No voy a hablar de Cyberpunk 2077. Ya sé que suena un poco contradictorio, y que alguno se puede pensar que después de acusarme ayer de fanservice hoy me he volcado de lleno en el clickbait, lo que nos faltaba para rematr 2020, pero… No he tenido tiempo para jugarlo aunque está instalado y en cualquier momento podría ponerme a ello, pero con todo el follón que se ha montado estos días, los bugs raros que van apareciendo y demás, como que me tienen acojonado.
Y eso que yo soy veterano, veteranísimo con esto de CDProjekt liándola con sus juegos; yo fui uno de los cuatro gatos que jugó al Wicher 1 original, el preparches, pre enhanced edition, aquel del perro mutante del averno, de los tiempos de carga eternos al cruzar cada puerta, de los doblajes horrendos, de… En fin, aquel juego que me encantó a pesar de todos sus problemas. Y digo más, creo que me gradué en soportar RPGs a pesar de si mismos cuando el día en el que salió Half Life 2 opté por el Vampire Bloodlines, juego que salió tan roto que era imposible terminarlo (aunque hubo un parche de la comunidad que salió a tiempo para que pudiera usarlo) y que terminó siendo uno de mis favoritos. Que narices, me he jugado casi todos los Elder Scrolls -creo que me falta terminarme Daggerfall, pero porque todo el juego es tan igual que lo mismo sí que me lo pasé sin darme cuenta- más o menos en su fecha de salida hasta que con Skyrim me di cuenta de que esos juegos no me gustan (que ya tardé). Sin embargo, todo el mundo sabe que los juegos de Bethesda salen con un millón de bugs, algunos hasta rompepartidas, y aun así son celebrados por el público y la crítica sin ningún complejo mientras que a Obsidian, que realizó el Fallout New Vegas, no se le pasaba ni una y así se crucificó su Alpha Protocol.
Entonces, ¿qué es lo que hace que se celebren tanto unos sacos de bugs, otros pasen desapercibidos y otros sean crucificados y motivos de meme? La respuesta más fácil sería usar la ecuación del hype, la misma que hizo que Fallout 76 fuera destrozado y humillado por todas partes; cuantas más espectativas creas en el público, más exigente será y menos te permitirán escurrir el bulto. De hecho y hasta Fallout 76, Bethesda había sido una experta en equilibrar chapuza y hype hasta convertirlo en un arte, mientras que Obsidian se la había pegado al mostrar un producto perjudicadillo cargando con todas las espectativas de Fallout 3 o el primer KOTOR de Bioware, a pesar de que a posteriori se ha reconocido que sus entregas eran hasta superiores que los juegos originales. Y si esto les pasó hace diez y quince años, imaginaos lo que podría haberles pasado en pleno 2020, con las redes sociales a todo trapo y los youtubers/streamers haciendo del fracaso ajeno su propio negocio…
Porque esa es otra cosa que ha cambiado tremendamente en los últimos diez años; en 2010 si tu sacabas un juego malo o mediocre pasaba desapercibido y hasta en muchos casos las revistas te hacían el inmenso favor de no reseñarte para no darte el palo, mientras que hoy en día la gente solo le hace caso a streamers y youtubers cuyo negocio principal es enfadarse muchísimo porque un juego no es como ellos quieren. Y es que si el juego es bueno, los streamers tendrán horas y horas de contenido sobre lo bien que se lo han pasado jugando, pero si el juego es malo ganarán muchísimo más dinero porque se viralizarán sus videos de ellos cabreados como una mona porque la copia de prensa que les dieron les ha jodido las vacaciones y van a tener que pasar todas las navidades jugando al Among Us.
Otro cambio entre 2010 y 2020 está en que el tiempo y dinero que se invierte en un juego es muchísimo mayor, con lo que a desarrollo más largo mayor es la espectativa del público -recordemos, Duke Nukem Forever tuvo 14 años de desarrollo durante el que la mayor parte de la gente se olvidó del juego, mientras que Cyberpunk ha tenido ocho durante los que más o menos ha mantenido el interés- y al ser mayor la inversión, el número de inversores que invierten en un desarrollo dándoles igual si el producto son videojuegos o ladrillo aumenta, con lo que no tienen en cuenta los tiempos de desarrollo y demandan que el juego salga cuanto antes para empezar a cobrar. Y a todo esto le tenemos que sumar el hecho de que la certificación de los juegos para consolas hace mucho que ha dejado de ser poco más que una broma, porque Sony mientras no saques tetas y culos no se van a preocupar mucho si tu juego es Horizon Zero Dawn o Life of Black Tiger, con lo que hacen más la vista gorda que hace veinte años. Finalmente, creo que es muy necesario tener en cuenta que sigue habiendo una distribución de videojuegos en formato físico -sí, a mi también me parece algo rarísimo- y que los contratos de distribución son muy parecidos a los del cine y otras industrias de entretenimiento de producción más «estandarizada», con lo que abundan en cláusulas de indemnización bastante agresivas si el producto no está listo para su distribución durante el plazo estipulado y no dan mucho espacio para prórrogas sin pagar una buena indemnización a la distribuidora.
Obra maestra, oiga.
Y ahora da absolutamente igual que el juego se arregle, que le pongan todas las lucecitas en su sitio y de repente una PS4 parezca una 3090 con todo a tope, el juego ya nos ha hecho un No Man’s Sky y todo el mundo se olvidará de él durante los años siguientes. La reputación por los suelos, aquí no pasa nada. Todos los detractores de CDProjekt -muchísimos que se preocupan muchísimo por las condiciones laborales de sus trabajadores pero para los que la palabra sindicato es sinónimo de actividad terrorista, lo menos- ya tienen carnaza de sobra para destrozar los restos del naufragio, y mientras tanto yo me pregunto si no CDProjekt no habría hecho mejor en sacar el juego como Early Access en PC como ha hecho Larian con su Baldur’s Gate III… Claro que Larian puede permitirselo porque sus Divinity vuelan bajo el radar, mientras que CDProjekt tuvo tanto éxito que ya no puede permitirse esos lujos… En fin, que los culpables del naufragio seguirán secándose las lágrimas en billetes de quinientos euros mientras los desarrolladores seguirán sudando la gota gorda mientras los streamers de medio mundo que tanto les querían ahora les dicen constantemente cómo hacer su trabajo. A ver si se acaba pronto 2020 y por lo menos podemos quejarnos de 2021, que este está ya muy gastado…