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Trinity Rebirth: Francis Manapul recuerda que los superhéroes también necesitan parecer personas

Yo lo siento por Diógenes (en realidad no demasiado) pero sigo encontrando cosas que valen la pena en Rebirth, y en ocasiones en sitios donde no esperaba encontrar nada. Pero Trinity ha sido una sorpresa bastante agradable, aunque de nuevo por un detalle idiota que no debería ser nada raro o excepcional, que el guionista de la historia se ha dado cuenta de que los personajes de ficción necesitan tiempo y espacio para desarrollarse más allá de una constante sucesión de peleas. Si nos ponemos cínicos como uno que yo se me, podríamos decir que este comic solo cumple lo mínimo que se le puede exigir a un comic, pero yo prefiero verlo como otro pequeño pasito más en la dirección correcta que con suerte llevara a la editorial al lugar que no tendrían que haber abandonado.

Y que perfecto hubiera quedado si ese reflejo apareciese en los brazaletes de Wonder Woman porque esta no empuña una espada…

Todos esos años ocultando su existencia y la de su familia al mundo le han pasado factura a Superman, y ahora, pese a haber revelado su existencia al mundo, y haber trabajado ya en varias ocasiones con la Liga de la Justicia, Superman aún no sabe si puede confiar del todo en estas personas que tanto se parecen a los que en su mundo fueron sus mejores amigos. Una desconfianza que no le quedara más remedio que superar si quiere poder rehacer su vida en este nuevo mundo adoptivo en el que ha encontrado refugio. Pero sin que él lo sepa una conspiración urdida a sus espaldas le obligara a hacer frente a esa incomoda desconfianza… una conspiración organizada por Lois quien ha invitado a cenar a Batman y a Wonder Woman.

Y había gente que pensaba que Lois Lane no era la pareja perfecta para Superman…

Con este simplísimo argumento Francis Manapul hace algo que llevaba queriendo ver desde que comenzó Rebirth y el Superman pre-flashpoint reasumió su lugar legítimo, un comic en el que los personajes se limitan a charlar. Y es que tras varios meses en los que las interacciones entre este Superman y sus nuevos/viejos compañeros del New52 se habían limitado a viñetas sueltas aquí y allá, un montón de peleas contra supervillanos en las que todos mantenían las distancias y un pequeño amago de limar distancias en el Action Comics de Jurgens, este comic en el que simplemente vemos a Superman y su familia compartir mesa con Bruce y Diana ha sido como un soplo de aire fresco.

Y por fin dejan de encontrarse solo cuando hay algún villano cerca

Y es que no se los demás, pero pese a que en la serie de Superman ya ha habido momentos de calma en el que los personajes tenían tiempo de “respirar”, yo echaba mucho de menos la interacción de este con otros superhéroes que no consistiese en pegarse juntos contra alguien y largarse en cuanto acaba la batalla. Quería ver a Superman contando batallitas de su mundo, comparando las diferencias y similitudes entre sus viejos amigos y sus contrapartidas, que Batman no se acabe de fiar del todo pero en el fondo quiera hacerlo, que Wonder Woman hable abiertamente de cómo ha superado la muerte de su Superman y que inicie una amistad con Lois de una forma algo más natural y menos brusca que lo que se vio en Action Comics.. En resumen, que alguien hiciese que los superhéroes se comportasen como si de verdad hubiese personas bajo los uniformes de colores y no fuesen simples muñecos de acción. Lo que no me esperaba es que fuese Francis Manapul el que hiciese esto.

Con la de historias que debe tener Superman para contar y se acuerda precisamente de esta…

Que nadie me entienda mal, yo a Francis Manapul lo considero un profesional como la copa de un pino y un dibujante excepcional con un manejo del color y la composición que debe ser la envidia de muchos. El problema es que como guionista, lo poco que le había leído (su Flash) me había dejado, siendo generosos, muy frio. Y tras esa primera toma de contacto con sus habilidades como escritor me temía lo peor, que Manapul acabase siendo un Brian Hitch, viviendo de las rentas de su fama de dibujante y hundiéndose un poco más cada vez que escribía un comic. Pero pese a que lo que aquí ha contado no deja de ser muy simple e incluso tópico, apunta maneras y se le ve con ganas y madera de poder llegar a ser un guionista decente.

¿Historias que van mas allá de pegarse con el villano de turno? ¿Donde hay que firmar? 

Es difícil saber en este punto hacia donde derivara todo o si Manapul será capaz de cumplir lo que promete, pero yo quiero permanecer algo optimista (todo lo que me deje Diógenes). De momento la agradable cena ha terminado bruscamente con un curioso cliffhanger que apunta a que esta primera historia no va a ser una de esas que se resuelva a puñetazos y de la que seguramente (y tópicamente) veremos el inicio de una hermosa amistad. Pero por predecible que resulte todo esto, y tras tantos años de New52, bienvenidos sean los tópicos y la falta de incertidumbre.

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