allí en su identidad de Peter Parker y se lanza al rescate. Pero el Doctor Muerte esta preparado para todo, y tras ponerle a Namor un collar de esclavitud que le doblega a su voluntad (en serio, esto cada vez parece mas un manga de esos que no le gustan a Diógenes) le ordena atacar a Spidey.
Y después de que Namor (contra su voluntad) se ha liberado de su perseguidor, El Doctor Muerte le ordena que le lleve a Atlantis, sin que parezca que tenga un plan mas allá de ir improvisando sobre la marcha, como si se hubiese cabreado por la negativa del atlante y hubiese dejado de razonar en ese punto.
Una vez en Atlantis Muerte ordena a Namor que le lleve a su sala del trono, donde al ver allí colgando del techo un misterioso cuerno (colgado con dos hilillos, sin protección alguna) no resiste la tentación de descolgarlo y soplarlo, con el consiguiente cabreo de su «anfitrión» que debía esperar que fuese otra persona quien soplase su cuerno. Un acto que provoca un fuerte estampido en el exterior que sorprende a Muerte (quien da toda la impresión de que no tenia la mas mínima idea de lo que estaba haciendo al soplarle el cuerno a Namor)
Un ruido provocado por la grotesca criatura marina (bastante mas fea que el entrañable Giganto) a la que el Doctor Muerte ha convocado con el cuerno y cuya presencia sirve para comprobar que entre las muchas habilidades de Namor no se encuentra el ingenio a la hora de elaborar juegos de palabras.
Namor trata de recuperar el cuerno, pero el Doctor Muerte le hace un “¡aquí mando yo!” de manual y le deja arrodillado y humillado en su propia sala del trono mientras el se dispone a regresar a la superficie para conquistar el mundo con su nuevo aliado…
Y aunque no soy yo aquí en el blog el experto en el Doctor Muerte, me atrevería a decir que este se lo esta pasando mejor que nunca.
En la superficie El Doctor Muerte y su monstruo (que casi parece una rata sin pelo ni orejas) se encuentran de nuevo con un Spidey que se ve impotente para detenerles y lo único que puede hacer es lanzarle juegos de palabras horribles.
Sin nadie que pueda hacerle frente el Doctor Muerte revela su plan maestro, ir destruyendo la ciudad poco a poco hasta que las autoridades se rindan y se la entreguen…
Mientras tanto en Atlantis Namor es liberado del collar de esclavitud por su aliada Tamara (que debía ser mas popular de lo que yo creía para que decidiesen incluirla en esta historia) utilizando una especie de llave inglesa feisima, probando que la tecnología Atlante es infinitamente superior a la Latveriana. Y una vez libre se lanza hacia la superficie para detener al Doctor Muerte.
Una superficie en la que Spidey pone en marcha un plan desesperado, enredar con su telaraña al Doctor Muerte (quien no opone la mas mínima resistencia, lo que hace pensar que entre que le gusta ser atado y el collar que le ha plantado a Namor, que le debe ir eso del BDSM) para alejarle del monstruo feo con la esperanza de que este les siga y alejarle así de la ciudad. Pero justo en ese momento aparece Namor…
Por suerte para Spidey Namor se encuentra libre del control de Muerte y ejecuta un plan tan ingenioso como los del Doctor Muerte y Spidey, hacer añicos el cuerno para que sin su influjo el monstruo regrese pacíficamente al mar.
Y arrastrando al Doctor Muerte consigo el monstruo regresa a su hogar, donde una vez dormido Namor se ocupara del Doctor Muerte y se lo llevara a Atlantis, suponemos que para someterle a juicio o algo (aunque con la realeza nunca se sabe, igual se acaban largando juntos a alguna fiesta en Abu Dabi)
Todo esto es lo que dio de si esta rocambolesca historia realizada por el guionista Steven Grant y el veterano dibujante Win Mortimer. Una historia que aunque es cierto que hay que leer teniendo muy en cuenta que se trataba de un producto enfocado a un publico muy joven, de entre seis y diez años, hay momentos (especialmente algunos diálogos) que dan un poquillo de vergüenza ajena. Aunque igual es que yo soy raro porque a esa edad Bruguera me tenia mal acostumbrado publicando cómics tan dispares como Mortadelo y Filemon, el Príncipe Valiente o cosas raras británicas dentro de sus revistas. Pero pese a esos problemillas que hay que perdonar, me atrevería a decir que estamos ante una de las representaciones mas honestas que he visto nunca del Doctor Muerte y de su relación con Namor, quien sin duda el otro día en la famosa boda y recordando este encuentro, soltó su sonora carcajada al ver que su futura esposa le había soplado el cuerno a otro.