El final de Secret Wars -la de Hickman- lo había dejado todo poco claro, el último regalo de Reed Richards antes de ascender a los cielos había sido el de «curar» a su amigo-archienemigo, y la viñeta en cuestión mostraba a un Victor Von Doom sonriente entre los restos de su castillo en Latveria. Bendis iba a ser el encargado en explorar qué iba a ser del personaje, y lo iba a contar en su etapa de Iron Man…
Y doce números después seguimos sin saber nada. ¿Que esperabais? Al fín y al cabo estamos hablando de Bendis en una de las peores etapas de su carrera, ni siquiera los chistes se le dan ya bien. Rellena página tras página sin que pase gran cosa, y sus etapas son todo «setting» y casi nada de «development». Van apareciendo personajes por la serie que las webs de noticias sobre cómics y las redes sociales ya se han encargado de presentarte antes con pelos y señales, diciéndote lo maravillosos que van a ser Riri Williams, Mary Jane Watson y demás en la serie de Iron Man. Y luego lees la serie y los personajes no hacen nada. Pero vamos a mirar un poco más en profundidad este primer año de Invencible Iron Man…
La primera historia de la serie, la dibujada por David Marquez, tiene todavía algo de sentido. En ella nos vienen a contar un follón místico en el que Madame Máscara va por ahi robando cacharros místicos y el Doctor Muerte aparece de la nada y le propone a Tony guardar su vara de Watoomb -como la del Doctor Extraño, pero la suya propia- porque cree que estará más segura en sus manos o algo así. Da que pensar que este «nuevo» Victor se muestre tan amistoso con Iron Man después de la humillación a la que lo sometieron sus Vengadores la última vez que se encontraron, pero supongo que eso de renacer tras Secret Wars tiene su cosa y blablabla. Lo importante es que para el final del primer paperback descubrimos que Máscara ha sido poseida por un demonio raro y Muerte aparece para exorcizar a la moza y se esfuma justo cuando asoma el Doctor Extraño. Sospechoso…
La siguiente historia sufre y padece los rigores de Civil War, tiene la presentación de la dichosa Riri Williams y a un Victor que sigue paseandose cual Morden cualquiera, que sólo le falta preguntarle a la gente que desea y saca un contrato a firmar con sangre. Interactua con algún secundario que quiere curar el alzheimer y se mantiene en un discreto segundo plano hasta el último número publicado -el doce- en el cual aparece durante un cabreo de Stark, que no sabe que hacer en medio de todo el follón de Civil War II. Muerte se teleporta de la nada, le dice que sabe que pueden hacer y se lo lleva, y fín de la historia. Ha pasado un año y todavía no sabemos que quiere hacer Bendis con el Doctor Muerte (ni con Iron Man). Y es que no sabemos nada… Excepto por Comic Book Resources.
Porque al igual que nos han contado que Riri Williams iba a ser la nueva Iron Man -que no, que va a ser Iron Heart, lo cual quiere decir que no había noticia porque la chica una armadura de Iron Man ya tenía-, nos han revelado que Bendis y Maleev van a crear una nueva serie, Infamous Iron Man, en la que el protagonista será Víctor Von Muerte llevando una armadura que fusiona el estilo Iron Man con el suyo propio. Y entonces yo ya me voy a una esquina y me echo a llorar.
Mira que Civil War II es malo y Los Guardianes de la Galaxia de Bendis son peores que hasta los de Jim Valentino -son infumables, lo peorcito de su carrera-, pero esperaba que su Iron Man fuera a alguna parte. No se puede decir que el cómic sea malo, sólo mediocre y desesperantemente lento, pero un año después lo único que siento es el haber estado leyéndolo. Ya no estamos hablando de que la serie se leería mejor a golpe de paperback, estamos hablando de que igual me tengo que pillar seis paperbacks para que la historia me tenga sentido o interés. Que la historia se alarga y se alarga (y se alarga) tanto que con doce números me siento como si no hubiera leído absolutamente nada, y en un año todavía no sé que cuernos quiere hacer con el Doctor Muerte. Que no es que los antecedentes de Bendis con el personaje sean muy prometedores (ya lo visteis, ¡para él era un terrorista con armadura y en paz!) pero que la idea de Bendis desde el principio fuera la de no contarte absolutamente nada durante el primer año de la serie, y que en Marvel no vieran problema alguno en ello, es tremendamente preocupante…
Porque en Marvel no se han dado cuenta de que leer los cómics a base de paperback empieza a ser muy insoportable. Leídos a toro pasado, el lector siempre se pregunta si no le faltará algo, y así es como internet se llena de guías de lectura de eventos que sólo tenían sentido si te los leías mes a mes. Por poner un ejemplo, hace diez años y saturado por Civil War, decidí pasar de leerme Annihilation, el crossover paralelo a Civil War y que en el fondo era un desastre mayor. Annihilation acabó teniendo varios crossover-secuelas y hasta desembocaría en la recreación de Los Guardianes de la Galaxia, con lo que muchos tuvimos que leernos el crossover para enterarnos de que iba todo esto un par de años después. Y lo que nos encontramos fue un puñetero caos, porque para enterarte bien de que hacía StarLord con esa gente, tenías que leerte cosas como la serie limitada de Drax el Destructor de un par de años antes, y hasta la (cancelada) serie regular de Thanos era necesaria para entender unas cuantas cosas. Yo, que llevo décadas leyendo cómics de Marvel, me encontraba con que aquello era un galimatías complicadísimo de navegar, y todo por no haber ido leyendo las series mes a mes…
Que los paperbacks están muy bien y son más baratos, pero siempre prescinden de contenidos por una cuestión de espacio o porque muchas ocasiones sus editores meten la pata y se olvidan de tal o cual cómic. Y es que lo más habitual es que la gente se queje de que meterse a leer superhéroes es una tarea titánica y complicadísima, y la respuesta de Marvel a esto suele ser recomendar paperbacks -que no suelen ser autoexplicativos- o los «season one», especiales fuera de continuidad contando un origen alternativo de los personajes que no va a ninguna parte y que contradicen cualquier otra cosa que se haya escrito del personaje. Pero oye, que estos tomos son muy socorridos para regalar y quedan muy bonitos, vaya.
El cómic de superhéroes tiene que cambiar. Y ese cambio no tiene que ser a cómics autoconclusivos ni demás gilipolleces, tiene que ser a dejarse de miniseries «accesorias», especiales y demás sacacuartos, porque al final el lector veterano los ignora porque sabe verlas venir y para el novato son una trampa que acaba espantándolo del genero. Y sin embargo a veces nos encontramos con cosas como Battle Scars, una serie limitada secuela de Fear Itself que nos presentó al Nick Furia negro en el Universo Marvel tradicional. Algo que tuvo verdaderas secuelas y que todos estos años después todavía estamos padeciendo no aparecía en el crossover principal, si no en una miniserie accesoria que tenía toda la pinta de mojonazo (y lo era, vaya que sí). La gente está completamente perdida y Brian Michael Bendis se cree que sacando a Riri Williams en la portada de los periódicos el cómic se va a vender como los churros, pero lo único que hace con eso es atraer a los especuladores.
Y por cierto, un día de estos tenemos que hablar de algo que trasciende el esperpento de las «miniseries accesorias», las series accesorias. Series de Vengadores o X-Men que, al margen de su calidad, son creadas por un «guionista b» totalmente supeditado a la serie principal, ya sea los X-Men de Brian Wood, los de Marjorie Liu o los Vengadores de Slott. A veces podemos ver a Estrella del Norte casándose en ellas -es lo que tiene escribir X-Men y que no te hagan ni caso, algo tienes que hacer- pero en la mayor parte de los casos esas series no tienen la menor trascendencia, y nadie tiene ni puñetera idea de que ha hecho Pícara desde la etapa Morrison hasta Avengers VS X-Men. Pero de eso ya hablaremos otro día…