Jeff Lemire se ha convertido en muy poco tiempo, y a base de publicar un gran comic tras otro, en uno de mis guionistas favoritos (tampoco es un mal dibujante, solo que su estilo no es para todo el mundo) Es uno de esos autores cuya obra hay que seguir de cerca porque rara vez decepciona, ya sea en trabajos por encargo para las grandes editoriales o en trabajos más personales como el que hoy nos ocupa. En Black Hammer Lemire y Dean Ormston juega con las convenciones del genero para permitirnos echar un vistazo a un peculiar grupo de héroes retirados a la fuerza y a sus esfuerzos por encajar en un mundo al que se sienten ajenos mientras se marca un bonito (y a ratos deprimente) homenaje a los comics de la Golden y Silver Age.
No es una historia clásica de superheroes pero si una llena de superheroes «clásicos»
Abraham Slam, Golden Gail, el Coronel Weird y su leal compañero robot Talky-Walky, Madame Dragonfly, Barbalien de Marte y Black Hammer, hace años ellos fueron algunos de los más grandes héroes de Spiral City y sacrificaron sus vidas durante unas Crisis Multiversales para salvar a su mundo del Anti-God… o al menos eso es lo que siempre ha creído todo el mundo. En realidad estos héroes fueron lanzados a un mundo paralelo en el que no parece existir ningún elemento fantástico o sobrenatural y en el que un campo de fuerza de origen desconocido les tiene confinados en un pequeño pueblo. Allí han pasado la última década adaptándose lo mejor que han podido a sus nuevas circunstancias, una situación a la que no todos ellos han sido capaces de aclimatarse y algunos aun luchan por escapar de esta misteriosa prisión. Pero estos héroes no han sido olvidados y en su mundo hay gente que lucha por averiguar que les sucedió realmente, un misterio que está apunto de desvelarse y que responderá a muchas preguntas que se han estado haciendo en dos mundos muy diferentes…
Definitivamente no son la típica familia americana…
Jeff Lemire no es el primero que utiliza análogos de famosos superhéroes para contar historias que normalmente no se pueden contar en las grandes editoriales. Un recurso que puede dar mucho juego y que nos ha dado grandes comics como el Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, el Astro City de Kurt Busiek, Irredeemable e Incorruptible de Mark Waid, el Powers de Bendis y Oeming y tantos otros. Aquí no hace falta tener un conocimiento enciclopédico del comic de superhéroes para reconocer al instante entre los personajes de Black Hammer a sus inspiraciones, Capitán América, Wildcat, Adam Strange, Capitán Marvel o J’onn J’onzz entre otros o incluso a algún famoso autor de comics conocido por su amor hacia los héroes del pasado.
La sutileza en esto de los homenajes esta sobrevalorada
Con esos elementos Lemire construye una interesante historia que nos muestra algo que rara vez podemos ver, a unos héroes que se han retirado no por el paso de los años o por circunstancias personales sino porque una fuerza desconocida o accidente cósmico les ha encerrado en un pequeño pueblecito sin tener claro si se trata de una prisión, de un intento desesperado por salvarles que salió mal o algo aún más complicado. Y mientras que en esa situación forzada algunos han encontrado todo lo que siempre quisieron en sus vidas otros no lo han tenido tan fácil. Algunos habían caído en la locura hace mucho y su nuevo entorno no les ayuda a conservar los pequeños fragmentos de cordura que les quedan o han visto cómo sus poderes ya no funcionan de la misma forma que en su mundo y se han visto atrapados en una especie de segunda prisión, mientras que otros lidian con problemas mucho más mundanos que no les permiten ser ellos mismos.
No es exactamente una prisión pero para algunos de ellos es como si lo fuese
Un peculiar comic de superhéroes que cuenta con un dibujante a juego, el británico Dean Ormston. Un veterano dibujante que lleva más de dos décadas metido en esto del comic y que se ha curtido en publicaciones como 2000 A.D. y Judge Dredd Magazine o varios títulos de la Vertigo más clásica como Sandman, La Chica que quería ser Muerte, Sandman Mystery Theatre o la primera serie de Lucifer. Con esos antecedentes no sorprende encontrarse con un dibujante de esos de los que se suele decir que tiene mucha personalidad y poseedor de un estilo que podría calificarse de “feísta” (en el mejor sentido de la palabra) pero increíblemente detallado de esos que no dejan indiferente a nadie. Un estilo que aunque en principio parece no encajar con el género superheroico, al tratarse esta de una historia de corte más crepuscular encaja como un guante.
Las caras no es lo que mejor se le da, pero talento no le falta
Con cinco números publicados hasta la fecha Black Hammer se ha convertido en uno de mis nuevos comics favoritos, principalmente a que pese a que la trama principal se desarrolla algo lentamente, el explorar las vidas pasadas y presentes de estos héroes exiliados se está convirtiendo en algo tan interesante que hace que todo lo demás casi parezca poco más que un “Macguffin” que Lemire utiliza como excusa para rendir homenaje a una época pasada que por el mimo que se nota en cada página debe tenerle un gran cariño. Sumado al interesante apartado grafico realizado por Ormston convierte a Black Hammer en otro de esos comics que nadie debería dejar pasar, le gusten los superhéroes o no.