Cuando pensamos en la Cosa del Pantano irremediablemente lo primero que se nos viene a la cabeza (y a veces lo único) es la etapa de Alan Moore. Esto es más que comprensible ya que se trata de uno de los mejores comics que DC ha publicado en toda su historia y que entre otras cosas puso en marcha lo que acabaría convirtiéndose en la línea Vertigo. Pero en el personaje hubo vida después y sobre todo antes, de Alan Moore. Y hoy quiero hablar de ese antes, de los orígenes del personaje en cuya creación dos grandes autores se reunieron casi por casualidad y crearon en su corta etapa juntos a un personaje que supero todas sus expectativas y acabo convirtiendo en un icono del comic de horror. Así que retrocedamos hasta 1972 para ver cómo y de qué forma Len Wein y Bernie Wrightson dieron vida a aquel monstruoso, y al mismo tiempo tan humano, habitante de los pantanos.
Unos orígenes oscuros sobre los que hoy queremos arrojar algo de luz
Los doctores Alec y Linda Holland están a punto de completar un proyecto que podría cambiarlo todo. Una formula bioregenerativa capaz de hacer crecer la vida vegetal en cualquier parte del mundo y que podría acabar con el problema del hambre definitivamente. Pero no todo el mundo ve con buenos ojos ese proyecto y quieren hacerse con él o destruirlo antes de que se finalice, por lo cual el gobierno de los Estados Unidos les ha escondido en un apartado laboratorio en los pantanos de Luisiana para que puedan finalizar su trabajo sin interrupciones. Pero todas esas precauciones no han evitado que les localicen y cuando el matrimonio de científicos se niega a vender su trabajo al mejor postor firman su sentencia de muerte. Tras un brutal ataque contra ellos una bomba es colocada en su laboratorio y su explosión baña al Doctor Holland en su propia formula y le hace arder, y consumido por el dolor este se lanza al pantano buscando apagar las llamas e iniciando sin saberlo un proceso que le transformara en algo menos que humano… en una cosa…
Y así nació un personaje destinado a grandes cosas
Se podría decir que los orígenes en el mundo real de este personaje fueron tan enrevesados como lo fueron en la ficción. Tenemos que remontarnos hasta 1971 y a un Len Wein que era un guionista novato que sobrevivía a base de vender historias cortas a varias editoriales y durante un viaje en metro se le ocurrió una idea sobre una historia de amor y venganza protagonizada por un monstruo. Su idea fue recibida con entusiasmo por su editor Joe Orlando y a Wein solo le quedo concretar los detalles del guion y encontrar un dibujante. El destino quiso que una semana más tarde en una fiesta en casa de Marv Wolfman Wein acabo sentado con un deprimido Bernie Wrightson que acababa de romper con su novia. Wein le menciono su historia comentando que era algo que encajaba con el bajo estado de ánimo en el que ambos se encontraban y que tal vez le sentaría bien dibujarla. De esa colaboración surgió una corta historia de ocho páginas que apareció publicada en House of Secrets #92 y que para sorpresa de todos se convirtió en el comic más vendido de DC de aquel mes.
Vale, técnicamente es aquí donde nació el personaje, pero ya nos entendemos
Los editores como no podía ser de otra forma quisieron aprovechar ese filón y le pidieron a Wein y Wrightson que continuasen la historia de aquel monstruoso personaje, pero ambos se negaron. La especial conexión emocional que sentían con el personaje al haberlo creado en unas circunstancias personales muy concretas no les motivaba a continuar con aquello, algo que disgusto bastante a sus jefes. El tira y afloja entre editorial y autores duro casi un año hasta que Wein se dio cuenta de que nada les obligaba a continuar la misma historia y que podían empezar de nuevo con un personaje similar (tan similar que cambiaron el apellido del protagonista, la época en la que se ambientaba la historia y los motivos detrás de la explosión). Así que con esta nueva idea bajo el brazo Wein se presentó de nuevo en la oficina de Joe Orlando, quien tan entusiasmado o más que la primera vez no tardo nada en darle luz verde a ese proyecto que llevaban tantos meses queriendo poner en marcha. Y así fue como en mayo de 1972 vio la luz esta nueva versión del personaje destinada a convertirse en una estrella.
Lo realmente sobrecogedor de este primer numero es ver que solo costaba veinte centavos…
Aunque por aquel entonces aquella Cosa del Pantano primigenia era algo distinto a la versión más popular que conocemos mejor. En aquellos años la Cosa viajo por todo el mundo viviendo aventuras que bebían mucho del horror gótico y del Fugitivo televisivo y en los que se encontró con hombres lobo, brujas, seres demoniacos y sobre todo con humanos terriblemente monstruosos. Algo irónico teniendo en cuenta que por aquel entonces la Cosa aún era un hombre atrapado en el cuerpo de un monstruo y que buscaba desesperadamente como recuperar una humanidad que con cada encuentro quedaba claro que solo había perdido en lo físico.
Pero conservar su humanidad interior no le evitaba el sufrimiento
En aquellas historias ya podemos encontrar el esqueleto de todo lo que fue la etapa de Alan Moore, unas historias en las que aunque podemos encontrar momentos algo tontorrones por parte de Len Wein, en general no han envejecido nada mal si tenemos en cuenta que han transcurrido más de cuarenta años desde entonces. Pero donde las historias no han envejecido en absoluto es en el prodigioso trabajo del por aquel entonces relativamente novato Bernie Wrightson. Curtido en su trabajo como ilustrador para la prensa y en sus cuatro años como freelance dibujando historias cortas de terror para DC y para Marvel, este autor destinado a convertirse en un referente dentro del comic de horror ya demostraba aquí todo el talento que tenía y lo mucho que le habían influido de niño aquellas historias de terror de la extinta EC Comics. Su estilo detalladísimo en el que cuidaba cada detalle, un gran dominio del uso de las sombras, una habilidad increíble para crear toda clase de criaturas a cada cual más monstruosa y una atmosfera tenebrosa, consiguieron darle una entidad al personaje que en manos de otros dibujantes menos habilidosos podrían haber conseguido que hoy la Cosa del Pantano no fuese más que una nota a pie de página en la historia de DC.
Con imagenes como esta no se le puede negar a Wrightson su dominio del horror
Pero esta colaboración tan exitosa solo duro hasta el número 10 de la serie cuando Wrightson dejo la serie, una marcha en la que le acompaño Len Wein tres números más tarde. La serie fue dando tumbos con varios cambios de equipos creativos y fue cancelada dos años después de la marcha de sus creadores. Tuvieron que pasar seis años hasta que la Cosa del Pantano recupero su cabecera propia continuando con el tono de sus orígenes y probando suerte con diversos escritores y dibujantes y el propio Len Wein como editor. Un regreso titubeante que salto por los aires cuando en 1984 llegó un señor de Northampton que lo puso todo patas arriba dando una lección de cómo se podía renovar por completo a un personaje sin traicionar su esencia, pero eso es una historia para otro día.
Y respetando el trabajo de sus predecesores Alan Moore consiguió llevar al personaje a otro nivel
Pero pese a que esta etapa no es tan brillante o tan memorable como la de Alan Moore sería injusto hacerla de menos, ya que reúne suficientes méritos propios como para merecer ser leída y no solo como curiosidad histórica. Por ello he querido hoy aportar mi granito de arena con esta reseña con la esperanza de conseguir animar a los lectores del blog a redescubrir esta pequeña joya.