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Batman y el discreto encanto de lo pocho

La semana pasada se lamentaba M’Rabo de que ni siquiera el podía creer en las promesas de DC, después de tantos palos a lo largo de los últimos veinte años. Años de historias sobre grandes revelaciones impensables han ido erosionando a los personajes hasta tal punto que, para muchos lectores -no hablo ya de televidentes o jugadores de videojuegos- estos personajes son muy distintos de lo que eran en los buenos viejos tiempos, esa identidad «inocente» que provocaba que lo impensable fuera realmente impensable y no el pan nuestro de cada día.

Esto ya no es rompedor, es el pan nuestro de cada día.

Esto hace que si Midnighter en su día fuera una versión sádica y retorcida de Batman y Batman degenera hasta convertirse en un torturador asesino, la diferencia entre la sátira y el original desaparezca por completo, con la consiguiente pérdida para ambos personajes, el uno porque pierde su identidad original y el otro porque pierde su referencia. Ojo, no estoy diciendo que eso esté pasando ahora mismo; aunque es cierto que a día de hoy y gracias en gran parte a interpretaciones cinematográficas pasadas de vueltas, Batman ha perdido gran parte de su identidad y su versión en cómic ha ido desdibujándose muchísimo, pero se mantienen conceptos como el no matarás y se sigue sin ver bien que Batman torture gente… Pero el problema es que ésa no es la visión que tiene el gran público sobre él. Desde el Batman de Tim Burton -que si mataba- pasando por un Batman de Nolan que no mataba pero si torturaba y llegando al de Snyder que hace ambas cosas porque «está en un lugar oscuro», la percepción del público en general sobre el personaje es una mezcla de todas estas influencias que ha llegado al punto de formar parte de la identidad del personaje. Y así es como nos plantamos en este cortometraje:

O más bien un mediometraje vaya, porque dura más de los veinte minutos de rigor.

Lo que me llama la atención de «Dying is Easy» no es que cuente con actores consagrados como Michael Madsen o Doug Jones, es que está financiado a través de un crowdfunding. Normalmente no le haría mucho caso a un congreso de cosplayers mal escrito y sin mucho gusto cinematográfico -esos cgi, puaj- pero es tremendo que en los dos primeros minutos contemplemos una emasculación llevada a cabo por parte de Batman sobre el Sombrerero Loco. El resto del corto hace hincapié en que Batman no mata -cosa que me parece estupendo, ya digo que el Batman de Tim Burton pertenece a una era más «simple» y seguía matando- pero toda esa primera escena va tremendamente en contra de la identidad de Batman; desde la ya mencionada mutilación a la forma en la que despacha a todos los matones a puñetazo limpio, sin recurrir siquiera a la «distracción y el engaño» de Nolan. Nada, que haya violencia, que haya porrazos, que se vea saltar la sangre digital. Y ya no hablo de la niña que se abraza a Batman a pesar de que supuestamente Batman debe de ser terrorífico y lo acaba de ver castrando a pisotones a un señor que, por mucho que fuera un pederasta chungo, semejante acto de violencia no debería verlo un crío.

Historias como Three Jokers tampoco ayudan a «limpiar» el personaje.

 

Pero, como decía, esto está financiado a través de un crowdfunding, con lo que un montón de gente ha pagado por esto porque lo consideraba una visión «auténtica» del personaje. Para ellos, ésto es Batman y están encantadísimos con el resultado. Y claro, eso unido a polémicas recientes con la interpretación de los personajes totalmente distorsionada de Zack Snyder o casos como el de la Bruja Escarlata y su constante desequilibrio mental han provocado que hayamos llegado a una situación curiosa; para un lector de cómics que se haya iniciado en esto durante los últimos quince años, Wanda es la loca. Para el que se iniciara en los últimos quince anteriores lo de Byrne fue un episodio, pero para el de los últimos quince es la principal fuerza generadora de Disassembled, House of M y Decimation, y a partir de ahí casi cada vez que ha salido en un cómic alguien ha recordado estos episodios, con lo que no es en absoluto de extrañar que la actriz que la interpreta, Elizabeth Olsen, tenga como referencia estos cómics de Disney y la primera historia del personaje en solitario gire alrededor de un desequilibrio mental.

La próxima vez ni 50% ni 200 ni gaitas, ¡NINGUNO WANDA, NO DEJES NINGUNO!

Claro, el caso de Wanda no es comparable al de Batman, porque el de Wanda ha sido un cambio permamente y constante en el cómic, mientras que esa percepción de Batman se ha dado desde otras adaptaciones como películas o videojuegos. Pero claro, estamos hablando de un medio en el que Superman voló por primera vez en los dibujos animados de la Fleischer, ¿cómo vamos a poder mirar para otro lado cuando en estas adaptaciones nos ponen patas arriba a los personajes? Que no nos engañemos, constantemente estamos oyendo como en estas adaptaciones las inspiraciones ya no son los clásicos de toda la vida, las historias «de universo» de Batman, si no todos y cada uno de los elseworlds habidos y por haber, como si el personaje «real» no tuviera historias de sobra para contar. Que estamos hablando de Batman, ¡de Batman!

A veces parece que algunos autores tienen un trauma tan grande con Adam West, que intentan escapar de su sombra a cualquier precio.

Se suele hablar de la ilusión de cambio y de que los personajes se mantienen inmutables, pero eso es completamente falso. Spiderman hace muchísimos años que ya no es fotógrafo, Los Vengadores ya no ven tan impensable eso de matar alguna criatura cósmica -hasta universos enteros, gracias a Hickman- y de los mutantes mejor no hablar, porque aunque lo de Krakoa acabe siendo un sueño, todos los años de Utopía y demás zarandajas dejan una imagen del grupo diametralmente opuesta a lo que conocíamos. Y sí, me he saltado a los personajes de DC, porque seguramente ellos sean los más perjudicados por todos estos años y de ser la versión brillante y optimista del género, se han convertido en la cosa más enfermiza, más decadente, más triste que se pueda echar uno a la cara. Afortunadamente Infinite Frontier parece querer cambiar las cosas, parece que eso de la Wonder Woman con espada asesinando gente pasa a mejor vida. No sé, hemos llegado a ver abominaciones como Cry for Justice y os confieso que he pasado olímpicamente de leer Death Metal o como se llame porque aquello ya podía conmigo, así que no soy el más indicado para valorar a la DC actual.

Lo que tengo claro es que, de momento, con Batman va ganando lo pocho, y me cago en todo lo que se menea.

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