Hoy toca darle vidilla a una de esas secciones que tanto le gustan a Diógenes, cómics británicos viejos. Un trabajo que gracias al inmenso trabajo que esta realizando Rebellion, recuperando auténticos clásicos del gigantesco fondo editorial que han ido adquiriendo en los últimos años a través de su sello Treasury of British Comics, es cada día mas sencillo. Y hoy toca hablar de uno de esos clásicos (y de los ochenta nada menos) recientemente reeditado, Invasion 1984!. Una brutal serie que combinaba el genero bélico con la ciencia ficción y detrás de la cual encontramos a enormes talentos como John Wagner, Alan Grant y Eric Bradbury. Así que toca viajar de nuevo a los 80 (lamentablemente solo con la imaginación) para descubrir esta divertida, frenética e hiperviolenta historia de invasiones alienigenas.
21 de Marzo de 1984, los gobiernos del mundo han detectado la presencia de una gigantesca flota alienigena adentrándose en nuestro sistema solar y que alcanzara la Tierra en unas pocas horas. Una flota cuyas intenciones son completamente desconocidas y con la que todo intento de comunicación ha resultado infructuoso. Pero cuando dicha flota aniquila sin compasión el transbordador espacial enviado para tratar de establecer contacto y comienza a descargar tropas a todo lo largo y ancho del planta, destruyendo todo a su paso, el mensaje queda claro, se trata de matar o morir…
Para mi resulta cada vez mas fascinante todo lo que rodea a las revistas de cómics que inundaron el mercado británico en las décadas de los 60, 70 y 80 (si, también tenían revistas antes pero esas no suelen interesarme tanto). Publicaciones en las que prácticamente cabía cualquier temática y genero y que no solo fueron el lugar en el que se forjaron grandes nombres de la industria como John Wagner, Alan Grant o Pat Mills, sino que sirvieron de inspiración a las siguientes generaciones de autores como Alan Moore, Grant Morrison o Garth Ennis, quienes a su vez comenzaron sus carreras en muchos casos en las herederas de esas publicaciones. Una de las revistas mas populares de aquellos años fue Battle (rebautizada ocasionalmente como Battle Picture Weekly, Battle Picture Weekly and Valiant, Battle Action, Battle Action Force o Battle Storm Force) una publicación de genero bélico en la que el lector de la época podía encontrar series ambientadas en casi cualquier escenario bélico de la historia mas o menos reciente, desde las dos Guerras Mundiales a la Guerra Civil Estadounidense, y en la que aparecían series que hoy son auténticos clásicos como Charley’s War, Rat Pack, o Johnny Red entre otros.
Pero a serie que hoy nos ocupa debió ser en su día tan bicho raro como resulta hoy en día, ya que en lugar de ambientar el conflicto bélico en algún momento de la historia lo hacían en un futuro muy cercano (el año posterior al de su publicación, 1983) y el enemigo a batir no eran los nazis, los japoneses imperiales o los confederados, sino una fuerza invasora de otra galaxia formada por grotescos alienigenas que parecían esqueletos y que poseian un armamento devastador contra el que la humanidad se veía indefensa.Pero pese a partir de esa premisa tan fantástica, Wagner, Grant (utilizando el seudónimo conjunto de R.Clark, uno de los muchos que utilizaron en aquellos años para dar la impresión de que no eran ellos quienes lo escribían casi todo) y Bradbury realizaron una historia bélica bastante clásica, en la que no se disimularon los homenajes a grandes del cine (esos Dirty Dozen/Doce del Patíbulo tan descarados que incluso dentro de la propia historia les comparan con ellos) y en la que no se dejo ni un momento del respiro al lector.
Porque si algo caracteriza a esta historia es su ritmo frenético (recordemos que esto se publicaba en entregas semanales de tres paginas) en el que ya de entrada se nos deja claro el tono que tendrá la serie con la extremadamente violenta presentación de los invasores y en la que sus autores no bajan en ningún momento el nivel, siendo esto casi como una avalancha en la que la amenaza no deja de crecer y los métodos a los que se ve obligada a recurrir la cada vez mas menguada resistencia humana son mas y mas despiadados, tanto como los del enemigo al que se enfrentan. Pero ademas es un cómic en el que se tratan temas como los del uso de la violencia o los dilemas morales, aunque es cierto que algo superficialmente, que no olvidemos que esto era un cómic para niños aunque cueste creerlo hoy en día, y en el que ademas con tres paginas a la semana no tenían demasiado espacio para desarrollar en profundidad, pero que pese a esas limitaciones eso le aporta al cómic la sensación de que sus autores trataban de que esto no fuese simplemente un despliegue de violencia por la violencia.
Un gran cómic que no hubiera sido lo mismo sin el enorme talento del dibujante Eric Bradbury, todo un referente del cómic británico y que por aquí no es demasiado conocido, que a lo largo de medio siglo desarrollo una carrera como dibujante que le llevo a tocar todos los temas, desde clásicos bélicos, superhéroes made in UK, ciencia ficción y delirios fantásticos de difícil clasificación como Mytek (probablemente por lo que sea mas conocido en nuestras fronteras), una experiencia y versatilidad que le convirtieron en el dibujante perfecto para Invasion 1984. Su estilo con inclinación hacia eso que a Diógenes no le gusta que llame “realismo” contrastaba enormemente con la extravagante apariencia de los invasores y sus vehículos, pero le proporcionaba a la historia una apariencia de “cercanía” que lo volvía todo mas aterrador. Pero sobre todo de su trabajo aquí destaca su habilidad para reflejar la violencia, una violencia sin freno y despiadada en la que Bradbury conseguía reflejar todo el horror de una guerra, incluso de una tan fantástica como esta, sin tener que recurrir al gore, haciendo gala de una enorme habilidad para ser lo mas explicito y brutal posible pero con una violencia visualmente bastante limpia en la que muchas veces resulta peor lo que uno se imagina que sucede que lo que nos muestra.
Casi cuarenta años después de su publicación original, Invasion 1984! sigue siendo una lectura trepidante y divertidisima que no ha envejecido nada mal (aunque es cierto que hoy en día queda feo que la única mujer con un papel relevante en la historia sea la mujer del protagonista cuyo papel se limita a ser una abnegada esposa y madre que se preocupa mucho por el) y en la que al menos a mi me ha resultado extremadamente satisfactorio encontrarme con un cómic en el que sus autores no sabían lo que era el “decompresive storytelling” y en el que cada pequeño capitulo es importante y cuenta algo relevante, algo de lo que muchísimos autores y editores actuales deberían aprender. Así que sin dudarlo un momento recomiendo su lectura mientras celebro el grandísimo trabajo de recuperación de clásicos que esta realizando Rebellion y esperando con ansia descubrir que mas joyas tienen por ahí perdidas en su fondo editorial.