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Pillars of Eternity: ¿Expectativas demasiado altas?

60 horas he tardado en acabarme el Pillars of Eternity, un el RPG de la vieja escuela que Obsidian sólo pudo realizar gracias al Kickstarter que sacó adelante hace unos años después de que Tim Schaffer abriera el camino con su Double Fine Adventure. Pillars of Eternity es un buen juego, pero tengo que seros sincero: no está a la altura de los Baldur’s Gate, ni su historia es tan buena como la de KOTOR II o es tan versátil como Alpha Protocol.

-¿Es un juegazo? -Sí. -¿Podría haber sido mejor? -Por supuesto.

Pillars of Eternity nos pone en el papel de un refugiado que tiene una experiencia entre la vida y la muerte tras toparse con una especie de culto satánico. A raíz del incidente, nuestro personaje adquirirá la capacidad de comunicarse directamente con las almas de los vivos y de los muertos, y poco a poco iniciará un viaje para tratar de comprender su nueva situación, todo esto con el trasfondo de guerras religiosas en un país que de repente es sometido a una extraña plaga que provoca que los niños nazcan sin alma.

Personajes como Durance son entrañables, pero la Grieving Mother da un chungo que pa qué.

Hay que decirlo, Pillars of Eternity tiene un guión estupendo, buenos personajes y hasta los libros que te encuentras distribuidos por todos los rincones de Dyrwood son interesantes de leer (no como los de Skyrim, que son un tostonazo que no hay quién lo aguante). Pillars tiene un sistema de combate tremendamente clásico, pero a la vez le concede al jugador bastante versatilidad a la hora de afrontar el juego. Con esto lo que quiero decir es que no hay formas equivocadas de construir tu personaje, y el fallar alguna de las comprobaciones de atributos del personaje no te deja en un callejón sin salida o hace que te pierdas una parte importante del juego.

El monje del Kung Fu no lo he visto en mi partida, pero te puedes hacer uno si quieres…

Pero a la vez me he encontrado con que, si bien no se llega al punto en el que si se llegaba en Inquisition de alargar muy artificialmente el juego, si que nos encontramos con que hacia el final del juego empiezas a cansarte, con lo que el clímax final pierde bastante fuerza. Además, los companions son escasos y sus quests son demasiado simples, con lo que aunque lo poco que hay es muy bueno, el final de algunas de esas quests es tan abrupto en ocasiones que al llegar el tercer acto te da la sensación de que baja el nivel de calidad. Y es que si a todo esto sumamos el que la última ciudad del juego no está al nivel de Defiance Bay o Gilded Vale, o que en mi partida me empecé a encontrar en aquel momento molestos bugs como que un personaje se quede bloqueado y me obligue a recargar partida, muy mal vamos. Y eso aun cuando a lo largo de todo el juego has ido perdonando errores como la incapacidad de la IA de atacar automáticamente si otro personaje está en combate o sus problemas de búsqueda de rutas (lo que se dice en inglés «pathing»); que no pasa nada, que doy por hecho que esos bugs se arreglarán con los siguientes parches, y no me cabe duda de que las siguientes expansiones estarán al nivel de la primera parte del juego; lo malo es que -insisto- no me gusta nada el tercer acto, y la cosa no remonta hasta la batalla final con el malo y las revelaciones que nos encontramos allí (que tienen todo el sentido del mundo y van a tono con toda la temática fatalista del juego).

Otra cosa que no me gusta un pelo es que a poco que tengas diez saves se vuelve loco para listarlelos cada vez que lanzas el juego.

¿Que si recomiendo jugar a Pillars of Eternity? Por supuesto, aunque sólo fuera para jugar los dos primeros actos y volver a sentirse como en 1998; me da la sensación de que el juego estaba planificado para tener sólo esos dos actos y el tercero no deja de ser un «añadido» por los extras del kickstarter. A los que no están habituados al género les diría que el juego tiene gráficos bastante mejores que aquellos clasicazos y hasta una interfaz bastante más inteligente, con lo que con un poco de esfuerzo pueden disfrutar de un juego con una profundidad que para si querrían los juegos de Bioware y Obsidian de hoy en día. Eso sí, espero que no sea el mejor juego del año porque se me hace flojito, y para dentro de muy poco nos sale Witcher III para enseñarle a Dragon Age Inquisition lo que es hacer un RPG como es debido. Mientras tanto toca jugar a Pillars -o a Original Sin o a Wasteland 2, que no dejan de ser los «hermanastros» de kickstarter- y ser conscientes de que aun con sus fallos, sigue sindo juego un imprescindible en toda regla y que seguramente en un futuro nos sorprenda con sus expansiones; al fín y al cabo esto sólo es el principio de una nueva franquicia.

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