Anda que no eres malvado, Diógenes. Has picado a M’Rabo para que cargue con todos sus explosivos contra los terroristas, sabiendo que no los detonarán si los tienen justo delante de ellos. Lo que es mejor, tampoco abrirán fuego sobre él por miedo a estallar, y así mientras tanto puedes llevar a cabo tu maravilloso plan de fuga consistente en tirarte contra la ventana. Te da igual tu compañero de aventuras, sólo buscas escurrirte y salvar tu culo, caer sobre el colchón de rescate de los bomberos y a ser posible vender la exclusiva de lo mucho que sufriste durante tu secuestro.
Mientras tanto, M’Rabo está siendo todo un héroe, lanzándose sobre los malvados terroristas y proclamando consignas a favor de Hal Jordan, Killowog y hasta G’Nort. Tanto terroristas como rehenes se apartan del loco perturbado, corriendo en todas direcciones con gritos y esas cosas. Seguramente algunos se tropezaron y se rompieron una uña, y en mitad de todo el follón un terrorista de esos que llevan un casco que parece el de un soldado rebelde de La Guerra de las Galaxias lo para en seco y le arrea una soberana ostia en los morros que lo tira al suelo. Y luego le saltan encima dos perros enormes que lo inmovilizan a mordiscos para que el señor bombero le pegue dos extintorazos en la cara hasta dejarlo sin sentido, y no contento con ello, le arrée otros cuatro por el asco que produce el embadurnarse de chapapote por la tontería de reducir al puto perturbado. Y entonces, sólo entonces, mientras todos están demasiado ocupados reduciendo a M’Rabo, Diógenes sólo piensa en su miserable pellejo y salta por la ventana para descubrir por fin la verdad…
Porque no es recibido como el héroe que esperaba ser, no, porque rápidamente la policía se le echa encima y lo inmoviliza de mala manera:
-¡Que yo no soy el terrorista, son los otros! -le dice a un policía, que parece el Carl Winslow de Cosas de Casa pero con acento del mismo Bilbao:
-¡A callar, puto loco! ¡Que menuda mañanita nos habéis dado!
-¡Pero que soy un rehén, que los terroristas están dentro!
Y entonces sí, entonces si que descubre LA VERDAD.
Esa verdad que M’Rabo no es capaz de vislumbrar cuando despierta en una habitación acolchada y con una camisa puesta del revés. Al principio el héroe wakandiano lo encuentra hasta divertido, pudiendo tirarse de un lado a otro de la habitación sin llegar a hacerse daño, pero entra en cólera al darse cuenta de que su piel ya no destiñe:
-¡Hijos de putaaaaaaaaaaa! ¡Me habéis robado mi negrituuuuuuuuuud!
La misma verdad que Diógenes ni siquiera se molesta en averigüar entre navidad y año nuevo, preguntándose dónde se habrá metido el vago de M’Rabo durante todos ese tiempo para no hacer post ninguno de los días. Ni siquiera se molesta en fijarse en su foto magullada en los periódicos, irreconocible sin su negritud, en la que se cuenta como un loco peligroso mata a un bombero de un hachazo y provoca el terror durante la fiesta de navidad del Centro Comercial El Corte Congolés. Para el año nuevo M’Rabo tendrá tantas drogas en la cabeza que volverá a escaparse y a probar la sangre humana, y será recogido de nuevo por Diógenes para que vuelva a su celda de cartón y siga produciendo bonitos artículos para todos vosotros. Los dos recibirán el año nuevo felices por su regreso a la rutina, y Diógenes empezará a elucubrar sus teorías de marisabidillo sobre qué es lo que ocurrió realmente para que cerraran el centro comercial:
-Yo supongo que habrá sido porque no podían aguantar la competencia de los otros tres centros comerciales, porque crecen como setas y claro, pues yo he estado investigando y está claro que esto supone un desequilibrio económico severo entre las grandes cadenas de centros comerciales y las pequeñas.
-¿Pero al final hubo incendio o no hubo incendio?
-Yo avisé de que había un incendio cuando pensaba que estaba todo lleno de terroristas, pero dicen que no eran terroristas así que no sé por qué lo habrán cerrado. Claro que igual el terrorista eras tu, ¿dijiste algo de terrorista al matar al bombero ese o así?
-Yo que voy a decir algo terrorista, ¡terroristas son ellos que me quitaron mi negritud y me tuvieron secuestrado! Además, ¿a quién le cabe en la cabeza que un centro comercial quiera cerrar en nochebuena? Y todos esos rehenes tenían cara de rehenes, ¡eso no era una fiesta!
-¡Y ni siquiera estaba Diane Nelson! ¡Ay como la echo de menos!
Eres perverso Diógenes, porque no le cuentas a M’Rabo que todo es por tu culpa. Que fuiste tú el que avisó a los bomberos y la policía de una invasión terrorista imaginaria, que fuiste tú el que provocó que el pobre wakandiano imaginario se quedara sin polvorones. Eres malo y te da igual haber arruinado sus navidades, porque lo único que te importa es que ya pronto empieza 2018 y Brainstomping debe seguir al pie del cañón para denunciar los excesos de Dan DiDio, llenar todo internet de excesivos artículos nostálgicos de los 80 y seguir viviendo debajo de un puente, observando la vida de los demás pasar y a la espera de que tus dichosos jamones de internet por fin bajen del cielo.
-¿A tu novia le gustarán los polvorones?
-Abuela que no la invites, que no pienso volver con una tía que ha probado la carne humana.
-Pues hija, cuando hay escasez a algo hay que agarrarse, ¡no hay que ser tan puntillosa!
Y mientras tanto, en alguna parte, dos canes llamados Superman y Batman que también han probado la sangre (sub)humana, siguen incubando una bacteria que podría significar el final de toda vida en la tierra, la M’Rabia Coli. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, así que por el momento nos conformaremos con desearos una feliz navidad y un próspero año nuevo.