No hemos hablado mucho por aquí sobre Conan, personaje que en esto del cómic vivió años mucho mejores y que de un tiempo a esta parte anda publicando Dark Horse. Resulta que por una de estas chifladuras de hoy en día equivalente a cruzarlo con Spiderman o Thor -crossovers que ya existieron en su día- ahora al cimmerio le toca verse las caras con la mismísima Wonder Woman en una serie limitada de seis números a cargo de Gail Simone y Aaron Lopresti.
Estamos hablando de un crossover que a priori parece seguir el estilo de aquellos primeros crossovers de Spiderman y Superman, contándonos como Conan y Wonder Woman se conocieron de críos y se enamoraron y se separaron durante años hasta reencontrarse de adultos. Diana anda un tanto perjudicada por un problema de amnesia mientras Conan se dedica a ser el menos Conan de los Conan porque sigue enamorado de ella tras todos esos años y blablabla. Estoy convencido de que los fans del bárbaro se cagarán en bastantes cosas por verlo tan fuera de su papel habitual, pero supongo que los tiempos han cambiado y en Dark Horse no se han dado cuenta de que a los bárbaros hay que dejarlos ser bárbaros. No, no me está gustando nada el crossover este, pero como tampoco tenía intención de hablar de este What If..? salido de madre, me váis a dejar que os comente el verdadero problema que ha puesto sobre relieve esta historia:
Porque vamos a ver, ¿alguien se ha dado cuenta de ya no hay ninguna diferencia entre Xena y Wonder Woman? Que ya oido vocecillas salir entre el público diciendo «pero es que Xena era una copia de Wonder Woman» y se equivocará de lado a lado, porque aunque la inspiración era evidente, el personaje de Raimi empezaba como un villano buscando su redención y viviendo aventuras de una forma muy distinta, batiendo enemigos con la espada, el chakram y berreando como berreaban los viejos de tu pueblo cuando se saludaban por en medio del monte. Wonder Woman no usaba armas convencionales, Wonder Woman vivía sus historias en una ambientación actual y Wonder Woman no mataba. Y entonces llega el crossover entre Wonder Woman y Conan y nos deja claro que Wonder Woman es Xena:
No, en serio, que alguien me diga cuál es la diferencia entre Xena, Red Sonja o la Wonder Woman de hoy en día. Que ahora se han puesto de moda los «personajes femeninos bad ass», pero parece que la definición que tiene el personal del concepto es el de que o eres como Xena o tu personaje no mola. Lo cual es completamente absurdo, porque ningún personaje necesita llevar espada, nunchakus o una gatling para molar. Que entiendo que vivimos una especie de reacción alérgica a siglos de mayoria de personajes femeninos relegados a ser madres, rehenes y poco más, pero lo que no me cabrá nunca en la cabeza es que Wonder Woman tenga que ser Xena.
Y es cierto que el problema empezó antes de la existencia de la propia Xena, porque no podemos olvidarnos de que en circunstancias muy concretas Diana ha usado espadas, escudos y hachas. Que desde la «new» Wonder Woman de O’Neil usando pistolas y katanas hasta la Wonder Woman de Pérez que iba lanza y escudo en ristre, el personaje ha usado estos accesorios alguna vez cada cuatro o cinco años, pero desde la llegada del New 52 ya se ha convertido en algo tan insoportablemente habitual que su identidad cinematográfica ya parece más ligada a la espada y el escudo que a su lazo o a sus brazaletes. Y claro, llegados a este punto a Wonder Woman sólo le falta el chakram para ser el personaje de Lucy Lawless…
Que al final todo este asunto no deja de ser consecuencia directa y síntoma de una industria que ha perdido completamente el norte. Porque cuando tenemos que Thanos aparece con un traje distinto según le apetezca al dibujante o que Brian Michael Bendis «resucita el Universo Ultimate» ignorando por completo el que Al Ewing ya lo había hecho unos pocos meses antes, el verdadero problema lo tenemos en unas editoriales que quieren jugar a tener un universo compartido sin querer molestarse en tener a gente trabajando para que las piezas no se desparramen de mala manera. Y ya no hablamos sólo de editores que dejan hacer a sus autores sin preocuparse de las consecuencias, hablamos de editores que directamente desconocen el material con el que trabajan y que lo destrozan «por el bien de las ventas». Una visión cortoplacista que a largo plazo siempre se acaba pagando, y si no que se lo pregunten a una Marvel que de repente está haciendo aguas por todas partes porque ya no tiene más estrategia editorial que «el gimmick». Y a mi que en su día me parecía absurdo que Conan Properties obligara a los autores a meter un monstruo y una moza en cada cómic de Conan, y ahora hasta lo estoy echando de menos…