Tres semanas sin hablar de cómics británicos viejos ya es demasiado, así que toca retomar esa sección no oficial y hacerlo con uno de mis temas favoritos, el Juez Dredd. Se trata de un personaje del que ya he hablado por aquí de sus “dos primeras historias” la primera que se realizó y que IPC se negó a publicar y la primera que realmente se publicó, pero ¿Que paso después? Pues para responder a esa pregunta me he leído del tirón el primer año de las aventuras del personaje mas popular de 2000 A.D. y un año en una revista de periodicidad semanal da para mucho. Un primer año en el que he descubierto y redescubierto a un Dredd (y su mundo) algo distintos a la imagen que se suele tener del personaje, un primer año en el que un puñado de autores de lo mejor que había en el mercado británico estaban inventando sin saberlo lo que acabaría siendo uno de los personajes mas icónicos del cómic de su país.
El leerme estas historias pro primera vez de forma continuada y en orden (en España se publicaron algunas de ellas en los 80 pero mezcladas con otras algo posteriores) me ha servido para ir viendo la evolución de Dredd, como en aquel primer año sus autores se permitían mostrar su lado (casi) simpático y podíamos verle siendo compasivo o incluso haciendo juegos de palabras y chistes e incluso su misteriosa apariencia (que en aquel primer año se achacaba su negativa a quitarse el caso a su desfigurado rostro) era motivo de broma. Todo ello quizás en un intento de aplacar la desconfianza de los directivos de IPC que habían censurado aquella primera historia que mostraba a un Dredd tan brutal y despiadado como lo conocemos hoy en día.
Un tono mas ligero que se apoyaba también en secundarios que con la perspectiva que dan los años cuesta creer que existiesen alguna vez, como Walter, el mayordomo robot con problemas de dicción y una devoción fanática hacia Dredd (y que contó con su propia tira dibujada por Brian Bolland) o María, su casera/ama de llaves italiana que se vestía como si acabase de salir de una fiesta en casa de Vito Corleone. Secundarios que daban pie a mostrar el lado mas humano de Dredd pero que ocasiones mas bien solo servían para motivar situaciones un tanto ridículas, razones por las cuales los personajes acabaron desapareciendo de la serie.
Mas emotivo me ha resultado ver como este primer año fue el de las “primeras veces”. En estas historias he podido ver la primera vez que Dredd grito que el era la ley, la primera vez que le llamaron “old stoney face”, la primera aparición de su «hermano» Rico y la revelacion de que ambos eran clones, sus primeros choques con los mutantes (que en aquellos tiempos eran solo un recurso cómico) o la introducción del primer Juez negro, Judge Gigante, hijo de uno de los protagonistas de otra serie de la revista, Harlem Heroes. Pero también es un periodo que sirvió para mostrar a los lectores lo realmente grande y complejo que era el mundo de Dredd con la introducción de la colonia lunar de Luna City-1 o las megaciudades de Texas City y East Meg, cuyos habitantes, los Sovs, darían un juego tremendo unos pocos años después durante The Apocalypse War.
También resulta fascinante el ver como gracias a que alguien de la talla de John Wagner se ha pasado estos cuarenta y dos años transcurridos desde su creación (que se dice pronto) escribiendo a Dredd de forma mas o menos regular, hay historias publicadas en este periodo que tienen su importancia en el presente. El ejemplo mas claro lo podemos encontrar en la primera de las Robot Wars, una historia que contaba la rebelión de los robots de Mega City que reclamaban sus derechos como seres sentientes y cuyas secuelas podemos encontrar en la historia de Dredd que se esta publicando ahora mismo en 2000 A.D.. Unas secuelas que permiten apreciar la lenta pero constante evolución del personaje de Dredd (algo que en la década de los noventa fue motivo de fricción entre el y Alan Grant)
Pero también es un primer año que prácticamente es un “quien es quien” del cómic británico de la época, con un plantel de autores de autentico lujo. Y es que en estas primeras historias podemos encontrar a grandes escritores como John Wagner, Pat Mills o Kevin Gosnell y dibujantes que ya son auténticos clásicos como el añorado Carlos Ezquerra, Brian Bolland, Ian Gibson, Mike McMahon o Massimo Belardinelli. Por si hiciese falta algún motivo mas para animarse a leer estas historias.
Así que si alguien aun no se ha animado a adentrarse en el mundo del Juez Dredd, nada mejor que hacerlo por el principio, ya que estos primeros cómics del personaje son mucho mas que una curiosidad histórica, son historias tremendamente divertidas con todo aquel sabor macarra, gamberro y punkarra que caracterizó los primeros años de 2000 A.D. y que teniendo en cuenta los años pasados desde entonces han envejecido bastante bien y nos permiten ver un lado algo desconocido del personaje. (y prometo hablar en el futuro de otros cómics británicos que no sean de Dredd)