Es curioso lo del Capitán América, un personaje que en lo principal es tan básico pero a la vez pocos parecen entender. O parece que sólo entienden cuando les conviene, vaya, porque lo que es el núcleo del personaje es tremendamente simple: Steve Rogers es el tipo decente definitivo, el ideal al que debería aspirar todo yanqui. Y luego llega Mark Millar y lo jode todo…
Es curioso que ni Joe Simon ni Jack Kirby se preocuparan en lo más mínimo en explorar que era realmente el Capitán América pero que a la vez lo dejaran tan claro; Steve Rogers es un patriota, sí, pero ante todo sirve a unos ideales. Autores posteriores como Englehart, DeMatteis o Gruenwald han explorado más a fondo este concepto dándole al personaje conflictos morales entre la bandera que lleva y los ideales que cree que ese símbolo debe significar. Es otra vez lo del significado y el significante, EEUU dice proteger la paz en el mundo pero a la vez ha sido uno de los mayores fabricantes de tensiones internacionales desde su independencia. Steve Rogers es la conciencia de un país con mala conciencia, y por eso funciona como personaje y ha perdurado en el tiempo mientras otros «héroes patrióticos» han ido cayendo por el camino.
Pero una vez nos adentramos en la era Quesada y en el «todo vale» para dar libertad creativa a determinados autores, tenemos a Steve Rogers traicionando muchos de sus ideales en Civil War, una historia en la que el personaje vuelve a ponerse en contra de su gobierno por una ley que considera injusta, pero en la que a medida que avanza la serie va tomando medidas que no justifican ningún fín. Pero lo peor es que ésta es una historia que ha marcado profundamente al personaje, porque parece que el referente para muchos autores posteriores no es la saga del Imperio Secreto o la del Capitán, el referente es que un día Steve se dió de hostias con Tony Stark y hasta se alió con el Castigador. Y que al final de todo aquello, Steve se entregó a las autoridades porque aquello se le había salido de madre, dejándose detener… Y ya sabemos como acabó la cosa.
Vamos a dejarlo claro: Aun con lo mucho que pueda detestar la visión de Millar del personaje, al final de esa historia Steve Rogers no se deja detener porque crea que la ley está por encima de todo, se deja detener porque se da cuenta de que se ha equivocado. Que se ha pasado de la ralla, y que se ha traicionado a si mismo, con lo que su conciencia no le deja seguir luchando y su conciencia lo obliga a compensar su falta de alguna forma. El problema es que la compensa dejándose detener por los que él considera que están aplastando las libertades ajenas. Esto es como si en mitad de la saga del Imperio Secreto Steve pensara que le ha pegado demasiado fuerte al Número Uno y se rindiera, o como si no hubiera sido congelado y se rindiera a los japoneses en la Segunda Guerra Mundial porque lo de la bomba atómica fue una animalada. Un absurdo.
Pero Civil War ya ha pasado a ser «parte» del personaje, con lo que ahora que tenemos nueva serie con guión de Nick Spencer, ha pasado a ser algo peor: un argumento para que el personaje haga cosas impropias de él. Y es que en el último número de la serie tenemos a un tipo que ha revelado secretos oficiales del gobierno de EEUU que denuncian las malas prácticas de este (nada menos que hacer un Craneo Rojo y montarse un Cubo Cósmico, ¡con dos cojones!), con lo que el Capitán América actual considera que el filtrador es un héroe mientras que Steve Rogers considera que aunque lo que ha hecho esta moralmente bien, legalmente no era correcto y debe pagar las consecuencias. Tócate los cojones y baila un tango colega, el tipo que asaltó la Casa Blanca para pegarle una paliza a Richard Nixon ahora nos habla de que si te saltas una ley injusta tienes que ser juzgado por el gobierno injusto que mantiene esa ley. Ése para mí no es Steve Rogers, por mucho que lo hayan convertido en un señor mayor.
Pero claro, como el Capitán América ahora es Sam Wilson y hay que dejarlo bien, alguien tiene que parecer «malo» para crear algo parecido a un conflicto. Y Steve ahora tiene canas y está arrugado y tal, con lo que es el tipo ideal contra el que rebelarse. Es cierto que Spencer parece pedir perdón en todo momento por la actitud de Steve, dándole un millón de justificaciones y tratando de hacer que su discurso parezca lo más consecuente posible, pero si hay un derecho que ha defendido Steve Rogers por encima de todo es el de rebelarse ante las injusticias de su propio gobierno, el concepto de que los poderes gubernamentales deben estar continuamente vigilados por el ciudadano. Lo que es peor, al arrebatarle esa característica a Steve Rogers le estan quitando todo el atractivo que podía tener para todos aquellos que, como a Superman, prejuzgan al personaje por desconocer sus verdadera forma de pensar. Claro que también estan por ahí los del Tea Party pensando que el Capitán América es de los suyos y escandalizándose cada vez que se deja tocar por un pobre, pero lo mejor es ni pensar en esos taraos.
Pero oye, de lo malo malo ésta es la primera serie que nos ha puesto a Paco Marhuenda en el Universo Marvel: