He estado jugando a World of Warcraft, un juego que en 2004 tampoco es que fuera un prodigio tecnológico y que 12 años después sigue tienendo millones de jugadores (aunque ya no se les vea por ningún lado).
Yo es que el World of Warcraft lo había dejado… De pagar. Porque si alguien mira mi historial de cuenta, comprobará que lo dejé en 2010 y a partir de entonces sólo he vuelto cuando me dieron 10 dias gratis en 2011 (un par de veces), 7 en 2012 (otras dos veces en el mismo año) y a partir de ahi Blizzard solo ha tenido a bien regalarme los siete días de rigor cada dos años, más o menos cada vez que me regalaban una expansión pretendiendo que me comprara yo la siguiente.
Pero claro, este año pasa una cosa curiosa, porque se va a estrenar la película de Warcraft y supuestamente van a regalar el juego con un mes de juego a todos los que compren la entrada (aunque sólo en cadenas de cine concretas y hasta fin de existencias, que esto no es Caritas). Se cree que esto le dará algo de vida al juego antes de la llegada a finales de agosto de la nueva expansión, pero si lo que he visto en Warlords of Draenor es algún tipo de pista hacia donde va el juego… Pues como que conmigo no cuenten.
Porque Warlords of Draenor ha sido una expansión sosa, escasa en contenido (sólo dos raids) y que basó todo su ciclo en introducir una dinámica de juego sospechosamente parecida a un juego de facebook: ahora dirigías el ejército de tu facción en Draenor y tenías que ir asignando misiones a tus agentes, los cuales cada día te daban oro y demás. Supuestamente con esto se cumplía la larguísimamente pospuesta promesa de poder construirte tu propia casa en el juego (doce años «estudiándolo»), pero en realidad lo único que tenías era entramparte en otra pérdida de tu tiempo (porque «la casa» era una fortaleza predefinida que apenas se podía personalizar).
Y a pesar de que siempre he defendido el estilo artístico de WoW y sus gráficos «atemporales», he de reconocer que ya empiezan a cansar. Que sí, que han remodelado todas las razas jugables, pero algunas monturas siguen siendo las mismas que en 2004 y os puedo asegurar que tienen menos polígonos que un minion de League of Legends. Pero lo peor sigue siendo el sistema de combate, a años luz de lo que se está viendo ahora mismo en mmos actuales como Black Desert; el diseño de videojuegos ha evolucionado mucho en estos años, y ya viene siendo hora de que World of Warcraft empiece a darle un giro a las mecánicas modernas, implementando un combate más dinámico que aproveche la mejora de las conexiones de los jugadores (no olvidemos que estamos hablando de un sistema de juego ideado para las conexiones ADSL de hace 12 años).
Todo esto lo digo siendo consciente de toda la polémica que se ha montado últimamente con Blizzard obligando a cerrar un servidor privado de WoW que recreaba el juego original antes de sus expansiones, con lo que sé de sobra que hay nostálgicos que quieren que el juego sea hasta más arcaico todavía. Entiendo ese sentimiento y en cierto modo hasta lo comparto (defiendo que los juegos tienen que ser preservados para que la gente del futuro los pueda jugar) pero no tengo ganas de volver a jugar a un cometiempos como era el WoW original, ni creo que Blizzard quisiera hacer un juego así hoy en día, sobre todo teniendo en cuenta que Warlords of Draenor ha provocado que Blizzard deje de dar estadísticas de número de suscriptores del título porque la sangría ya era demasiado escandalosa. Sabemos que la nostalgia y el «grupo humano» es la única inercia que mantiene a la gente pagando la mensualidad,