Pese a que mis gustos en ciencia-ficción, fantasía, etc, todo lo que se puede englobar dentro de la etiqueta de “ficción especulativa”, suelen inclinarse mas hacia los clásicos, cuando los libros no tenían que ser ladrillos enormes casi por mandato editorial y buena parte de los temas que se tocaban aun eran casi terreno virgen que explorar, hay unos cuantos autores contemporáneos que han conseguido despertar mi interés como ha sido el caso de Kim Stanley Robinson. Un interés que en este caso concreto nació de una premisa que en principio me parecía un tanto absurda, una Nueva York inundada que se había convertido en una especie de Venecia futurista, pero detrás de esa fachada con lo que me encontré fue con un bonito y optimista alegato a favor de la solidaridad y en contra del capitalismo. Así que, y nunca mejor dicho, vamos a sumergirnos en esta obra que me ha dejado tan buen sabor de boca .
El cambio climático ha provocado dos grandes aumentos del nivel del mar que han cambiado por completo la faz de la Tierra y alterado el modo de vida tanto de humanos como de animales. Todas las antiguas zonas costeras del planeta se encuentran ahora bajo las aguas, se han organizado grandes migraciones controladas de la fauna para tratar de preservarlas ahora que sus hábitats han sido destruidos, y en una Nueva York apodada ahora por algunos como “Supervenecia” un puñado de personas que solo tienen en común el vivir en el mismo edificio están a punto de intentar cambiar el mundo.
Nueva York 2140 es uno de esos libros que he tenido la suerte de leer sin saber nada de su argumento mas allá de lo que apuntaba la portada y haber picado por una mezcla entre la curiosidad por la premisa (que me parecía un tanto absurda) y el buen recuerdo que me había dejado una de las obras anteriores de su autor, La Costa Dorada, un libro en el que ya se apuntaba que Robinson trataba ciertos temas políticos y sociales de una forma que (probablemente) mis prejuicios me hacen considerar como poco estadounidenses. Y es que con la excusa de esa inundación global que parece haber cambiado tanto el mundo, Robinson nos presenta una realidad no muy distinta de la nuestra en la que lo ricos son muy ricos, los pobres muy pobres y nada parece capaz de cambiar un sistema que parece condenado a repetir los mismos errores una y otra vez.
En este mundo del 2140 nos encontramos con animales que se están extinguiendo masivamente y con grupos que boicotean los intentos de preservarlos porque no es lo natural, en una clara critica a todos esos que afirman defender causas nobles mientras están ciegos a la realidad que les rodea. Millonarios que viven alejados de las penurias de las nuevas ciudades acuáticas y que mantienen lujosisimos rascacielos que utilizan solo para sus vacaciones de lujo mientras ganan cantidades obscenas de dinero invirtiendo y especulando con el futuro de una población resignada a vivir en una ciudad que se mantiene en pie a duras penas. Un futuro que en resumen, y tristemente, no parece demasiado diferente de nuestro presente.
Pero por encima de esa muy necesaria, y tan actual, critica social del libro, hay dos elementos que me han gustado por encima de todo y que me han recordado, salvando las distancias, al Marciano de Andy Weir. Lo primero es que en lugar de caer en ese pesimismo tópico y fácil que durante tanto tiempo ha plagado la ciencia ficción, Robinson aquí nos muestra una visión bastante optimista del futuro, en la que pese a todas las dificultades que los personajes se encuentran en la historia, estos no se rinden nunca. Unos personajes que se convirtieron para mi en lo mejor del libro ya que pese a venir de muy distintos trasfondos sociales, ya que nos encontramos desde voraces agentes de bolsa a huérfanos vagabundos pasando por políticos, detectives de policía o programadores, todos comparten una característica, siempre acaban haciendo lo correcto aunque sea difícil, aunque ponga en peligro sus vidas, cuando llegan el momento de actuar la solidaridad y el bienestar común (de todo el mundo, no solo de ellos mismos) esta por encima de todo.
Aunque Nueva York 2140 quizás no sea un libro para todo el mundo, los amantes de la ficción mas fantástica pueden quedar algo decepcionados al encontrarse con que los elementos mas fantásticos son algo tenues y utilizados solo como un macguffin, se trata de un libro muy recomendable sobre todo para los que como yo estén algo cansados de tanta visión negativa sobre el futuro. Un libro que ademas me ha hecho ganar un gran respeto por Kim Stanley Robinson (de quien ahora mismo me encuentro leyendo su Aurora y su trilogía de Marte esta en la lista de espera) y que a buen seguro caerán por aquí mas reseñas del resto de su obra.