Hace una semana y pico llego por fin aquel momento que tanto ansiaba y temía, el estreno de Iron Fist. El cariño que le he tenido al personaje desde comienzos de los 80 cuando lo descubrí compartiendo serie con Power-Man me hacía estar bastante ilusionado, pero lo precipitado de su rodaje, la elección del showrunner y sobre todo la calidad decreciente de las series de Netflix (aun trato de superar el trauma que me dejo Luke Cage) me hacían temer lo peor. Y finalmente, tras un fin de semana de horror e incredulidad vi como casi todas mis peores expectativas se cumplían y la serie que más quería ver se convirtió en casi la que menos me ha gustado. Así que vamos a ver una larga lista de cosas en las que Marvel y Netflix nos han fallado mientras me agarro al clavo ardiendo de lo poco que he encontrado digno de salvar.
Ni los posters han estado especialmente currados
De tan mal humor me han dejado tantas cosas esta serie que por una vez voy a pasar de entrada e ir derecho al grano. Uno de mis principales problemas con el Puño de Hierro de Netflix son toda esa serie de cambios absurdos que ha sufrido la historia original y que solo han servido para empeorar una historia que más de cuatro décadas después seguía funcionando. Remontémonos si no al principio, en el comic teníamos a un Danny Rand que tras presenciar la muerte de sus padres se pasaba la siguiente década odiando al asesino de sus padres y utilizando ese odio y ansias de venganza para superar todas las pruebas a las que fue sometido en K’un-Lun para adquirir el poder con el que llevar a cabo su venganza y a abandonar el único hogar que había conocido en la segunda mitad de su vida. Un odio que se apagó tras presenciar el cascaron sin alma en el que se había convertido Harold Meachum y como este moría a manos de otro, dejándole de pronto sin propósito en su vida y sin un hogar al que regresar en ninguno de los dos mundos que conocía.
¡¿Que tenia de malo algo tan clásico como la venganza?!
En cambio en la serie Danny Rand cree que sus padres murieron en un simple accidente, y sus motivos para querer convertirse en Puño de Hierro parecen ser “porque si”. Ya no hay un motivo claro, casi parece que quiere el poder solo porque no hay otra cosa a la que aspirar en K’un-Lun. Algo que se puede aplicar también a su abandono de la fantástica ciudad a hurtadillas decepcionando a todos los que le conocían (cuando en el comic se marchaba con el triste beneplácito de Lei-Kung y de Yu-Ti). Así es como nos encontramos con un Danny Rand inocente como un niño que vuelve a Nueva York aparentemente por nostalgia para tratar de encontrar en la figura de Harold Meachum y sus hijos esa familia que ha perdido y que tiene ataques de rabia casi homicida sin otra cosa que los genere más que la frustración. Cambios absurdos que se cargan prácticamente toda la caracterización del personaje y que tristemente se aplican a buena parte del reparto de la serie.
Y esto es lo que pasa cuando te cargas las motivaciones de un personaje y no las reemplazas por algo igualmente interesante…
Harold Meachum es otro de los grandes ejemplos en este sentido. Un personaje que en el comic no era más que un “Macguffin” que servía para justificar el odio que Danny Rand había sentido durante diez años y a quien la década de miedo esperando la venganza de este le había dejado reducido a un estado más allá de lo lamentable, solo para obtener una suerte de venganza pírrica al morir a manos de otro y dejar al objeto de su pánico vacío y sin objetivo. Aquí en lugar de eso nos encontramos con un personaje cuya existencia se ha estirado hasta el final de la temporada y que a ratos parece una parodia extraña del Ward Meachum del comic. Algo que casi parece deberse a que simplemente (y exceptuando Jessica Jones) todas las series de Netflix necesitan un villano que sea más o menos respetable a ojos de la población en general porque aun buscan un nuevo Kingpin.
Harold Meachum en el comic duraba poco pero cumplia a la perfección su papel
Y estos cambios sin sentido los encontramos en prácticamente todos los personajes. Colleen Wing pasa de ser una detective privado que ayuda a su padre a proteger al Puño de Hierro, a ser miembro de una rama extraña y patética de la Mano que casi parece más el Clan del Pie de Shredder el de las Tortugas Ninja. Además de ser el nuevo interés romántico de Danny Rand como pretendía originalmente Tony Isabella antes de que llegase Chris Claremont y le juntase con esa Misty Knight, a la que aquí ni se menciona de pasada, para crear a una de las parejas más icónicas de Marvel. Y casi podemos dar gracias de que ella es, a pesar de todos esos cambios absurdos, de quienes más se parecen a su contrapartida del comic.
La sombra de Tony Isabella es alargada…
Davos/Serpiente de Acero, es otro de los grandes perjudicados en este sentido. Originalmente teníamos a un personaje al que también impulsaban sus más bajas pasiones, en este caso el orgullo herido y el resentimiento. Como hijo de Lei-Kung, Davos había pasado toda su vida preparándose para convertirse en Puño de Hierro convencido de que ese era su destino, solo para ver como Wendell Rand, un extranjero blanco, le arrebataba el lugar que él creía suyo por derecho. Un rencor que le impulso a escabullirse para enfrentarse a Shou-Lao la noche antes de la prueba final de Wendell solo para fracasar y ser expulsado de K’un-Lun, lo que le llevo a pasarse los siguientes veinte años odiando a Wendell Rand y al hijo de este que había conseguido el poder que tanto ansiaba. Aquí todo esto se ha reducido a que Davos (un Davos demasiado bajito para parecer Serpiente de Acero) y Danny son amigos de la infancia, que Davos acepta con deportividad (aunque con una mal disimulada envidia) que Danny se convierta en Puño de Hierro, y que tras fracasar en hacerle regresar a K’un-Lun decide quedarse en la tierra odiando a muerte a Danny y queriendo matarle… De nuevo el personaje acaba mas o menos en el lugar en el que estaba en el comic pero de forma forzada.
Otro personaje desdibujado a base de marear sus motivaciones
Uno tras otro casi todos los personajes de esta serie caen en lo mismo, sus personalidades y motivaciones que funcionaban a la perfección en el comic aquí son cambiadas sin motivo aparente para ser reemplazados casi por drama culebronero adolescente. E incluso los personajes heredados de otras series como Claire Temple o Madame Gao aparecen a ratos desdibujados. Que yo aún espero que me expliquen cómo Claire (que recordemos sigue siendo solo una enfermera) acepta irse a esa china de cartón piedra a capturar a Madame Gao, o como esta pasa de dirigir en Daredevil una organización de narcotráfico que parecía completamente ajena a la Mano de Nobu a ser la líder de una tercera facción de la Mano en la que sus asesinos se visten de cualquier cosa menos de ninjas (que hasta tiene mercenarios que parecen salidos del Counterstrike)
Si es que uno casi puede imaginar que eso son miradas de incredulidad y decepción por parte de Nobu
Y ojala esto hubiese sido lo peor que me he encontrado en la serie y estuviésemos ante uno de esos casos en los que se toman todas las libertades del mundo con el material de origen pero aun así sacan un gran producto como paso con Guardianes de la Galaxia, o al menos ser capaces de llegar a los niveles de divertida enajenación de Gotham. Pero tras ver como en Daredevil, y en menor medida en Jessica Jones, fueron capaces de crear grandes historias siendo tremendamente respetuosos con el material original, este segundo mazazo me hace creer que los Héroes de Alquiler están gafados. Y como esto ya me ha quedado un poco largo vamos a dejarlo hoy aquí y continuar mañana con el resto de cosas que no me han funcionado en Iron Fist y con los únicos hilillos de esperanza a los que soy capaz de agarrarme ahora mismo.