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The Divided States of Hysteria – Howard Chaykin nos obliga a afrontar una incomoda realidad

Lo que mas me ha atraído siempre de la ficción, ya sea cine, televisión, libros, videojuegos o cómics, ha sido esa sensación de escapismo, el disfrutar de historias que no tienen nada que ver conmigo o con el mundo que me rodea. Pero de vez en cuando es muy necesario que esa misma ficción se utilice precisamente para lo contrario y ponga el foco en la realidad por desagradable que esta sea. Y eso es precisamente lo que ha hecho Howard Chaykin en The Divided States of Hysteria, donde a través de la ficción nos muestra un futuro demasiado cercano, demasiado incomodo y lamentablemente demasiado posible.

Si, pone «Invierno de 2016», la publicación de este cómic se ha retrasado un poco pero la espera ha valido la pena

Tras el asesinato del Presidente de los Estados Unidos y su gabinete durante un fallido golpe de estado, el país se encuentra en un momento de máxima tensión. Drones militares surcan los cielos, los servicios de inteligencia se encuentran en estado de máxima alerta temiendo nuevos ataques y la paranoia y el miedo campan a sus anchas en cada rincón del país. Un estado de excepción que provocara que la única esperanza de ese país devastado por la tragedia recaiga en las manos de un agente de la CIA convencido de estar sobre la pista de un inminente ataque terrorista, un asesino en serie, un francotirador, un estafador que ejecuta a sus victimas y una prostituta transexual…

El país de las libertades…

De Howard Chaykin se podrán decir muchas cosas, pero no que sea alguien que se muerde la lengua y va por la vida con guante de seda. Es mas bien un autor que cuando quiere mostrarnos algo no agarra al lector de la mano y nos lo explica, sino que nos arrea un guantazo de realidad y nos sujeta la cabeza para obligarnos a mirar aquello que no queremos ver. Y eso es lo que nos ofrece en The Divided States of Hysteria, un retrato amargo e incomodo de una sociedad, la de su país, que se encuentra actualmente dirigiéndose en una dirección bastante aterradora. Pero un retrato que Chaykin utiliza no como el desahogo de un cínico, sino mas bien como un grito de alerta ante el precipicio al que parecen decididos a dirigirse muchos de sus compatriotas.

No, Chaykin no es un autor para todos el mundo, pero si alguien a quien todo el mundo debería darle una oportunidad

Y aunque es obvio que Chaykin a sus sesenta y seis ya no tiene la frescura y soltura en el trazo que tenia en las décadas de los setenta y ochenta y que su estilo actual en ocasiones peca de estático, sigue demostrando a todo el mundo que no ha llegado hasta donde esta mas que a base de trabajo duro y un dominio del lenguaje del cómic del que mas de uno debería aprender. Algo que se nota en pequeños detalles como ese constante bombardeo del “ruido” de las redes sociales, entre los que deja caer algún que otro mensaje con bastante mala baba, o esos omnipresentes drones que vemos de fondo en todo momento y a lo largo y ancho de todo el país y que nos recuerdan el estado militarizado y de paranoia en el que se encuentran estos Estados Unidos ¿de ficción?

¿Esto era ficción, no?

De momento la historia no ha hecho mas que comenzar y quizás haya sido demasiado pronto para recomendar este cómic, pero nunca viene mal recordar que aun tenemos la suerte de contar en el mundo del cómic con gente como Chaykin que, detrás de esa fachada de brutalidad e hiperviolencia de la inmensa mayoría de su obra, se encuentra un autor muy completo con con la cabeza bien amueblada y las ideas muy claras. Así que aunque este cómic a priori pueda resultar poco atractivo para algunos, yo recomendaría darle una oportunidad y descubrir por uno mismo que es lo que Howard Chaykin tiene que contar.

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