Mi nombre es M’rabo Mhulargo (no legalmente pero…) y he estado durante algo (bastante) más de cinco años en una isla con un único objetivo en mente, sobrevivir… al menos lo suficiente como para volver a ver un Salón del Comic en condiciones. Y al final, tras años de espera, sin tener que amenazar a nadie a punta de flecha y pese a contar con ese extraño nombre de “Summer-Con”, el Salón del Comic ha renacido en esta pequeña y perdida isla a la que Diógenes se empeña en llamar Africana.
Tras su desaparición tras la edición de 2006, lo más parecido que tuvimos por aquí a un Salón del Comic surgió al amparo de las actividades de la “Tenerife Lan Party”, como el hermano pequeño y pobre del evento y con el poco adecuado nombre de Salón del Manga. Y si digo que era poco adecuado es porque aquello tendría que haberse llamado “Salón de la subcultura Japonesa y frikerio vario”, porque menos de manga allí había de todo, pero de eso ya hable en más profundidad en su día así que no me extenderé. El caso es que todo aquello no me interesaba lo más mínimo y me limitaba a mirar con envidia las actividades e invitados de los que podían disfrutar los aficionados al comic en capitales como Barcelona, Madrid o Gijón entre otras. Aunque para ser justos hay que reconocer que esto ya habia empezado a cambiar desde hacía un par de años, pero distintas circunstancias me habían impedido asistir a esas ediciones por lo que para mi esta edición de 2015 es la “primera” en la que las cosas vuelven a ser casi como tendrían que haber sido siempre.
Con suerte la cosa empezó a cambiar hace un par de años, algunos de los organizadores dejaron de participar en el evento, este abandono su nombre de “Salón del Manga” adopto el peculiar y algo ambiguo de “Summer-Con” (nombre que siempre me hace pensar en que se trata de un evento localizado en un parque acuático o algo así) y alguien en la nueva organización se dio cuenta de que a lo mejor era buena idea el recuperar algunos elementos del viejo Salón del Comic, pese a la oposición de algunos de los “otakitos” que protestaron por creer que ya no serian el centro de atención del evento. Por suerte estos eran pocos y no se les hizo mucho caso y las cosas comenzaron a cambiar poco a poco. Se empezaron a traer invitados más interesantes, a realizar charlas que no trataban solo de donde comprar ropa para “lolitas góticas” y aunque la mayor parte del evento aun estaba copada por todas esas actividades a las que no me quiero acercar ni con un palo, se empezaba a ver luz al final del túnel.
Así es como llegamos a 2015, un año en el que en principio no pensaba ni molestarme en asistir al evento pese a los cambios realizados en el mismo. Si uno miraba la agenda del evento aquello parecía deprimente y un retroceso con respecto a años anteriores, charlas absurdas, talleres dignos de una clase de preescolar e invitados que no me interesaban demasiado. Pero como me suele pasar a menudo, me estaba precipitando, con el paso de las semanas la cosa se fue volviendo más interesante y parecía que simplemente las negociaciones para traer invitados se habían estirado más de la cuenta. De pronto en la agenda aparecían nombres como el de Javier Pulido, David Rubín y Marcos Martin… ¿Marcos Martin? ¿Uno de mis dibujantes favoritos de la actualidad? ¿El co-autor del mejor comic que se ha hecho del Doctor Extraño en casi veinte años y uno de mis comics favoritos? Ahora no es que quisiera ir, es que necesitaba hacerlo.
Así que me arme de valor, me mentalice para estar rodeado de cosas que no entendía ni quería entender y me prepare para pasar calor, mucho calor (el aire acondicionado, ese gran desconocido). Yo no sé si es que esto me pilla mayor, si soy raro o si los raros son los demás, pero esto de la “cultura” otaku (en la que aparecer cabe de todo) no la acabo de entender. Lo que sí que se es que lo de pasearse aquí, con el clima sub-tropical que tenemos, en pleno julio, y en un recinto cerrado sin aire acondicionado vistiendo disfraces que en ocasiones cubren hasta la cabeza y seguir vivos, no es que tenga merito, es que es un milagro.
Rodeado de chicas que maullaban como gatos, chavales con orejas de gato de peluche y esposados que eran llevados a rastras por sus novias, un tipo disfrazado con el que me cruce varias veces y que nunca tuve claro si iba de Robert Baratheon o si era un señor gordo disfrazado de Stannis o Renly, un grupo de gente jugando al Tetris con piezas de madera moviendolas con las manos (cuando ya crees que lo has visto todo) y cientos de personas que corrían al escenario principal para ver en directo una partida de algo llamado LOL (se que es el League of Legends, hasta ahí llego, pero me hace gracia la abreviatura) trate de encontrar algo remotamente relacionado con el comic que no fuese el stand de una librería repleto d merchandising. Fue difícil pero lo encontré, una serie de paneles sobre la historia del comic apartados en un rincón aislado del recinto donde no estorbaban a nadie… que se note que esta parte del evento aun es algo minoritaria. Debo reconocer que esos paneles me sorprendieron por varios motivos, uno de los cuales fue obviamente su triste ubicación, pero más me sorprendió encontrarme con que en un evento de estas características alguien se había acordado de otro de mis autores favoritos…
Tampoco fue menor la sorpresa de encontrarme con que la propia organización del evento se hacia la misma pregunta que me hago yo desde que tuve la tonta idea de aceptar colaborar en régimen de esclavitud en este blog.
Y una tercera sorpresa, algo menos agradable, fue descubrir que alguien no se había informado del todo bien a la hora de confeccionar esos paneles…
Pero una vez leídos los paneles no quedo más remedio que afrontar la dura realidad de que hasta que no comenzaran las charlas y la sesión de firmas no nos quedaba otra cosa que hacer a mis acompañantes y a mí que pasear sin rumbo por el evento tratando de no desentonar demasiado sin entender nada de lo que veíamos ¿Qué sentido tiene un gorro de peluche con orejas larguísimas rematadas en guantes? Creo que prefiero no saberlo… La primera impresión no había sido buena, me sentía como el Capitán Kirk tras aterrizar en un mundo extraño y alienígena, aunque quizás sería más acertado decir que me sentía como el protagonista del Kaptara de Chip Zdarsky… Pero pese a lo extraño que resultaba todo, lo mejor aun estaba por llegar… Y será mañana cuando llegue, que esta crónica de la Summer-Con 2015 ya se ha estirado demasiado.