Hablábamos ayer sobre Reed Richards y los problemas que parecen tener ultimamente algunos autores para «entenderlo», algo que a priori no debería ser tan complicado porque al fín y al cabo es un personaje bastante plano, ¿no? Porque es un científico que quiere mucho a su familia y poco más, ¿no? Pues me temo que las cosas son bastante más complicadas…
Porque el problema principal de muchos guionistas a la hora de trabajar con el Señor Fantástico está precisamente que creen que el personaje es así de simple. A Reed Richards le ocurre algo parecido a lo que les pasa a Cíclope o a Coloso, son personajes importantes pero que aparentemente carecen del carisma de sus compañeros de grupo. Así, muchos autores ven en ellos un lienzo en blanco sobre el que crear un personaje más complicado, y por el camino traicionan al personaje original y acaban haciendo auténticas burradas como convertir a Scott Summers en un terrorista racista o al Doctor Extraño en un genocida. Pero lo peor de todo es que Reed debería ser un personaje muchísimo más sencillo de «calar», porque al fín y al cabo no deja de ser un clónico de un arquetipo literario del pulp de los años 30 y 40, la inspiración directa del cómic de superhéroes. Porque Reed no deja de ser un Doc Savage de la vida…
Doc Savage «El Hombre de Bronce» tenía su base de operaciones en un rascacielos del centro de Nueva York y solía contar con la ayuda de un grupo de tipos pintorescos llamados «The Fabulous Five». Clark Savage Jr era un tipo criado para ser la perfección humana tanto física como mentalmente, con lo que tenía el cuerpo del Capitán América con la mente de Reed Richards. Era bioquímico, físico, astronauta, ingeniero, cirujano… Lo sabía todo sobre todo y seguía investigando para saber más, para mejorarse así mismo y mejorar así la sociedad. Solía enfrentarse a megalómanos que querían conquistar el mundo mediante amenazas colosales propias de un científico loco, que en apariencia parecían magia pero en realidad acababan siendo trucos bastante convencionales; era una forma que tenían los autores para demostrar que Doc no solo era un saco de músculos tremendamente habilidoso, si no que también era tremendamente espabilado y capaz de ver más allá de lo aparente.
Si tenemos en cuenta que Stan Lee nació en 1922 y llegó a la adolescencia justo en la época de mayor popularidad de los pulps de Doc Savage, es lógico que al hombre le encantara el personaje y hasta fuera una de sus inspiraciones para volcarse profesionalmente en una carrera de escritor. Y es que la inspiración de aquellos pulps de Doc Savage se nota mucho en los primeros números de la serie, que combinan los Challengers of the Unknown del propio Kirby con macguffins y monarcas de naciones centroeuropeas a los que ya se había enfrentado el Hombre de Bronce. En todos estos enfrentamientos, en todas estas situaciones, Stan Lee pone todo el peso de la trama sobre los hombros de Reed Richards, el hombre que lo soluciona todo pensando y tratando de ser más listo que su enemigo. Los otros miembros de los 4 Fantásticos son en muchas ocasiones comparsas (Johnny) o extensiones del propio Reed (Ben) mientras que Susan ejercerá más de damisela en apuros y detonador de la trama al ser raptada por Namor o el Doctor Muerte.
Pero con esto tampoco estoy diciendo que Reed fuera Doc Savage (o Tom Strong, personaje bastante más conocido hoy en día). Reed tiene matices de los que carece el propio Doc, ya que el primero desde su origen está marcado por sus propios errores. No nos olvidemos de que, al margen de reseteos y demás tonterías, la historia original de los 4 Fantásticos nos cuenta como Reed convence a sus amigos de saltarse todos los protocolos de seguridad y arriesgar sus propias vidas con tal de ganarle a los comunistas la carrera espacial. Alguno podría entenderlo como una temeridad patriótica, pero en realidad lo que se destila de ese origen es que Reed estaba desesperado por buscar la gloria. Reed impone su propio ego sobre las vidas de sus amigos, provocando que el único que le avisa del peligro pero que aun así decide acompañarlo (Ben) acabe desfigurado de forma horrible y bastante cabreado por ello. Todo esto acaba creando en Reed un sentimiento de culpabilidad que servirá como uno de los motores del personaje durante casi toda la etapa Lee/Kirby y por extensión para muchas las historias del grupo, en clásicos en los que Reed trata de curar a Ben como «This Man, this Monster» o en el viaje a la Zona Negativa para evitar que los rayos cósmicos maten a Susan durante el parto de Franklin.
Otra de las grandes influencias del personaje en su origen son las historias de monstruos que Lee y Kirby solían escribir durante aquella época, colocando a los personajes en un estado reactivo a los ataques de estos y a las amenazas que pudieran llegar del espacio exterior. Es la combinación de estas amenazas con las ya mencionadas del propio Doc Savage, sumadas a la recuperación de clásicos de la editorial como Namor lo que viene a componer el grueso de las historias del grupo durante su primer año, formando una imagen de Reed Richards como el científico aventurero que tan de moda había puesto el propio Doc Savage, el Profesor Quatermass o el Profesor Challenger.
Pero Stan Lee busca algo distinto a estos personajes, busca que sean humanos. Conan Doyle había conseguido hacer humanos a Sherlock Holmes y a Challenger transformándolos en seres antisociales, pero esa solución no parece gustarle mucho a Lee, que muestra a Richards más dentro del arquetipo del sabio despistado que del de la soberbia (ese rasgo lo dejará para su archienemigo latveriano), aunque este despiste siempre sea sólo en apariencia porque en realidad el hombre siempre está pensando en una forma de resolver la situación. Por lo demás, Reed se muestra como la voz de la razón del grupo, con un código ético tremendamente sólido y que sólo pierde los papeles cuando alguien perjudica gravemente a sus amigos o Namor rapta a Susan (que ahí si que se le va la olla tela y se lía a tortas con quien sea).
Y es que gran parte de la personalidad de Reed está en su relación con el resto del grupo, porque aparte de liderarlos y ser el padre de de todos (especialmente de Johnny) su amistad con Ben es uno de los elemenentos fundamentales de la serie y una de las señales de cuando la serie no va bien. Porque si repasamos las etapas de otros autores, podemos ver que las mejores etapas del grupo siempre dan mucha importancia a la relación entre ambos, retroalimentando a los dos personajes y enriqueciendo las situaciones en las que se meten. Del mismo modo uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los guionistas de la serie, tan habituados como están a la «tensión sexual no resuelta» como argumento, está en el hecho de que Reed y Susan están casados, con lo que si seguimos el libro de estilo de Joe Quesada y el Mefistazo, ambos personajes ya carecen de todo interés. Dejando de lado que las mejores historias de los 4 Fantásticos están escritas en la época en la que ambos ya estaban casados, podemos decir que la mayor parte de los guionistas de la serie han encarado el matrimonio como algo a lo que atacar (repitiendo hasta la nausea las crisis matrimoniales por culpa de Namor y demás) o a ignorar, con lo que ya tenemos otro elemento de Reed Richards que se va por el desagüe.
Por otro lado tenemos el elemento de Mr Fantástico que nadie ignora, su rivalidad con el Doctor Muerte. Todos los autores que pasan por la serie tratan de contar su «enfrentamiento definitivo», y hasta en muchas ocasiones hasta retocan algo de los años universitarios de ambos. Lamentablemente el carisma del monarca de Latveria siempre acaba eclipsando todas estas historias, con lo que acaban convirtiéndose más en historias de Victor Von Doom que de Reed Richards, el cual suele tener un papel pasivo en la historia hasta que le toca arreglar todo el lío que haya montado el primero. Vamos, que más allá de ser el centro de atención de Victor, en muchas historias Reed podría ser sustituido por Tony Stark o Bruce Wayne sin ningún problema, con lo que estos autores no llegan a sacarle a la historia ni la mitad del potencial (porque no debería ser lo mismo Ra’s Al Ghul contra Batman que contra Reed Richards). Y es que uno de los principales rasgos del Reed Richards de Stan Lee está precisamente en la empatía que siente el personaje por sus compañeros, una conexión que trata de mantener a pesar de sus propios errores y que le importa más que nada en el mundo. Para Reed -más que para Ben, Johnny o incluso Susan- lo más importante son los 4 Fantásticos, y es él el que hace del grupo un grupo y de la Primera Familia una «familia».
Por eso cuando Straczynski o Hickman creen que lo fundamental en Reed es su pasión por la ciencia y buscar soluciones se equivocan, porque lo deshumanizan y provocan que el personaje tome atajos morales que jamás tomaría. Para entendernos, es como si contáramos una historia en la que Spiderman deja escapar a otro ladrón; lo que define a Reed Richards es que por un error suyo la gente que le importaba sufrió las consecuencias, y eso lo marca de tal forma que ya no puede permitirse el lujo de tener más errores, de fracasar, de fallar a su familia. Si Reed hiciera algo horrible o algo perverso, no podría mirar a los ojos a su esposa o a sus amigos, porque aunque ellos hace ya mucho que le han perdonado, él nunca se lo perdonó a si mismo. Y con esto enlazamos con otro de los temas principales del Reed en particular y de los personajes de Stan Lee en general: la responsabilidad.
Normalmente se asocia a Spiderman con su lema de «todo gran poder conlleva gran responsabilidad», pero si nos fijamos un poco todos los personajes importantes de Stan Lee se sienten responsables de algo y tienen el peso del mundo sobre los hombros, sintiéndose superados por su tarea pero siempre triunfando en última instancia. Reed Richards es un personaje que por su intelecto y capacidades podría hacernos un Doctor Muerte y conseguir el poder suficiente como para llevar a cabo esa tarea sin ningún riesgo, pero a la vez es consciente de que esa responsabilidad no debería tenerla nadie y que ese poder es obsceno en las manos de un ser humano (pero no en las de un ser divino como el Vigilante o Galactus, pero las contradicciones de la teología del Universo Marvel ya es debate para otro día). Es esto último lo que provoca que mate moscas con el Nulificador Supremo o que apenas use la máquina del tiempo del Doctor Muerte, Reed es consciente de que el universo tiene un orden lo suficientemente frágil y lejos de su alcance como para que no merezca la pena jugársela, sobre todo si por el camino compromete su propio código ético.
Para mí Reed Richards es todo esto, pero para la Marvel de Axel Alonso parece que el personaje no es lo suficientemente interesante y tiene que tomar un papel más «proactivo» participando en las conspiraciones de los Illuminati y llevando a cabo la obscenidad que todos habeis visto al final de Secret Wars(ni la coña del padre/hijo/espíritu santo te libra de la quema, no). Supongo que es bueno que jubilen al personaje una temporada (aunque Ben y Johnny sin Reed no son nada, no dejan de ser extensiones de un mismo personaje) porque si no van a saber utilizarlo mejor que lo dejen guardado en el armario; veinte años maltratando a un personaje es lo que tiene, que al final ya no queda casi nadie que sepa quién es realmente. Pero claro, esta «jubilación» también hace que nos preguntemos si Marvel no estará desaprovechando todo su potencial y descartando uno de los motores que puso la empresa en el mapa. Y la respuesta es que por supuesto, pero al final tampoco les conviene que Fox tome nota y saque un taquillazo por la cara. Fijaos si no como mucha gente cree que los Increíbles es la mejor película de los 4 Fantásticos cuando es un grupo en el que no se ve un equivalente de Reed Richards por ningún lado… En fín, que duermas bien Reed. Quién nos iba a decir que acabarías convertido en el Superman de Tierra 2…