Ahora que se cumple el 80 aniversario de Marvel y el personal parece que la identifica más como productora de cine que como editorial de cómics, igual es buen momento para volver a los orígenes de la Marvel «audiovisual», de esos torpes balbuceos que vendía sus personajes al mejor postor…
Cuando el Capitán América lanza su poderosa… ¿Pistola?
Sí, estoy hablando de la primera producción audiovisual basada en un personaje de Marvel, que no era Namor ni la Antorcha Humana, si no el mismísimo Centinela de la Libertad, el Capitán América. Lo cierto es que Martin Goodman, el propietario y presidente de Marvel (por aquellos tiempos Timely) hasta finales de los 60, veía los cómics como una fuente de financiación para su imperio editorial, y durante la mayor parte de su reinado se empeñó en sacar revistas «normales», con lo que no es raro que vendiera a Republic los derechos para el serial del Capitán América sin pensárselo demasiado. El resultado, quince episodios filmados en mes y medio y estrenados en 1944, es uno de los primeros ejemplos de Hollywood haciendo el gañán y diciéndole a las editoriales que podía hacer sus personajes mejor que ellos, siendo uno de los creadores de esa nociva escuela de pensamiento con la modificación de aspectos fundamentales del Capitán América como cambiarle el escudo por una pistola (ay) y al cuerno la motivación del personaje por luchar contra los nazis o la propia identidad secreta de Steve Rogers, aquí el Capitán América es el fiscal del distrito Grant Gardner que, lejos de pegarse con nazis -y tiene narices porque este serial se estrenó en plena Segunda Guerra Mundial y con toda la maquinaria propagandística de Hollywood a toda máquina- se limitaba a atrapar los típicos pillos como mafiosos o asesinos que más parecían salidos de Scooby Doo que de una película de James Cagney. A las pruebas me remito:
Podéis ver el serial entero en Youtube o en archive.org, está libre de derechos y dudo que Disney se atreva a meterlo en Disney+. Aunque con esta gente puedes esperarte cualquier cosa…
Sí, yo también me quedé la mar de impactado al verlo en su día, años antes del estreno de la película con Chris Evans. Tristemente, podría decirse que es mejor serial que muchas otras adaptaciones de la época -ese horror de Batman plagado de comedia involuntaria que inspiró a William Dozier para hacer su archifamosísima adaptación sesentera con Adam West- a pesar de que, a diferencia de estas, cualquier parecido con el original es casi pura coincidencia, porque todo apunta a que Republic tomó un proyecto que ya tenía en marcha -concretamente se especula conque fuera un serial de Mister Scarlet, de la Fawcett- y le cascó a última hora la identidad de Capitán América al protagonista, de ahí el escaso parecido con el original. Y lo cierto es que tiene todos los tópicos del género por la época: identidad secreta «encorvada», comisario de policía que no hace nada útil, cliffhangers disparatados, villano perverso pagado de si mismo y hasta con monóculo…
Que ojo, Republic si que quiso ser fiel al original tres añitos antes con «Adventures of Captain Marvel».
¿Pero quién era el responsable de todo esto? Si nos ponemos a escarbar entre los creadores del serial, tenemos que admitir que en ninguno de los episodios se ve el nombre del productor por ningún lado. Sabemos que la productora principal de seriales para Republic era Mascot Pictures, creada por Nat Levine en 1927 y que el propio Levine abandonó en 1940, y según imdb -no veo otra fuente- el encargado de producir sus seriales en aquellos tiempos era William J O’Sullivan, que recibe el crédito de productor asociado y cuya carrera cinematográfica parece asociada a seriales y producciones de segunda fila hasta su última película, la Annie de John Huston en la que figura como director de producción, lo que viene a ser el encargado de la logística del proyecto. Respecto a los directores del serial, tenemos a John English -nada que ver con el personaje de Rowan Atkinson- y a Elmer Clifton, un antiguo actor de teatro que se pasó al cine mudo con el mismísimo David Wark Griffith, apareciendo en hitos como El Nacimiento de una Nación o Intolerancia. Poco después se pasaría a la dirección llegando a tener colaboraciones con Cecil B deMille o descubriendo a actores como Rodolfo Valentino, pero como el propio Griffith no consiguió una buena adaptación al cine sonoro, convirtiéndose en un director «residente» de Republic y para cuando llegó al serial del Capitán América contaba ya con más de 50 años. Cinco años después moriría de una hemorragia cerebral, teniendo que finalizar el rodaje de su última película una Ida Lupino en el que sería su primer trabajo como directora. Pero volvamos al Capitán América…
Y es que a esta producción -el serial más caro de la historia de Republic, pero ni mucho menos el mejor- como criaturita de su época, tiene ese encanto del pulp de unos tiempos aparentemente más inocentes y sencillos. Captain America es una «no adaptación» del Capitán América y hasta el mismísimo Martin Goodman protestó por la ausencia del escudo, de Bucky y del propio Steve Rogers, pero su mala cabeza a la hora de negociar la venta de los derechos provocó que Republic pudiera ignorar sus protestas sin ningún reparo, provocando que el serial acabara siendo como a ellos les vino en gana. Tampoco importó mucho, porque el primer crack de los superhéroes no iba a tardar en llegar tras el final de la Segunda Guerra Mundial y los productores de Hollywood ya no se interesaron más por los personajes de Timely. Para cuando Republic pasó sus seriales del cine a la televisión ya en los 50, el único superhéroe que seguía en el audiovisual era Superman, y los superhéroes de Marvel no asomarían por la pequeña pantalla hasta los 60, con Steve Rogers teniendo su primera aparición en una película de imagen real -aunque tuvo una en la tele y otra a cargo de la Canon, pero mejor no hablar de ellas- a los 70 años de su creación con Captain America: The First Avenger (2011). Y no, ni por esas se atrevieron a que el Capitán América se pegara con los nazis, sustituyéndolos por «Hydra» y pegándole puñetazos a actores disfrazados de Hitler.
Y ojo que el numerito musical me encanta, con esta secuencia Joe Johnston se las arregla para contarnos la transición psicológica de Steve Rogers que lo llevará a ser el personaje que es el resto de la película.