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La Visión no tiene por donde meterse: Marvel necesita buenos editores para ayer

Hoy os traigo un par de imágenes, un par de viñetas en las que os tenéis que fijar en la Visión:

Civil War II #5, todos contra todos.

The Vision #11, todos contra La Visión.

Entre estas dos viñetas no han pasado meses o años, ni siquiera semanas. Estos dos cómics se han publicado ayer mismo. Ayer, sí, en el mismo día la Visión ha tomado partido en Civil War y se ha liado a tortas con los del bando contrario, en su propia serie toda la plana mayor de Los Vengadores se le ha echado encima para que no mate a no lo voy a decir porque es un spoiler. Lo peor de todo es que esto ha pasado en el mismo día y ya no solo no nos extraña, si no que hasta que nos parece normal. Pero vayamos por partes…

La mejor defensa para Bendis es este cómic, cojonudo por los cuatro costados.

Hace unos quince años, en los inicios de la era Quesada, cuando en una serie querían darle libertad a un autor para que hiciera lo que quisiera al margen de la continuidad, la ponían en el sello Marvel Knights. Y si la cosa tenía tacos y tetas, lo ponían en la línea MAX. Así fue como series como Alias pudo ser todo lo que quería ser y más, y como tras su éxito, abandonó el sello MAX y pasó a la continuidad normal con The Pulse. Los hechos ocurridos durante Alias pasaron a formar parte de la continuidad de Marvel, y aunque algunos de ellos venían cogidos con pinzas, las piezas fundamentales como la relación de Jessica con Luke Cage o su retrocontinuidad pasaron a formar parte del canon. Ahora bien, si cogemos otra serie de la época que también formaba parte de MAX como el Fury de Ennis, tenemos que nada de esas historias se ha mantenido en continuidad. Fueran malas o fueran malas, el éxito discreto de los cómics de estas líneas -al margen de su calidad- terminaba significando el que los demás autores tuvieran licencia para ignorarlas sin molestarse en el menor retconeo.

¿La mejor forma de cargarse la continuidad? Hacer series tan buenas que te obliguen a romperla.

Esta política de Marvel de ignorar las series de estos sellos según su éxito o según le cayeran en gracia a la editorial cambiaría en 2006 con Nextwave (Ellis/Immonen) en la que nos encontraríamos personajes como El Hombre Máquina comportándose de una forma radicalmente distinta mientras se enfrentaban a un Universo Marvel desquiciado y surrealista. Nextwave era otro ejemplo de gran serie que jugaba con la continuidad pero que a la vez era tremendamente perjudicial para ella -caía en muchas contradicciones, vaya- pero su éxito provocó que la serie entrara en continuidad porque, al fín y al cabo, Nextwave era una serie que no había sido publicada bajo el sello de MK o MAX. Y así es como la cosa de lió del todo…

Pero el Hombre Máquina era BENDER.

Porque si el lector no se tomaba nada en serio a Nextwave y lo disfrutaba por lo que era, Monica Rambeau en sus siguientes apariciones canónicas salía con sus pintas de Nextwave. De repente todas esas historias absurdas sin pies ni cabeza entraban en continuidad, y al lector se le pedía que hiciera el esfuerzo de relativizar todas las tonterías que había visto -y os aseguro que en Nextwave se hacían muchísimas tonterías. Más o menos por esta época los lectores empiezan a concebir la idea de una continuidad flexible en la que hay una ley no escrita de que toda serie que no esté en el núcleo principal del Universo Marvel es «prescindible». Así, las series principales de Los Vengadores son parte del canon y lo van escribiendo, mientras que otras series como el Ojo de Halcón de Fraction y Aja no son tan «importantes». Pero la cosa iba a ir a peor…

Adoro Hawkguy, pero admitámoslo, el resto del universo pasó de ella…

Porque a partir del momento en el que Bendis dejó Vengadores, las cosas empezaron a torcerse más todavía. Las series de Hickman empezaban a contradecirse con las de Bendis, y a su vez otros autores como Remender también chocaban con ellos. Los editores, en vez de poner paz en este caos, pasaron de hacer absolutamente nada y permitieron que los autores se lanzaran recaditos por la boca de sus propios personajes -quién no se acuerda de aquella Kitty de Bendis echándole mierda al Kaos de Remender- en una versión aún más lamentable y ridícula de las que en su día lanzaba Byrne a Claremont. Y entonces llegó Secret Wars… Y no se arregló absolutamente nada.

En Vision #11, la Visión se merienda el solito a los Vengadores y los Inhumanos sin ningún problema.

La serie regular de Visión salió a raíz de Secret Wars, y muestra como a Visión le apetece hacerse una familia que Gabriel Hernández Walta nos muestra magistralmente como una pandilla de Crash Test Dummies dispuestos a que les caiga una bomba nuclear encima. En realidad la idea de Tom King es mucho más perversa, y nos muestra el fracaso de la Visión a la hora de encontrar su lugar en el mundo. Es una serie excelente que ya hemos recomendado más de una vez, pero la historia que se cuenta no acaba de encajar del todo en el canon general. En los viejos tiempos, y por los sucesos que se muestran en su serie, Visión probablemente habría desaparecido de la serie de Los Vengadores por una buena temporada y ni de coña habría aparecido tomando parte en Civil War II, pero lamentablemente vivimos en una época en la que los editores no hacen su trabajo y la metahistoria del Universo Marvel no importa una mierda. Porque da igual que Waid en All New Avengers ya hablara de una oscura posesión de la Visión y que en dicha serie no se citara la existencia de «su familia», cuando Bendis se pone a escribir Civil War coge a la Visión estandar sin plantearse por un momento si el trabajo de King y Walta puede enriquecer lo que está haciendo. Y el resultado, por supuesto, es muchísimo más pobre.

En Civil War #5, Visión tiene problemas para quitarse de encima hasta a la tipa esta de la coleta, sea quien sea.

¿Le habría costado mucho a Waid contar que, a raíz de su interacción con Nova, Kamala y Miles Morales a La Visión le entraba el rollo paternal y decidía montarse una familia? No, y de hecho creo que a Waid le habría encantado introducirlo en la serie. Del mismo modo, creo que a Civil War II le vendría bien tomar esto en consideración, porque al fín y al cabo si algo necesita esa serie es dar razones a los personajes para pegarse, y si los que hubieran tratado de parar a la Vision en su propia serie hubiera sido el equipo de Carol o el de Tony (y no los dos a la vez) probablemente Civil War II habría tenido un poquito más de sentido. Aunque sólo un poquito, tampoco nos vayamos a pasar porque el desbarajuste que es ese crossover no hay Alan Moore que lo salve.

Que falta le hacen a Marvel más viñetas como esta…

Supongo que es en parte eso lo que hace que cada vez me cueste más tragar con el género de superhéroes, porque cuando lo que te atrae del mismo es la metahistoria y no las pequeñas historias concretas, como que para eso prefiero leerme una novela, que al fín y al cabo me dura más que un cómic y al autor le obligan a tener coherencia consigo mismo (porque en los cómics de ahora ya ni eso). En cualquier caso, Visión es un cómic realmente recomendable, uno de esos perros verdes que salen de la nada en la que la combinación entre Tom King, Gabriel Hernández Walta y Jordie Bellaire han hecho maravillas. Lo que más lamento de que se acabe es que el equipo vaya a separarse, cuando creo que lo mejor habría sido ponerles a trabajar juntos en otra serie… Pero quién sabe, tal vez a alguien en DC se le encienda la bombilla y decida que para dibujar los guiones de King es mejor Walta que Finch. Uno puede soñar con milagros, supongo…

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