No es tan mala como se podía esperar. Quiero decir, no es el siniestro total de Dark Phoenix, no es la cáscara sin alma de los 4F de Trank, y sin embargo tanto Fox como Marvel han repudiado esta película hasta el punto de casi ni se estrena. Pero mejor os pongo en situación…
New Mutants empezó como un intento de hacer películas «baratas» de mutantes que fueran en paralelo a los grandes estrenos de X-Men. Fox trataba de montarse un universo cinematográfico paralelo al de Marvel Studios, y de la misma anunció películas de X-Force, de Lobezno, Magneto, Gambito o de los Nuevos Mutantes. Ninguna de ellas parecía arrancar con la excepción de las de Lobezno, pero todo cambió cuando Ryan Reynolds y compañía consiguieron sacar adelante una versión lowcost de Masacre y petarlo en taquilla, lo cual, sumado al «cambio de género» de Logan, provocó que Fox diera luz verde a la idea de hacer «películas independientes de mutantes». Y de ahí surgió New Mutants.
Tenéis que entenderlo, Fox en realidad estaba controlado por un fondo de inversión que en último término era el que aprobaba los proyectos que Simon Kinberg -el encargado de toda la licencia mutante y guionista de casi todas ellas- les iba presentando, y ya llevaban unos cuantos años fogueando a jóvenes directores en películas de bajo presupuesto, gastándose unos diez millones por película que en ocasiones funcionaban y justificaban todo el riesgo. Con New Mutants pensaban hacer algo parecido, con lo que para aprobar el guión Josh Boone y su amigo Knate Lee -encargados también de la adaptación de The Stand de Stephen King- tuvieron que ser la mar de frugales en lo que se presentaba en ella; una sola localización, racanear con las escenas de acción y efectos especiales, limitar el número de personajes al máximo y una presencia de secundarios testimonial. Un guión minimalista que debió de gustar a la Fox, que le dió luz verde y puso a disposición de Boone un presupuesto hasta superior al que había tenido la primera entrega de Deadpool. Y sí, el resultado es francamente inferior.
A diferencia de Deadpool, que peleó el presupuesto hasta el último céntimo, el guión de New Mutants tenía la austeridad por bandera, con lo que casi todos los personajes se presentan a través de exposición y exposición y alguna que otra escena de flashback en locales cerrados y a oscuras; especialmente sangrante es la mina de los Guthrie, que se muestra como si tuviera paredes de ladrillo. Que yo no sé mucho de minería, pero que yo sepa los mineros pican la piedra de las paredes, no ponen un alicatado por toda la galería y luego empiezan a picar. Yo que sé. Y otro problema que nos encontramos está en el casting, hecho en su mayoría a golpe de elegir actores famosos que ya han hecho papeles parecidos como Maisie Williams haciendo de otra chica lupina o el Charlie Heaton de Stranger Things haciendo de otro chico humilde -aunque con acento de Kentucky, sí-. Pero el problema del casting va más allá…
Un buen casting es el que elige los actores adecuados para cada papel, mientras que un mal casting puede llenarte la película de actores excelentes que no son los adecuados para su personaje. A veces tienes un actor tan bueno que se come la película a dentelladas, dejando las sobras para el resto del reparto y cambiando el guión solo con su presencia; pasaba con las películas de Primera Generación con la incorporación de clásicos como Tormenta o Cíclope, que quedaban completamente ensombrecidos por McAvoy, Fassbender y Lawrence y pasa en esta película con la Illyana de Anya Taylor-Joy. Y es que Anya Taylor-Joy es una actriz excelente y el resto de los actores son buenos, pero Anya está haciendo de Illyana y se come la pantalla cada vez que aparece. Se supone que el hilo conductor de la historia es la Danielle Moonstar de Blu Hunt, pero aunque Illyana está escrita durante la primera parte de la película como si fuera un jodido monstruo, el matón de la escuela, el jodido Nate que le hacía la vida imposible a Scott Summers en el orfanato, Illyana te interesa más que todo lo demás que puedan contarte. Porque joder, por más que la devalúes y la agües, ¡es la jodida Illyana Rasputin! ¡Es una mutante que se teleporta, hechicera demoniaca del limbo y tiene un jodido sable láser! ¡Y un dragón, aunque no sé a santo de qué se lo ha cogido prestado a Kitty!
Por lo demás hay torpezas y elecciones deliberadas que parecen totalmente injustificadas como el cambiarle el nombre a la novia de Roberto DaCosta, el que el reverendo Craig vaya vestido de cardenal católico a pesar de que lo califiquen como predicador o guiños que no acabo de entender como que los demonios que acosan a Illyana sean unos tipos sonrientes al más puro estilo de la The Right de Cameron Hodge, a pesar de que sabemos que acabaron metidos en el Limbo y torturados por S’ym y sus alegres muchachos. La película chapotea por el cómic original y toma sus propias decisiones aparentemente arbitrarias sobre los personajes, tomando atajos constantemente y convirtiendo el trasfondo de todos los personajes en una galería de traumas y horrores diversos para darle pena al espectador y poder así hacer funcionar esta mala imitación del Club de los Cinco -The Breakfast Club- de John Hughes, una mala obra de teatro filmada que siempre he detestado y que, curiosamente como le pasa a New Mutants, lo único salvable son los actores.
Si sumamos a todo esto que Magnum ha sido sustituido por Buffy -si vamos a poner una serie vieja, ¿que más te da una que la otra?- y el tufo a una versión mal hecha de El Resplandor apesta todo el metraje, debería estar cagándome en todo y destinándola a sufrir un horror eterno en el pozo más profundo del Limbo, pero… Los chavales se lo curran. Corren, se asustan, pelean y se las apañan como pueden con el texto que les han dado. Para entendernos, la imagen perfecta de esta película estaría en el enfrentamiento entre Illyana y el Oso Místico; así como el Oso Demonio de marras es un oso demoniaco envuelto en el efecto de niebla negra que tan de moda está hoy en día, Illyana tiene su armadura y su espada alma y a ratos parece la Niña Oscura, con lo que por un momento crees que estás viendo una adaptación mejor… Hasta que ves el anticlimático y tristemente previsible desenlace de la película y despiertas; Sí, han cortado la media hora final por falta de presupuesto y Anya Taylor-Joy y los demás actores han hecho lo que ha podido igual que los de efectos especiales, pero aquí no hay nadie al volante porque se ahorraron hasta el volante.
Y mejor no hablo del destrozo que han hecho con Dani Moonstar, personaje que no «aparece» por ningún lado. Se supone que es la protagonista, pero han querido huir tanto del estereotipo de niña cheyenne que ni lleva pluma, ni la chupa de cuero y lo que es peor, ni siquiera se enfrenta al oso con su arco y flechas, una de esas escenas en las que ves claramente el carácter de Dani y cómo está dispuesta a dar lo que sea por sus amigos. No, aquí lo único que hace es querer morirse, arrastrarse, esconderse mientras los demás sufren a consecuencia de sus problemas para al final afrontarlos, tocarle el hocico al oso y… Fin, «don’t you forget about me», se acabó. La única conclusión positiva que saco de todo esto es que gracias a esta peli hice todo el repaso a los Nuevos Mutantes de Claremont y Sienkiewicz, Marvel los volvió a reunir en un especial y esas dos cosas las disfruté inmensamente, sobre todo al ver que aquellos tebeos que leí de chaval no eran un espejismo, siguen siendo buenísimos y merecen ser recuperados todas las veces que haga falta. Gracias por nada a la Fox por su miopía, por su incapacidad de explotar un filón que ya venía precocinado para ser explotado.
En fin, que no voy a preguntar como Illyana puede teleportarse al Limbo y a la vez es incapaz de escapar de la instalación esa, porque al final supongo que por algo Disney creyó oportuno estrenar esta película contra Nolan en mitad de una pandemia… Yo no voy a pensar mal, pero para hacer esto mejor meterla en un cajón y colarla de tapadillo en el disneyplús.