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X-Men de Jonathan Hickman (I): La Morrisonada que estabais deseando

Pues que… Hickman vuelve a Marvel. Y vuelve después de varios años en los que supuestamente iba a volver a sus propias series de Image, esas que tenía tan dejadas porque se pasó años haciéndole más caso a los Vengadores que a Manhattan Projects y demás. Y la verdad, no les ha hecho mucho caso, porque la que no ha dejado colgada la terminado un tanto atropelladamente, así que ha vuelto a Marvel. Le llamó Dan Buckley y le preguntó que quería hacer, y Jonathan le dijo que X-Men. Y así ha vuelto a Marvel.

Por lo menos Logan sigue teniendo el traje marrón.

Vosotros ya sabéis que a mi Hickman se me ha acabado haciendo bola. Que me gustaban unas cuantas cosas que hacía hará unos años, pero fue coger Vengadores y volverse insoportable. Y claro, va el hombre a los mutantes después de que los pobres hayan tenido ya siete renumeraciones y cambios creativos gordos en los siete últimos años -Gillen/Aaron, Bendis, Lemire/Bunn/Hopeless, Guggenheim/Bunn, Taylor, Rosenberg/Thompson/Brisson para finalmente llegar a Hickman, y me dejo unos cuantos nombres por el camino- con lo que, si hace nada esperaba y rezaba para que Marvel dejara tranquila Uncanny X-Men y le diera tiempo a Rosenberg para dar rodaje al nuevo status quo, de repente me encuentro que la semana pasada que todo esto era una pantomima, un engaño, y que desde el principio el año pasado cancelaron Red, Blue y Gold sabiendo que iba a venir Hickman este verano, y que todo lo que han hecho desde entonces era «hacer tiempo». Pues vale.

Todo el trabajo de Taylor con Lobezna parecía continuar en X-Men Red… Hasta que lo cancelaron. Y al cuerno todo el mundo.

Y como decía antes, la cosa no empezó con el editor de X-Men, Jordan White, si no que salió del Presidente y antiguo Publisher de Marvel, Dan Buckley, que señaló con su dedazo a Hickman y le ofreció las llaves del reino al poco de despedir a Axel Alonso, el antiguo editor jefe de la editorial. Por el camino y con la renovación que traía el nuevo EiC, Cebulski, se decidió cancelar Red/Gold/Blue, con lo que autores perfectamente válidos como Tom Taylor no debieron salir nada contentos y el trabajo del editor Jordan White fue el de buscar guionistas a los que no les importara hacer un añito de la serie en un «falso relanzamiento» que al final parece haber tenido la misma función que tuvo el volver a contratar a Scott Lobdell para que hiciera tres meses de X-Men justo antes de que llegara Morrison y su New X-Men, de hecho lo que se busca es un efecto parecido al que tuvo el calvo hará unos veinte años. Claro que la situación, ahora mismo, es muy distinta.

Hickman vuelve sobre Molde Maestro, le da a uno que pensar el que las similitudes con Morrison no sean «coincidencia»…

Porque durante todos los 90 X-Men había sido la franquicia más vendida y más famosa del cómic estadounidense, pero su nivel de calidad era un tanto lamentable. Una nefasta gestión editorial obsesionada en mantener estancada en el tiempo una serie que debía su éxito a estar basada en la evolución y el cambio había terminado por hacerla vulgar y un ejemplo claro de los males que aquejaban al medio por la época, convertido así en paradigma de la superficialidad noventera. Los editores, sin la cabeza suficiente como para darse cuenta de que su propia política era parte del problema, buscó recambios a los Lobdell y Nicieza -Waid, Seagle, Kelly, Davis y hasta el propio creador del éxito original, Chris Claremont- pero mantuvo la serie congelada hasta que los propios editores fueron despedidos y la nueva era Joe Quesada nos colocó a Grant Morrison, que bajo la bandera del cambio puso la serie patas arriba y definió sus años posteriores. Y sin embargo, y pese a que el éxito de Morrison fue notable, la decadencia de la serie era algo ya asentado y nunca volvió a recuperarse aquel éxito de los 90; Hickman llega precisamente tras una travesía en el desierto en la que los mutantes se han hundido en la más miserable de las irrelevancias, con lo que llega así con un handicap añadido.

Eso por no hablar de que en aquellos tiempos se pensaba que los cómics debían de imitar el estilo de la recién estrenada película de Bryan Singer, porque había gente así de asquerosa y lamentable.

Que no nos engañemos, hasta la purria más insoportable de Lobdell había coronado los puestos primero y segundo del top 100 de ventas de Diamond, y aunque hoy en día tenemos a Rosenberg diciendo que su Uncanny X-Men está como el segundo cómic más vendido en digital, lo cierto es que en Diamond a Uncanny tenemos que buscarla en el puesto 24 y 25 del pasado abril, por debajo de War of Realms, Symbiote Spider-Man, Batman who Laughs, Immortal Hulk, el Batman de Tom King, Thanos, Heroes in Crisis, Web of Venom – Cult of Carnage, los Amazing Spider-Man, Detective Comics, Justice League, Avengers, Venom, Fantastic Four, Green Lantern y Superman. El Major X de Rob Liefeld aparece dos puestos por debajo, vendiendo 45000 ejemplares respecto a los 48000 de Uncanny, unas cifras que no son en absoluto aceptables. Eso sí, hay que repetirlo, puede que el trade paperback de X-Men venda más y que la mayor parte de las ventas provengan del digital porque los tiempos han cambiado mucho, pero está muy claro que Marvel -y Disney- no pueden permitirse el lujo de que tanto Spiderman como Hulk sean los protagonistas del top 10, dos personajes de los que no tiene los derechos cinematográficos al 100%. Han sido años de marginar a los mutantes y hasta de intentar suplantarlos con los Inhumanos, con lo que ha llegado la hora de arreglarlos y para eso han fichado a Hickman. El problema viene cuando después de tanto cambio y vaivén creativo puede que ya estén llegando demasiado tarde…

Probablemente el punto de ruptura llegó cuando Marvel los ninguneó hasta el extremo de creer que podían sustituirlos por los Inhumanos, ¡y encima aquello lo empezó con un crossover escrito por el propio Hickman!

Mañana veremos que intenciones tiene Hickman para con los mutantes y si realmente es necesario cambiar tanto las cosas para acabar dejándolas como estaban.

 

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