El mes pasado, con ocasión del articulo del aniversario del fallecimiento de Darwyn Cooke, uno de nuestros comentaristas habituales me recordó la existencia de “Graphic Ink: The DC Comics Art of Darwyn Cooke”, un libro que recopilaba buena parte del material que Cooke realizo a lo largo de los años para DC. Un libro imprescindible para cualquier admirador de su trabajo y que pese a que no ha sido fácil de conseguir (Diógenes ahora esconde su dinero con mas ahínco que un político corrupto investigado por un juez) el libro por fin ha caído en mis manos. Como suele pasarme en estos casos la experiencia ha sido algo agridulce al disfrutar de cada obra aquí recopilada y recordar que ya no habrá nada mas, pero es la única forma que tenemos de mantener vivo su recuerdo, leyéndole e intentando que quienes no conocen aun su obra le descubran.
Lo primero que llama la atención de este libro es su presentación ya que se trata de un volumen enorme, algo mayor que un álbum europeo, y en tapa dura, como lo que en cierto modo es, un libro de arte. Todo ello envuelto en una sobrecubierta con una de las mejores ilustraciones que le he visto a Darwyn Cooke y en la que nos muestra una relajada escena en la que multitud de héroes (y algún que otro villano) se toman un merecido descanso para tomar algo. Una ilustración que oculta una segunda portada no menos impresionante en la que se nota el cariño que Cooke sentía por la DC de la Silver Age (aunque ese Batman le deba mas al de LA serie animada que otra cosa).
En cuanto a lo que realmente importa, el contenido, nos encontramos con un autentico “cajón de sastre” que incluye una gran variedad de historias cortas de complemento aparecidas como extras aquí y allá o en antologías varias, números sueltos de “relleno” para diversas series, portadas e incluso el numero completo de Solo dedicado a Cooke. Básicamente aquí encontramos todo el material “suelto” de Cooke para DC que no había encontrado su sitio hasta ahora. Pero esta falta de cohesión entre el material aquí recopilado no es algo negativo sino todo lo contrario, ya que nos permite ver el amplisimo rango artístico de Darwyn Cooke, desde sus humildisimos orígenes en su primer trabajo profesional publicado a historias que por méritos mas que sobrados merecen estar entre lo mejor que se ha hecho con esos personajes.
Así nos encontramos con rarezas como el primer trabajo profesional de Cooke, una historia corta publicada en 1985 en las paginas de New Talent Showcase, una historia muda titulada «The Private Eye» y en la que un primerizo Cooke de tan solo 23 años se volcaba en uno de sus géneros preferidos, el negro. Una historia en la que aunque su estilo resulta casi irreconocible, se dejaba notar que ya tenia madera de artista y también la influencia que tuvo Alex Toth en su trabajo. Unos trabajos primerizos que comparten espacio con materiales mas modernos como unas historias extras de un especial de New Frontier cuya existencia desconocía y que me han vuelto a recordar a esa DC que pudo ser y no fue (y de la que gente que hace las películas tendría que haber tomado ejemplo) o una enternecedora y personal historia en la que Cooke se convierte en protagonista para contarnos como le entro el gusanillo de ser un artista.
Historias en las que vemos como Cooke evolucionaba y adaptaba su estilo a lo que requiriese la historia, siendo capaz con una facilidad y sencillez aparente de crear unas atmósferas sombrías y tenebrosas a unos mundos utópicos y luminosos, de pasar de utilizar un estilo superdetallista (dentro de su minimalismo) a simplificar su trazo casi como si fuesen los dibujos de un niño , el dominio del blanco y negro, del color, del bitono… Si, este libro en principio carece de cualquier tipo de cohesión interna, pero tiene toda la que necesita, el inmenso talento de uno de los mas grandes autores de cómic que nos ha dado este medio.
Pero todo no podía ser perfecto en este libro, aunque el aspecto negativo aquí no es culpa de Darwyn Cooke sino de la propia DC o para ser mas concreto, del sistema de encuadernación utilizado por estos para sus grandes libros de lujo. Una encuadernación que por propia experiencia y incontables opiniones encontradas por ahí, son algo ya sintomático. En lineas generales el problema es que los tomos de DC no se abren bien, es imposible abrirlos del todo sin destrozarlos, y aunque esto no molesta cuando las paginas tienen unos margenes amplios, cada vez que nos encontramos con paginas dobles o imágenes que “sangran” de la pagina, es imposible verlas en su totalidad. Y aunque Darwyn Cooke solía utilizar una estructura bastante clásica y no encontramos este problema en la mayor parte del libro, resulta doloroso llegar al final y ver que las 23 portadas variantes que Cooke realizo para numerosas series de DC en 2014 se han reproducido a doble pagina y que la encuadernación las mutila impidiendo admirarlas en su totalidad. Algo que se podría haber solucionado simplemente con reproducirlas algo mas pequeñas en vertical y una por pagina. Pero este es un pequeño problema que no impide disfrutar de este libro.
Por si no había quedado claro, y defectos aparte, todo esto es una recomendación en toda regla para hacerse con este libro, tanto si se es admirador del trabajo de Darwyn Cooke como si simplemente uno es admirador del buen cómic. Una recomendación que hago extensible incluso a aquellos que ya tengan estas historias dentro de sus publicaciones originales, que solo por el formato de lujo y por tenerlas todas juntas, ya vale la pena hacerse con este libro.