Mas de una vez he comentado como los prejuicios o las ideas preconcebidas me habían mantenido alejado de cosas de libros, series, películas y cómics de los que he acabado disfrutando bastante, y eso es lo que casi estuvo a punto de sucederme con la serie regular de Black Bolt. Pero en mi defensa diré que con todo lo que ha estado haciendo Marvel en años recientes con los inhumanos no resultaba descabellado querer mantenerse alejado de sus títulos lo mas posible, y mas si como en este caso la serie estaba escrita por un autor que me resultaba completamente desconocido. Pero por suerte le di una oportunidad y me he he encontrado con un cómic de lo mas entretenido que nos permite ver al veterano personaje desde un punto de vista diferente.
Rey, esposo, hermano, exiliado, héroe… Rayo Negro ha jugado muchos papeles diferentes a lo largo de su vida, pero ahora se encuentra en uno que, aunque no le resulta completamente desconocido, el de prisionero, le hará replantearse muchas cosas sobre si mismo y sobre sus acciones. Pero para poner en practica esas valiosas lecciones sobre mismo que esta aprendiendo a la fuerza, Rayo Negro y sus compañeros de prisión primero tendrán que ser capaces de escapar de las mas inexpugnable prisión jamas construida en el universo…
Como decía al comienzo, a punto estuvo de ignorar por completo esta nueva serie, y todo por culpa de la propia Marvel. Pero es que hay que reconocerlo, lo que ha estado haciendo la editorial los últimos años con los Inhumanos, tratando de convertirlos de un día para otro en las superestrellas de la editorial (los nuevos Mutantes) saturándonos con su presencia en sus propias series, como invitados en las de los demás y como protagonistas de algún que otro evento, lo único que ha conseguido es provocar en mucha gente (entre quienes me incluyo) el efecto contrario. Aunque para ser justos mas que de saturación habría que hablar de la mediocre calidad de buena parte de las series de los Inhumanos. Que si descontamos el Karnak de Ellis (que encima poco se parecía al Karnak tradicional) o Ms. Marvel, que directamente dudo que mucha gente la considere una serie “inhumana”, el resto era para olvidar que ha existido.
Pero al final ha hecho falta la llegada de un escritor de fuera del medio, Saladin Ahmed un novelista y poeta que a sus espaldas solo cuenta con una novela y varios relatos cortos, para devolverle algo del prestigio perdido al nombre Inhumanos. Y eso que normalmente no me fío demasiado de cuando viene gente de fuera del mundo del cómic a probar suerte porque en muchos casos les cuesta aclimatarse al diferente ritmo del formato cómic. Porque aunque es cierto que gracias a estos cambios de medio hemos descubierto a grandísimos escritores como Brian K. Vaughan, también tenemos casos como los de Ta-Nehisi Coates, alguien lleno de grandes ideas (y que ha arreglado muchas de las cosas que no me gustaban de Pantera Negra) pero al que le esta costando una barbaridad adaptarse a eso de escribir 24 paginas mensuales.
Por suerte Saladin Ahmed parece haberle pillado el punto enseguida al medio, y lo mas importante, al personaje, ya que le ha devuelto a los Inhumanos (aunque se este ocupando solo de su antiguo Rey) ese carácter enigmático que perdieron cuando en Marvel se empeñaron en “normalizarlos”, franquiciarlos (como secundarios de lujo funcionaban muy bien, como protagonistas de todo lo que se mueve no tanto) y convertirlos en unos superhéroes mas. Y curiosamente para conseguir esto Saladin Ahmed se ha llevado al personaje fuera de su entorno y su familia para soltarlo en medio de un escenario radicalmente diferente que le resulta tan extraño al personaje como a los lectores, pero a veces tienes que cargarte un poco las cosas para poder arreglarlas. Un cambio aparentemente radical que no solo ha conseguido que vuelva a interesarme el personaje después de muchos (demasiados) años, sino que ha conseguido lo mismo con algún que otro sorprendente secundario.
Aunque todo esto podría haberse quedado a medio gas de no ser por el grandísimo trabajo realizado aquí por Christian Ward en el apartado gráfico. Sin su habilidad para crear esos escenarios casi oníricos, ese estilo que a ratos roza la abstracción y ese manejo del color, este cómic no tendría esa atmósfera tan “alienigena” que consigue sin que nos pongamos en la piel de este Rayo Negro perdido y alejado de todo lo que conoce. Unos puntos fuerte que consiguen que se le perdone que a veces su manejo de la anatomía sea un tanto difuso o que no parezca recordar como de altos o delgados son sus personajes de una pagina a otra. Y eso por no mencionar que tras el susto que nos llevamos al ver aquel horrible rediseño para Rayo Negro en la serie Royals, se agradece no solo que aquello estuviese justificado, sino que aquí Ward se limite a respetar el trabajo de Jack Kirby.
Confío en que del mismo modo que yo he conseguido (o al menos lo voy intentando) no dejarme llevar por mis prejuicios, el camino marcado por cómics como este que hoy nos ha ocupado o el Karnak de Warren Ellis sirva para que en Marvel aprendan de que no pueden tratar a los Inhumanos como unos superhéroes mas, que no son la Patrulla-X o los Vengadores y nunca lo serán, y tienen que darles un enfoque diferente para hacerles interesantes. Y en el peor de los casos, si no aprenden, al menos habremos tenido un par de cómics de lo mas entretenidos.