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John Wick – La elegante sencillez del cine de acción más clásico

Desde que puedo recordar he sido un fanático del cine de acción y he perdido la cuenta de cuantas películas (buenas y malas) me he tragado a lo largo de toda mi vida. Pero en los últimos años me he ido distanciando cada vez más de este género por una falta de interés (y mucho aburrimiento) en lo que se estaba haciendo actualmente y ya creía que estaba condenado a conformarme con los clásicos del pasado. Por eso cuando se estrenó John Wick no le preste demasiada atención, estaba convencido de que sería otra de estas “moderneces” en las que sus responsables creen que poniendo explosiones más gordas y persecuciones más exageradas ya tienes una gran película de acción. Pero no podría haber estado más equivocado, ya que en John Wick me he encontrado un cine de acción de lo más clásico que me ha hecho disfrutar como hacía mucho que no disfrutaba.

El cine de acción vuelve a ser lo que era

John Wick (Keanu Reeves) no está pasando por su mejor momento, tras el trágico fallecimiento de su esposa la rutina de despertarse cada día y vivir sin ella le tiene sumido en la amargura. Una amargura en la que su única ayuda y compañía es Daisy, una cachorrita de perro que fue el último regalo póstumo de su esposa y con el que esperaba ayudarle a superar su soledad. Pero la tragedia golpea de nuevo a John cuando el consentido hijo de un mafioso se encapricha de su coche y ante su negativa a venderlo es asaltado en su hogar por dicho mafioso y sus matones, quienes no solo le roban su coche sino que matan brutalmente a su perro. Pero esos criminales cometieron dos gravísimos errores, el primero fue dejar con vida a John Wick y el segundo fue sacar de su retiro al mejor y más despiadado asesino a sueldo que el mundo ha conocido jamás.

El cine de acción siempre nos ha enseñado que hay gente a la que es mejor no tocar las narices

Hacía mucho tiempo que una película de acción moderna no me dejaba pegado al sillón de esta manera, pero es que John Wick parece cualquier cosa menos una película de acción moderna. Una de los elementos que más me han gustado de esta película es su sencillez, su simplicidad. Aquí no encontramos un argumento enrevesado con personajes de motivaciones complejas envuelto en un escenario espectacular lleno de explosiones y escenas de acción imposibles (que eso no es necesariamente malo, el problema es cuando solo existe eso). Lo que nos encontramos es una sencilla, directa y muy clásica historia de venganza en la mejor tradición del género. Tenemos a un asesino retirado que había dejado atrás su pasado y un grupo de gente que comete el error de sacarle de su retiro y se pasan el resto de la película tratando de sobrevivir a la bestia que han despertado, no hay más ni hace falta más.

Básicamente este es el resumen de la película

Lo curioso es que este peliculón es el debut como directores de Chad Stahelski y David Leitch, dos antiguos especialistas de escenas de acción que ya habían coincidido con Reeves en la trilogía de Matrix. Pero supongo que nadie mejor para dirigir algo así que gente que ha vivido desde dentro lo que es este tipo de cine. Y es que viendo esta película cuesta creer que estemos ante el trabajo de dos debutantes, el cuidado y el mimo que han aplicado a cada detalle de la película es admirable, no hay nada que desentone o este fuera de lugar, música, vestuario, iluminación, montaje… Pero donde para mi más han destacado estos dos nuevos directores, y donde más se ha notado su pasado como especialistas, es en las cuidadísimas escenas de acción. Una acción que huye de esta tendencia moderna de convertirla en algo confuso y frenético en la que una cámara temblorosa parece querer suplir la falta de espectacularidad de las mismas. En su lugar nos encontramos con unas cuidadas y elegantes coreografías en las que no perdemos nunca la noción de lo que está sucediendo sin que ello merme la espectacularidad y brutalidad de las mismas y que beben muchísimo del cine de acción de Hong Kong.

Escenas de acción en la que no perdemos de vista lo que sucede… snifs

Pero es que esta es una película de muchas y muy variadas influencias que van desde el ya mencionado cine de acción de Hong Kong al cine negro pasando por el spaghetti western. Unas influencias que se notan sobre todo en el misterioso personaje de John Wick al que da vida a la perfección Keanu Reeves (un actor que me cae muy bien pero del que hay que reconocer que suele ser poco expresivo) De este personaje no sabemos demasiado sobre su pasado más allá de lo estrictamente relevante para la historia y no hace falta más. Es peligroso, tiene un pasado muy oscuro (del que solo sabemos lo estrictamente relevante para la historia) y no se va a detener ante nada ni nadie para cumplir con su venganza.

Hay ocasiones en las que la falta de expresividad es un extra

Un personaje que le debe mucho a clásicos como el vaquero sin nombre que Clint Eastwood interpreto en la “Trilogía del Dólar· de Sergio Leone, el Chow Yun Fat de “The Killer”, el Alain Delon de “Le Samouraï” o el Lee Marvin de “Point Blank”. Películas de las que John Wick no toma prestados simplemente los elementos que conforman a su protagonista, sino que es como un puzle en el que cada pieza, la estética, la elegancia, las coreografías, se pueden rastrear hasta estas y muchas otras películas. Pero es una mezcla tan bien realizada que no transmite en ningún momento la sensación de ser simplemente una copia, sino la última película en una larga tradición de clásicos.

Con precedentes como estos como para no sacar una buena pelicula

Pero este clásico moderno del cine de acción (si, hasta ese punto me ha gustado la película) le debe muchísimo también al impresionante casting reunido. Como ya he dicho más arriba Keanu Reeves está perfecto en su papel del frio y estoico asesino que solo en momentos muy puntuales deja salir la rabia que bulle en su interior. Un personaje radicalmente opuesto al mafiosillo interpretado por Alfie Allen, en un personaje que recuerda mucho al Theon Greyjoy que le ha hecho famoso en Juego de Tronos y que aquí su papel  básicamente es huir como si le persiguiese el mismísimo diablo. Pero esta película no sería la misma sin todos esos actorazos que brillan en pequeños papeles secundarios y que nos permiten asomarnos ligeramente al complejo y rico submundo lleno de normas y jerarquías de asesinos al que pertenecía John Wick y en el que nos encontramos nombres como los de Willen Dafoe, Ian McShane, John Leguizamo, Lance Reddick o Clarke Peters.

Y encima cuenta con un «villano» (mas bien una presa de caza) a la que es fácil despreciar

Con John Wick he recuperado una fe en el cine de acción que había perdido hace tiempo, aunque para que negarlo, también ha ayudado mucho lo fácil que resulta simpatizar con alguien dispuesto a desatar todos los infiernos por su perro. Por suerte para los amantes del género la película ha sido todo un éxito y ya está en marcha su secuela, una secuela que espero que mantenga el nivel de esta película (y que la supere) y anime a más directores a seguir la estela de John Wick y devolver al cine de acción a sus raíces.

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