De nuevo toca recomendar otro clásico de la literatura de ciencia ficción (se que no hay mucha variedad de géneros en la sección literaria, pero es que soy de ideas fijas) En esta ocasión tenemos que remontarnos a la visión del futuro que en la década de los cincuenta tuvo uno de los clásicos del genero, Alfed Bester, y a uno de sus libros mas famosos, el Hombre Demolido. Una historia de crímenes que gira en torno a dos hombres increíblemente poderosos, cada uno a su manera, que dedicaran todos sus recursos a desbaratar los planes del otro aunque en ello les vaya la vida.
En el siglo 24 pocos hombres hay en la Tierra mas ricos y poderosos que Ben Reich, o al menos esas son las apariencias. La verdad es que su empresa se encuentra al borde la bancarrota y las pesadillas recurrentes que sufre amenazan su cordura. Un delicado y frágil estado mental en el que Reich decide que la mejor solución para sus problemas consiste en asesinar a su mayor competidor en los negocios y apoderarse de estos. El único obstáculo en su camino es que vive en una sociedad en la que los telepatas se encuentran en todos sus estratos, el mundo de los negocios, la medicina y también la policía, pero eso no solo no desalentara a Reich de llevar a cabo sus planes, sino que le motivara a tratar de cometer el crimen perfecto.
Alfred Bester es otro de esos clásicos indiscutibles del genero de ciencia ficción y un todoterreno que abarco multitud de campos. Como muchos de su generación sus comienzos se encuentran escribiendo historias cortas para las popularisimas revistas de la época, en concreto para la “Thrilling Wonder Stories” de Hugo Gernsback. Un trabajo en el que conoció a dos editores que le ayudarían a conseguir su siguiente trabajo, Jack Schiff y Mort Weisinger. Gracias a estos paso a trabajar como guionista en DC Comics, donde tuvo la oportunidad de guionizar a Superman y Green Lantern (Alan Scott) y fue responsable de crear a clásicos villanos como Vandal Savage o Solomon Grundy e incluso, según algunas fuentes, fue el responsable del famoso juramento que décadas mas tarde se convertiría en el de los GLCorps (aunque se supone que décadas mas tarde lo desmintió en una entrevista que no he podido localizar). Un trabajo que le dejo tiempo para sustituir a Lee Falk como guionista de las tiras de prensa de Mandrake y Phantom. Pero en el cómic tampoco se quedo mucho tiempo y de allí saltó a la radio, donde se convirtió en guionista de seriales radiofónicos llegando incluso a escribir para la Sombra, un medio que también abandono para escribir para televisión.
Pero en la década de los cincuenta le volvió a picar el gusanillo de la literatura de ciencia ficción, un genero al que después de diversas nuevas historias cortas aporto su primera obra larga, El Hombre Demolido. Una obra que apareció publicada por entregas en la revista “Galaxy Science Fiction” en 1952 y que fue recopilada un año mas tarde como novela dedicada al editor que entre muchas sugerencias le convenció de que “Demolition!” no era un titulo tan atractivo para esta obra. Una novela que no solo reafirmo su fama como escritor, sino que tuvo el merecidamente honor de ser la primera novela en ganar el Premio Hugo. ¿Pero que es El Hombre Demolido?
El Hombre Demolido es una historia de crímenes y pasiones, una historia de detectives en la que la clave no esta en descubrir al asesino sino en saber si este conseguirá quedar impune, pero sobre todo es la historia de dos hombres, Ben Reich y Lincoln Powell. Un poderoso hombre de negocios y un no menos poderoso policía telepata frente a frente en un juego del gato y el ratón (en el que es difícil decidir que es cada uno) en el que les vemos desplegar todo su ingenio y recursos, uno para evadir las consecuencias de su crimen y el otro para capturar al criminal y “demolerle” como manda la ley. Y es que el retrato que hace aquí Bester de las personalidades de estos dos hombres tan diferentes pero que comparten la misma implacable determinación, es no solo uno de los hilos conductores de la obra, sino uno de los aspectos mas interesantes de la misma.
Pero al mismo tiempo que se desarrolla esta implacable persecución Alfred Bester nos mostró una sociedad radicalmente transformada por a existencia de los telepatas. Unos telepatas que no son aquí seres marginados por unos poderes que les hace ser temidos y odiados por la sociedad, sino unos valiosisimos miembros de esta cuyos servicios son altamente apreciados. Pero aunque aquí no sean unos parias, en cierto modo si que son unos “marginados”, y es en este aspecto donde destaca mejor el talento de Bester. Y es que esas habilidades que convierte a los telepatas en seres tan valiosos y que les permiten leer la mente de cualquiera, solo les permite comunicarse entre ellos (mentalmente) lo que les ha llevado a formar una comunidad cerrada (el gremio de telepatas), con fuertes lazos entre si y una forma de comunicarse única.
Este es probablemente el punto mas interesante de la obra desde un punto de vista puramente de ciencia ficción, la creación de unos telepatas que no se limitan a conversar con el pensamiento utilizando palabras, sino que creó para ellos un complejo lenguaje formado por palabras, imágenes, conceptos abstractos e incluso formas geométricas que hacen de este libro algo especial. Y era tal la pasión de Bester por este tema, que fue una constante en su obra, que acabo siendo homenajeado e inmortalizado por J.M. Straczynski en su serie Babylon 5, donde aparecía una versión bastante mas siniestra y fascista del gremio de telepatas (el Cuerpo Psíquico) que no solo compartían organización y métodos, sino que su miembro mas notable se llamaba precisamente Alfred Bester (interpretado por Walter Koenig) un homenaje que llego al extremo de desvelar en una novela que ese no era el verdadero nombre del personaje y que se lo habían dado en honor al famoso escritor del siglo 20.
De nuevo estamos ante un libro que a riesgo de sonar como un disco rayado es una lectura imprescindible para los amantes del genero y que me ha enganchado de principio a fin (pero claro, es que de los libros que no me gustan no hablo aquí). Yo por mi parte me vuelvo a mi celda (que a mi si que me tiene demolido Diógenes) para seguir poniéndome al día con los clásicos y compartir por aquí lo que me vaya encontrando, que otra cosa no, pero material no me va a faltar en mucho tiempo.