Segundo día de la semana de puteo y otra vez me encuentro aquí sin saber muy bien que contaros. Podría ponerme a hablar del Imperio Bizantino (todos sabemos lo interesante que es y lo mucho que le pone de los nervios a M’Rabo, porque es un ignorante de mierda y cualquier cosa que se parezca a cultura no friki le provoca sarpullidos) pero creo que va a ser mejor que haga algo que jamás haríamos en Brainstomping: Recaps del episodio del día. Y como soy un cafre y un cabrón, voy a hacer el recap de la peor serie de televisión de superhéroes a día de hoy: Supergirl (más que nada porque Gotham no es de superhéroes). El episodio de hoy es el decimoquinto de la primera temporada, “Soledad”.
Uno sabe que Geoff Johns está en el ajo cuando la serie se llena de guiños nostálgicos sin venir a cuento que distraen de una trama principal insulsa y aburrida. Y eso es precisamente lo que pasa en “Soledad”, que nos encontramos en un episodio en el que vemos cosas como un anillo de la Legión de Superhéroes o la Fortaleza de la Soledad y eso es lo que nos acaba llamando más la atención del episodio, a pesar de que en el mismo se recupera a Laura Vanderboort (o como se apellide la Supergirl de Smallville) como Índigo, el miembro de los Outsiders y la Brainac de saldo a la que se enfrenta Kara en este episodio mientras trata de solucionar su turbulentísima vida sentimental y afectiva. Pero, ¿que podíamos esperar de una serie de “chicas”? Porque las chicas es esto lo que quieren y no los abdominales de Oliver Queen, ¿no?
El episodio empieza con un flashback de cuando Kara era cría y viajaba acojonada por el espacio rumbo a la tierra después de que toda la civilización Kryptoniana se fuera a hacer puñetas. La chica se cruza con la prisión esa (Fort Roz, siempre me recuerda al nombre de la mujer de Jack Kirby) y pasa de largo, supongo que aliviada porque podía haber acabado estrellándose con ella y adiós Supergirl. Para cuando volvemos a la actualidad, Kara recibe una visita de su hermana Alex tratando de enmendar la gilipollez de hace un par de episodios, cuando Alex mató a la tía de Kara, Astra, y J’onn cargó con las culpas porque “Kara la necesita más a ella que a el”. Con la tontería Kara lleva un par de episodios enfurruñada con J’onn (le odia porque es un negro de color verde, te lo digo yo) y al final del último episodio decidió que ya no le ajuntaba más ni a su SHIELD de pacotilla, con lo que ahora Alex trata de suavizar la situación regalándole donuts en vez de contarle la verdad. Kara sigue diciéndole que una porra y se larga a trabajar, que no es cuestión de llegar tarde y que Silver Banshee se quede con su trabajo.
En esto que nos siguen demostrando lo trepa que es Silver Banshee, cuando Ally McBeal recibe un pendrive de los hackers de Ashley Madison, que por lo visto le mandan toda la base de datos para que la suelte por el mundo. Ally decide que los secretos de la gente son suyos, continuando la política del gobierno de EEUU de extender la idea de que el hacktivismo es terrorismo y que contar las cosas malas que hacen los demás es algo muy chungo. Afortunadamente Supergirl no cae en la estupidez de Elementary o CSI Cyber y decide continuar rápidamente con la historia, cuando Laura Vanderverden aparece en todas las pantallas del curro de Kara y se pone en modo Superman 3 a controlar las luces del tráfico y a vengarse de la humanidad por no haber publicado cuanta gente le quiere poner los cuernos a su pareja. Por lo visto en los 30 años que han pasado desde que Richard Pryor consiguió que los muñequitos del tráfico se pelearan entre ellos usando solo un Commodore 64 los guionistas de Supergirl no han aprendido absolutamente nada, y en un giro de guión digno de The Strain Laura Vanderhacken pone National City patas arriba.
Me encanta como Winn tiene abierto en segundo plano el Photoshop, seguro que estaba haciendo memes sobre la friendzone y esas gaitas.
Winn -ese personaje que existe para ser una friendzone con patas- decide ganarse el pan y se pone a usar tres tablets a la vez para arreglar el hackeo, y por lo visto tiene el suficiente éxito como para hacer un joven Robert Downey Jr y que la mujer explosiva decida salir del ordenador mágicamente, pero con la mala suerte de que lo que lo que salga del ordenador no sea la rubiaza de la pantalla, si no su versión cibernética cruzada con Mística, Índigo.
Indigo le pega una paliza a todo el mundo y sale a disfrutar de la noche de National City, aprovechando para asustar a una pareja que se debió de conocer porque eran los únicos horteras del mundo como para llevar un corte de pelo igual de lamentable y hablar un rato con Non, que sigue cabreado por la muerte de Astra y con ganas de conquistar a la Tierra a falta de que DC le deje a la CBS usar al general Zod.
Mientras Winn hace avances sobre Silver Banshee (la chica le vió a su padre ponerle los cuernos a su madre) Jimmy Olsen decide que lo mejor que puede hacer Supergirl es consultar la wikipedia Kryptoniana de Superman y se van a la Fortaleza de la Soledad, un sitio al que Superman la había llevado alguna vez pero nunca le había dicho por dónde estaba la puerta o como abrirla (pero a Jimmy sí, porque deben de follar juntos o algo). Allí se enteran de que Indigo es del planeta Colu y que es una rebotada de Fort Rozz que quiere hacer un Skynet rico rico. Y de todo esto se enteran mientras están dentro de una Fortaleza de la Soledad en la que empieza a nevar, porque alguien en producción decidió que la Fortaleza de la Soledad tiene que nevar aunque tengas un techo sobre la cabeza. Para entendernos, esto no es meter la pata por un descuido, esto es meter la pata con premeditación y alevosía.
Lo peor es que se pone a nevar en mitad de la escena y canta un montón.
Tras una batalla final un tanto tópica en la que Índigo se mete en un búnker nuclear y Supergirl acaba persiguiendo un misil nuclear al más puro estilo Christopher Reeve (y que no sé a santo de que le cuesta tanto alcanzar, la resistencia del aire debería ser nada para una kryptoniana) la chica salva National City y Winn acaba con Brainiac-Girl mietiéndole una pila de malware en una escena que recuerda también mucho al Jeff Goldblum de Independence Day, con la diferencia de que Winn en este caso aprovecha para insultar Índigo llamándola “Windows Vista glorificado”. Porque Windows Vista fue un sistema operativo muchísimo peor que Windows XP, ¡dónde va a parar! Como se nota que Microsoft ha dejado de patrocinarles, me acuerdo de las primeras temporadas de Arrow con Felicity hackeandolo todo con Windows 8…
En el epílogo del capítulo Lucy Lane decide mandar a la mierda al gilipollas de Jimmy Olsen (no te mereces a ese payaso, que se quede con la pavisosa de la Kara) y Alex por fín le cuenta la verdad a Kara sobre quién mató a Astra. Supergirl en un principio duda, pero acaba abrazando a su hermana y cogiéndole la mano a un J’onn J’onnz de una forma un tanto incómoda. Ah, y Silver Banshee se enrolla con Winn, algo de sexo no le irá mal al chaval, a ver si espabila un poco. Aunque sea con una loca perturbada que todos sabemos que acabará haciendo el mal como no está escrito.
Suéltame la mano. Que me sueltes la mano. Que me quiero ir. Que me sueltes la mano. ¡SUELTA LA PUTA MANO YA, JODER!
En fín, que Supergirl sigue siendo una serie que mejoraría bastante si se quitara su enfoque “de chica” y se limitara a tratar de hacer buenas historias, porque lo que nos está dando es cualquier cosa menos eso.