Se ha dicho de todo de esta película, y seguiremos oyendo de todo. Desde el tweet de Josh Trank de «yo tenía una película estupenda hace un año, pero esa ya no la veréis» a que la película iba a tener tres sets de rodaje en un principio pero que justo antes de empezar a rodar Fox decidió sólo darles uno. Que nadie se hizo responsable de la producción de la película y dejaron vía libre a Trank y Slater para hacer el guión que les diera la gana, con lo que para cuando empezó el rodaje Fox se horrorizó al leer el guión y redujo el presupuesto casi a la mitad. Pero da igual, yo voy a hablar de la película tal y como la he visto, que al final para eso estamos. Eso sí, aviso que a partir de aquí voy a destripar la película sin ningún complejo, pero eso debería daros igual porque es tan mala que no merece la pena verla, ni siquiera para contemplar la catástrofe en primera persona.
La película empieza en 2007 al más puro estilo Ultimate Fantastic Four y con la triste historia de Reed Richards, el niño que en vez de tener un sueño normal como es ser astronauta -¡hasta Punky Brewster quería ser astronauta!- ha decidido que lo suyo es la teleportación, porque Elon Musk esta pasado de moda. Pero eso de teletransportarse no es lo suficientemente molón para sus compañeros de clase ni para su profesor del colegio, que se ríe de él y le exige que elija un proyecto profesional «de verdad». Pero Reed es cabezón, con lo que sigue usando montones de Nintendos 64 como procesador para sus experimentos (os recuerdo que hablamos de 2007, por lo menos podía haber usado una Gamecube) y junto a su amigo chatarrero Ben Grimm -un chico al que su hermano maltrata con un bate al grito de «es la hora de las tortas», bonita manera de hacer que un grito de guerra que durante 50 años ha llamado al buen rollo y la aventura se convierta en algo muy siniestro- siguen haciendo experimentos con la teleportación hasta el instituto, donde tienen al mismo profesor -los recortes en educación en EEUU deben de ser brutales- que durante una feria científica les viene a decir que eso de teletransportar y traer de vuelta algo es un truco de magia y que ellos hacen CIENCIA.
Y mientras Reed y Ben están recogiendo los restos del naufragio, convencidos de que su máquina funciona y no es ningún truco barato, el Doctor Comosellame Storm y Susan Storm aparecen de la nada y les vienen a decir que sí que funciona, que ellos son millonarios, que tienen una fundación que te cagas en la que están investigando la cosa esa de teleportarse y que no tienen nada mejor que hacer que pasearse por ferias científicas de instituto a ver volcanes hechos con bicarbonato. La cosa adquiere tintes surrealistas cuando le dicen a Reed con todo convencimiento que su máquina no está teleportando las cosas a otro sitio, si no a otro universo y que ellos han conseguido teleportar cosas pero que nunca han conseguido hacerlas volver, pero que lo saben porque… Porque sí, porque si no han conseguido que nada vuelva lo lógico es pensar que lo han mandado todo a la Zona Negativa y no que se ha transformado en polvo o que directamente se ha desintegrado.
Los Storm pasan de Ben Grimm y le dan una beca sólo a Reed Richards, porque esta claro que una vida entre chatarra es mucho mejor que el glamour de trabajar en el edificio Baxter con la fundación que te cagas. Reed pronto conoce a Victor Von Doom, el tipo que en Ultimate se llamaba Victor Van Damme y en esta película se llamaba Victor Domashev hasta que se filtró en internet y tuvieron que recular metiendo un plano específico en el que se ve que se llama Victor Von Doom y que es de Latveria. Von Doom había estado trabajando en eso de la teleportación antes que nadie, pero lleva diez años sin ducharse y encerrado en su mancave mirando seis monitores porque eso es lo que hacen los hackers de las películas. Por lo visto Victor se cargó el proyecto hace diez años haciendo un Josh Trank -vete tu a saber el porqué- y ahora el doctor Storm quiere que vuelva -vete tu a saber el porqué-. Victor va por ahi con un discurso nihilista de que la Tierra no merece la pena ser salvada, a lo que el Doctor Storm le responde que si tiene alguna queja que arrime el hombro y arregle él el mundo, que para eso está. Y lo lógico es que Victor se hubiera puesto a pensar en conquistar el mundo -al fín y al cabo esa es la base del personaje, la de «no hay nadie mejor que yo para dominar el mundo»- pero la conversación sólo sirve para que Susan lo llame de pasada «Doctor Doom» en plan de coña y para una ida de pinza del final de la película de la que hablaré más adelante.
Lo cierto es que la relación entre los personajes antes del accidente es la mar de fría; Victor está en el proyecto porque le pone cachondo la huerfana kosovar que adoptó Storm (Susan), a pesar de que le debe de sacar cosa de 10 añazos y la chica creo que tiene 17 todavía. Reed va dando tumbos y haciendo el Steve Urkel, con lo que no llega a tener ningún vínculo con Victor y trata de meter fichas con Susan de forma bastante torpe. Y luego tenemos a Johnny Storm, que está en el proyecto sólo porque «se le da bien construir cosas» y su padre le ha castigado sin coche hasta que completen el proyecto (que digo yo que le salía más fácil trabajar de mecánico en un taller, ganaría más dinero y acabaría antes que tratando de descubrir la teleportación). Todos ellos trabajan durante un cuarto de hora de película mirando monitores y consiguen por fín hacer que vuelva una sonda que lleva un chimpancé hecho por ordenador (porque debe ser mas caro sacar un primer plano de un mono normal, manda huevos). Que vale, que la sonda manda imágenes desde la Zona Negativa -el Planeta Cero lo llaman aquí- que no sé como vuelven a la dimensión de ellos porque por allá no creo que haya cobertura, pero… It’s science, bitch! La cuestión es que, justo cuando todos estaban encantados de conocerse y repartiendo puros de boda, el señor calvo con corbata del gobierno yanqui les avisa de que a partir de ese momento el proyecto queda en manos de la NASA, que mandará astronautas perfectamente preparados para estas cosas y que muchas gracias por participar.
Esa misma noche y mientras Victor, Reed y Johnny se emborrachan en mitad de una instalación científica de alta seguridad, el trío decide que los cojones van a dejarle la gloria a la NASA, ellos van a ser los primeros en viajar a otro universo. Así que Reed llama a su amigo Ben -porque a Susan no se le puede llamar porque es chica, ¡MACHISTAS!- para que les acompañe en el viaje y puedan clavar la bandera de los EEUU en otra pobre tierra que no los conoce. Y es aquí donde Trank pierde una oportunidad cojonuda para hacer un chiste maravilloso, porque en el momento en el que Ben, Reed y Johnny están atareados colocando la banderita de marras, ¡anda que no hubiera estado chulo que justo cuando la ponen se vea un plano de Victor con la bandera latveriana ya clavada, y más grande que la yanqui de esos tres! Pero no, que hay que reclamar todas las tierras para el colonialismo yanqui…
Llegados a este punto, más de uno se preguntará cómo es posible que cuatro matados se teleporten a otro universo sin que salte el automático y media Nueva York se quede sin luz o que simplemente un guardia de seguridad les avise de que eso que estan haciendo no se puede hacer. Pero no, la única que se da cuenta del asunto es Susan Richards, que por lo visto estaba muy ocupada mirando 4Chan o Tumblr y de repente le salió un aviso con letras rojas de que cuatro idiotas la estaban liando. Así que la chica mantiene su cara de piedra permanente -porque otra cosa no, pero todos los personajes de esta película carecen de cualquier tipo de emoción, exceptuando al que hace de Johnny porque hace de si mismo- y diciendo «mierda» de forma completamente desapasionada llama por telefono a su padre para que vaya al laboratorio, pero el no va porque debe de haberla notado muy desaganada y debía de ser una tontería. Y bueno, pasa lo que tenía que pasar; la lían en la Zona Negativa y tienen que salir corriendo porque se pone un tiempo de perros y les persigue una explosión rara, con lo que los cuatro salen por patas pero a Victor se lo come el planeta por dejar escapar antes a los otros -si quieres que Victor sea el villano, lo que toca es que trate de salvarse primero a costa de los demás pero que la justicia divina lo fulmine igualmente- y la explosión esa se los come al resto mientras llegan a sus cápsulas teleportadoras, que como se han estropeado y no funcionan tiene que traerlas de vuelva la Susan en el modo manual. La chica de cara de palo consigue hacerlos volver, pero de paso se trae la explosión de rayos cósmicos esa y vemos claramente como Ben es bombardeado por rocas, Johnny por fuego, Reed supongo que por chicle y Susan por unos rayos azules raros.
Sí, mientras veía todo esto yo tambien me estaba frotando los ojos porque esta película no puede ser verdad, tiene que ser un sueño o algo parecido en el que me están contando La Mosca pero con los nombres de los 4 Fantásticos, el ejército de EEUU toma cartas en el asunto y los encierra en el Area 57, que ésa sí que es una instalación supersegura en la que no podrán emborracharse. Los personajes sufren muchísimo porque ahora tienen poderes -que en el caso de Ben lo entiendo, pero los demás…- y Reed decide escaparse de la instalación supersegura porque el ha jugado mucho a Metal Gear y sabe como escaparse, con lo que deja abandonados a sus amigos (algo plenamente normal y habitual en Reed Richards) y a Ben todo encabronado porque le ha jodido la vida. Y con esto nos comemos ya dos tercios de la película, y llegamos a lo que supuestamente es el acto final que la Fox le reventó a Trank. La película da un salto de un año durante el que Ben Grimm empieza a realizar operaciones militares al servicio de EEUU, los demás empiezan a construir otro teleportador para crear más supersoldados para el gobierno -aunque ellos creen que es para buscar una cura- y mientras tanto Reed se esconde disfrazado de señor peruano porque sus poderes no sólo le dejan transformar su cara, si no que también su color de piel. Por lo visto el chaval ha estado intentando buscar una cura por su cuenta, pero Susan decide que lo mejor es que lo capture el gobierno y se ponga a currar para ellos, con lo que la chica hace su magia de ver patrones extraños y ella solita consigue lo que la CIA, la NSA y el FBI no han conseguido; encontrar a Reed Richards. Y todo porque la tía adivinó el nick que usa el tío en internet…
Así que mandan a los marines y a Ben para que le peguen una paliza a Richards y lo traigan de vuelta, con lo que descubrimos dos cosas: A) Que Ben no lleva pantalones y no tiene pene y B) Que esta versión de Reed Richards se parece un huevo a Mark Zuckerberg y que es plenamente hostiable. Así que la SHIELD, la NASA o quien sea del gobierno deciden enviar otra expedición a la Zona Negativa, y un puñado de astronautas llegan allí para hacer las cosas de una forma ordenada y profesional. Lo malo es que allí se encuentran con que Victor Von Doom no ha muerto, si no que se ha fusionado con el planeta y ahora es una especie de Crash Test Dummie de la Pandilla Basura, una cosa plasticosa y lamentable que deja claro en que recortaron a la hora de hacer los efectos especiales. La cuestión es que Victor se cae rendido a los pies de ellos y deciden devolverlo a la tierra -porque debían de tener sitio libre en las cápsulas, yo que sé-.
Y claro, Victor está encabronado después de pasarse un año en la Zona Negativa y al despertar se lía a romper cosas, porque ahora tiene el poder de romper o matar lo que le sale de las narices, simplemente mira cosas y estallan. Y nada, que si la Tierra debe morir para que «su nuevo mundo» viva, pues que él está encantado de cargársela; ¿para qué conquistarla? Naah… La verdad es que habría sido más lógico dejar a Victor en paz y sacar como villano de esta peli a Annihilus y su annihilation wave, pero hay que sacar al Doctor Muerte en todas las películas de los 4F y estan empeñados en que él tiene que estar en el viaje original del grupo, que lo de los accidentes universitarios tratando de viajar al infierno para rescatar a su madre es algo que esta muy visto…
Llegados a este punto Victor empieza a reventarlo todo y se carga al doctor Storm en su camino de vuelta a su nuevo mundo, creando una especie de vórtice que se empieza a cargar la Tierra, con lo que los 4F no tienen más remedio que darse de leches con él. La cosa funciona en plan tópico, primero les atacan de uno en uno y son derrotados para que luego descubran que juntos son más poderosos y consigan derrotarlo, demostrando que en Hollywood siguen sin saber que en los 4F todo se arregla con Susan, Ben y Johnny pegándose con el malo el tiempo suficiente para que Reed encuentre una solución milagrosa que salve el día. Eso nunca lo he visto hacer en ninguna de las adaptaciones, y me parece bastante triste que a estas alturas sigan sin ser capaces de verlo.
Si algo me jode de esta película, por mala que sea, es la poca cabeza que han tenido a la hora de adaptar a los personajes. Es cierto que usaban como patrón Ultimate Fantastic Four y en esa serie las personalidades estaban bastante desdibujadas, pero es descorazonador ver un Ben Grimm que hasta te cae mal de lo soso y seco que es, mascando chicle mientras su amigo presenta su proyecto, encabronado permanentemente y sin sonreir siquiera cuando va a partirle la cara al Doctor Muerte y grita «es la hora de las tortas». Por su parte Johnny no es Johnny, es el típico «secundario negro», un estereotipo lamentable que flaco favor hace a los partidarios del «color blind casting», y el único vacile que le mete a Ben Grimm es hasta de mal gusto. Los demás personajes son hasta más sosos y secos, y la rumorología indica que son así por expreso deseo de Trank, que no los dejó en paz y se empeñó en micromanejarlo todo hasta que Fox le arrebató la película de las manos. Y si esto es verdad, Trank lo que demuestra con esta película es que es un director de actores peor que el mismísimo George Lucas, con lo que ha debido de batir algún record. Toda la película es fría y desapasionada, y te aburre sin darte la sensación de haberte contado nada.
Ahora mismo la carrera de Josh Trank está en entredicho, sobre todo después de ese famoso tweet en el que lo que realmente hacía era responsabilizar a Fox del fracaso de la película antes del estreno. Simon Kinberg y Hutch Parker, los productores que trataron de «salvar» la película no han quedado tocados, Parker porque es un hombre de la casa y Kinberg porque tiene sus manos en tantos proyectos a la vez que le daría igual que Fox le echara, porque entre otras cosas está trabajando para Lucasfilm en Star Wars Rebels y en los spinoffs de Star Wars; de hecho Trank iba a ser uno de los que trabajaran en ello, pero el divorcio entre productor y director ya se hizo público antes de los reshoots de Fantastic Four allá por marzo. A fecha de hoy -y mientras la película sigue cayendo en picado en la taquilla- Fox sigue diciendo que habrá segunda parte para 2017 tal y como estaba programado, pero la realidad de los números se sigue imponiendo y las proyecciones de taquilla para una hipotética secuela son desoladoras. Aunque quien sabe, tal vez si llaman a Roger Corman puedan hacer una película lo suficientemente barata como para que de beneficios…