Tras admirar desde hace tiempo el trabajo de G. Willow Wilson, principalmente por lo que ha sido capaz de hacer con Kamala Khan, tenia muchas ganas de ver de lo que era capaz de hacer fuera de las grandes editoriales (y aun no he sacado tiempo para leerme su Wonder Woman), creando personajes y escenarios enteramente nuevos y suyos. Por eso me alegre un montón al saber que ella iba a formar parte de la hornada de autores lujo que Karen Berger estaba reuniendo para su Berger Books en Dark Horse, y mas aun al saber que en esta nueva etapa de su carrera iba a colaborar con un dibujante cuyo trabajo me gusta cada día mas como es Christian Ward. El resultado ha sido Invisible Kingdom, una Space Opera que toca temas muy de actualidad que pese a la futurista y alienigena puesta en escena nos tocan muy de cerca. Y aunque de este cómic solo se ha publicado aun el primer numero, creo que esta primera toma de contacto vale lo suficientemente la pena como para avisar a nuestros lectores de que estamos ante una serie a la que vale la pena subirse.
Grix es una piloto del planeta Zith que soñaba con explorar las estrellas y se encuentra atrapada en un trabajo como transportista para la mayor multinacional de su sistema solar. Vess es una joven devota del planeta Rool que busca tomar los hábitos en el Monasterio de la Renuncia y dedicar su vida a la búsqueda del Reino Invisible. Ambas mujeres sin nada en común se encuentran de forma accidental cada una por su lado con pruebas de una trama corrupta que podría poner en jaque todo el sistema en el que habitan. Ahora reside en sus manos el decidir si callar y no hacer nada que amenace el statu quo o si hacer lo correcto sean cuales sean las consecuencias…
Esperaba bastante de este cómic y tengo que reconocer que este primer numero me ha dejado mucho mas que satisfecho. G. Willow Wilson nos ha presentado a la perfección en esta primera entrega a sus dos protagonistas, definiéndonos como son y lo que son capaces de hacer, ademas de mostrarnos un pequeño vistazo al mundo en el que habitan y a lo que se tendrán que enfrentar sus protagonistas. Pero ademas de mostrarnos que Grix y Vess son dos personas fuertemente comprometidas con su conciencia (mostrándonoslo, no contándonoslo) nos presenta una historia que carga contra el capitalismo desaforado, las grandes corporaciones que amenazan con engullirlo todo (ese Amazon que tantas alegrías nos da con sus ofertas y tanto miedo provoca al mismo tiempo) y la fe ciega en la religión organizada.
Pero si ademas estos temas tan interesantes se encuentran embellecidos por alguien con tantísimo talento como Christian Ward mejor que mejor. De su trabajo aquí dice Wilson que se encuentra en su mejor momento y es difícil quitarle la razón viendo lo que nos ofrece en este primer numero. Su trabajo en Black Bolt ya me había convertido en rendido admirador suyo (y aun tengo pendiente aun el leerme su ODY-C junto con Matt Fraction) y lo que le he visto hacer aquí no ha hecho mas que reforzar esa admiración. Un enorme talento que, con un estilo tremendamente particular y personal, aúna una habilidad increíble para crear nuevos y extraños mundos, un sentido del diseño y la estética que es mas deudor del cómic europeo y el anime que del cómic estadounidense y sobre todo ese espectacular dominio del color de quitarse el sombrero. Definitivamente Wilson no podría haber encontrado mejor compañero para esta nueva etapa que Ward.
Y esto es lo que ha dado de si el primer numero de Invisible Kingdom, que no es poco. Un mas que prometedor comienzo que teniendo en cuenta el gran talento de sus creadores, hacia los que siento una confianza casi ciega (pese a que irónicamente el propio cómic nos advierte de lo poco recomendable que es eso) y que cuentan con alguien como Karen Berger como editora, no me cabe duda de que estamos ante uno de esos cómics que darán mucho que hablar. Y ademas se trata de otro gran ejemplo de que, pese a que la oferta actual dista mucho de ser escasa o pobre, al mundo del cómic le viene de miedo que existan cosas como Berger Books.