La semana pasada recibíamos la noticia de que Dan Buckley era el nuevo presidente de Marvel Entertainment Inc, lo cual pasó completamente desapercibido y a lo que nadie hizo el menor caso, porque al fín y al cabo los nombres con los que trabajamos son los de Bendis, Liefeld y demás, y nunca con los de esa gente rara que tiene cargos como «editor», «publisher», presidente o «CEO», aunque en el último caso el CEO de Marvel Entertainment es Ike Perlmutter y a la gente le ha gustado mucho hablar de el por su pintoresca personalidad. Pero la cuestión es que, si Dan Buckley es el nuevo presidente de Marvel, ¿quién cuernos era el anterior?
Alan Fine es un nombre que poco se prodiga en las noticias pero que siempre aparece en todas las superproducciones de Marvel. Ser el presidente de la compañía viene a convertirlo en un supervisor general de todo lo que se hace dentro y fuera de ella, al gestionar también el uso de los personajes de Marvel en el merchandising y hasta en películas licenciadas de Fox o Sony; gracias al hackeo de esta última compañía salió a la luz un email especialmente sangrante en el que Fine se despachaba a gusto contra el guión de Amazing Spider-Man 2, calificandola como un sin sentido y poniéndola a caer de un burro. Sony parece no haberle hecho mucho caso -su poder en todo aquello era más consultivo que otra cosa- y así les fue.
Fine es uno de los jefazos de Marvel que llegó con Toy Biz, y podría decirse que es uno de los hombres de confianza de Perlmutter, ya que pertenecía al Marvel Creative Committee junto a otros nombres como el de Dan Buckley, Joe Quesada o Brian Michael Bendis y que supuestamente supuso el cisma entre Marvel Studios y Marvel Entertainment, cuando el comité empezó a tomar decisiones que no gustaron nada a Bob Iger -el jefazo de Disney- que provocaron que la parte cinematográfica de Marvel se fuera por su propio camino bajo la batuta de Kevin Feige, presidente de los estudios Marvel que adquiría por fín plenos poderes y sólo tenía ya que responder a la misma Disney. Con esto, el poder de Alan Fine pasaba sólo a ser el de supervisar la parte televisiva -series de animación, Agentes de SHIELD o las producciones para Netflix- y los cómics en sí, con lo que producciones «perlmuttianas» como la película de Inhumanos fueron canceladas y los pactos entre Sony y Marvel empezaron a dar su fruto con la aparición de Spiderman en Civil War y la de Iron Man en Spider-Man Homecoming.
Pero, ¿qué quiere decir exactamente el cambio de guardia en la presidencia de Marvel Entertainment? Pues seamos honestos, no tenemos ni puñetera idea. El hermetismo corporativo tiene caminos realmente inescrutables, y aunque es de esperar que Dan Buckley continúe manejando la Marvel con una política parecida a la de su antecesor, lo cierto es que hasta ahora Buckley se ha centrado principalmente en los cómics, aunque sólo fuera en el aspecto «económico» del asunto. Sus entrevistas suelen girar más en el negocio que en el aspecto creativo, y el hombre parece más interesado en buscar nuevos mercados (suya fue la idea de todos aquellos cómics licenciados que no aumentaron la cuota de mercado en lo más mínimo) y en mantener los crossovers anuales que en mejorar la calidad del producto. Desengañemonos, no parece que Buckley vaya a cambiar la política general de Marvel Entertainment, pero tal vez nos quede un margen para la esperanza gracias a que el puesto de publisher acaba de quedar libre y no sabemos quién ocupará esa silla.
¿Será Joe Quesada, que lleva ya 6 años en ese puesto extraño de «Chief Creative Officer»? ¿Brian Michael Bendis, y con ello ya dejamos claro de que va todo esto? ¿Ascenderán a Axel Alonso y tendremos que hacer quinielas sobre el próximo EiC de Marvel? ¿O harán el locurón y ficharán a alguien de fuera, como Karen Berger? Lo cierto es que la figuera de Publisher suelen dársela a ejecutivos ajenos al mundo del cómic, no hay más que ver como el predecesor de Buckley fue nada más y nada menos que Bill Jemas, un tipo que poco o nada había tenido que ver con los cómics hasta ese momento y que de repente se enamoró del medio y la lió parda cual Dan DiDio con clásicos del ridículo más absoluto como Rawhide Kid, el evento horrendo aquel del «U-Decide» o su obra maestra y auténtico summum de la era Jemas, Marville.
En cualquiera de los casos, supongo que podemos estar de enhorabuena porque haya algo de movimiento en Marvel, porque el hecho de haber mantenido el mismo publisher desde 2003 hasta hoy parece haberse notado profundamente en el estancamiento de la editorial. No olvidemos que, aun con todo lo controvertida que fue la era Jemas, el Bukleyismo nos trajo los crossovers anuales, el Inhumanismo y la continuidad más «disoluta» de la historia de la editorial. No podemos decir que el balance de la era Buckley haya sido negativo -ha conseguido hacer la transición a lo digital mil veces mejor que DC, para que negarlo- pero lo cierto es que la Marvel que cogió Buckley era bastante más creativa e interesante que la que nos deja. Más allá de esto todo es especulación, y los resultados de estos cambios no se empezarán a notar hasta dentro de un par de años.