La moda de los superhéroes está llegando a todas partes, el cine, la televisión… y las consolas de videojuegos. La semana pasada Sony estreno a través de su plataforma PlayStation Network la esperada (y complicada) adaptación a imagen real del Powers de Brian Bendis y Michael Oeming. Tenía muchas ganas de poder ver esta serie, no solo porque se trata de la adaptación de uno de mis comics favoritos, sino porque tenía curiosidad por ver como se trasladaría a la pequeña pantalla un mundo tan complejo como el de este comic en una serie que no cuenta precisamente con el presupuesto de una gran superproducción. Y tras haber visto los tres primeros episodios lo que me he encontrado es una serie algo irregular pero con posibilidades de mejorar y disfrutable siempre que seamos capaces de pasar por alto las deficiencias presupuestarias… y olvidemos el comic.
La existencia de los superhéroes (y supervillanos) es algo cotidiano en el mundo y la ciudad de Chicago no es una excepción. Pero la existencia de estos seres superpoderosos tiene sus consecuencias negativas y no solo las secuelas de las terribles batallas que tienen lugar entre ellos. Y es que ¿Qué hacer con todos estos superseres que quebrantan la ley? ¿Qué hacer con los supercriminales una vez han sido derrotados por el héroe de turno? Para eso existe la unidad especial de la policía conocida como Powers Division, y su mejor agente, el detective de homicidios Christian Walker (Sharlto Copley). Pero la aparición de una nueva droga en las calles, el regreso de un viejo villano y la llegada de una nueva compañera, Deena Pilgrim, harán que Walker eche más de menos que nunca sus días de gloria como superhéroe…
A la segunda parece que ha ido la vencida para Bendis y Oeming, y tras un primer intento de adaptación por parte de FX que no llego a buen puerto por fin podemos ver en imagen real las aventuras de los detectives Christian Walker y Deena Pilgrim. Pero viendo los resultados yo casi hubiese preferido esperar a la tercera a ver si entonces sí que salía mejor… Yo ya sabía que el presupuesto de esta serie no iba a ser muy alto, pero no esperaba encontrarme con un nivel de efectos especiales que en ocasiones me hace sentir estar viendo una serie de los años 90 y con unos disfraces que… Bueno, no, los disfraces no están mucho peor que lo que solemos ver en las series de Marvel o DC (aun tengo pesadillas con Deathlok), aunque eso no sea algo bueno precisamente. A lo mejor la gente de Sony debería haberse planteado que si no tienes mucho dinero para gastar en efectos especiales y vestuario no deberías adaptar un comic en el que los superhéroes se cuentan por centenares…
Otras de las cosas que llama inmediatamente la atención a quienes hemos leído el comic es la ambientación de la serie. Cualquiera que haya leído el comic de Powers sabe que a Oeming le gusta el color negro tanto como a Mignola, y su Chicago es una ciudad oscura siempre en constante penumbra y con una estética “noir” angustiosa y opresiva que recuerda mucho al Batman de Timm y Dini. En la serie de tv con lo que nos encontramos es no solo con que Walker y Pilgrim trabajan en el turno de día (al contrario que en el comic), sino con que lo hacen en una ciudad amplia y acogedora y tan iluminada que se parece más a Los Ángeles de los Vigilantes de la Playa que otra cosa. Aunque eso explicaría que Walker no se quite las gafas de sol, no está acostumbrado a tanta luz…
Pero el bajo presupuesto o la ambientación no es lo peor con lo que nos encontramos en esta serie, ese dudoso honor se lo ha ganado con creces la caracterización de personajes. Powers ha sufrido muchísimos cambios en su translación a la televisión, algo a lo que a estas alturas debería estar más que acostumbrado con la ola de adaptaciones que estamos viendo día a día. Pero yo creía que esto con Powers no sería necesario, sobre todo porque el comic siempre ha estado en manos de sus creadores y han mantenido una coherencia que evita el tener que reconciliar más de medio siglo de versiones del personaje como sucede en series como Flash o Arrow. Pero se ve que las ganas de los guionistas televisivos de meter mano han podido más que el sentido común y por eso los Walker y Pilgrim televisivos se parecen tanto a sus contrapartidas del comic como un huevo a una castaña.
Si alguien espera encontrar aquí al Christian Walker duro y estoico del comic mejor que se relea el comic o espere a que salga un nuevo número de este, porque en la serie de televisión no lo va a encontrar. Sharlto Copley fue una elección extraña para el papel de Walker, es un buen actor pero físicamente no se parece nada al gigante de mandíbula cuadrada que dibuja Oeming (¿Fue mejor Jason Patric? ¿Hubiera sido mejor Kyle Chandler? nunca lo sabremos…). Pero eso es algo que podría haber pasado por alto si al menos hubiesen tenido la misma personalidad, pero ni por esas. El Walker televisivo es arrogante, inseguro y se pasa el día lamentando sus poderes y fama perdidos. Un pasado superheroico que, a diferencia de en el comic donde era un secreto que no quería que se divulgase, aquí es algo de conocimiento público de lo que Walker presume cada vez que tiene ocasión. Y tampoco ayuda mucho esa sensación que da a veces de que Copley parece no tomarse muy en serio el papel.
Deena Pilgrim es otro personaje al que cuesta reconocer. La detective de homicidios cínica, mal hablada y con mal carácter que se ha convertido en el personaje favorito de muchos, aquí sencillamente no está. He leído reseñas de la serie en la que especulan que lo que han hecho en la serie ha sido fusionar a Deena con la otra compañera de Walker, Enki Sunrise, de ahí la elección de una actriz negra para el papel, Susan Heyward, y el radical cambio de personalidad del personaje. Lo triste es que parece que Susan Heyward realmente intenta ser como la Deena del comic, pero no llega, y sus intentos de actuar con mala leche lo único que consiguen transmitir es que quiere aparentar tener mal carácter pero no que lo tenga realmente. Todo esto hace que sea difícil resistir la tentación de hacer el chiste de que no hay color entre la Deena del comic y la de televisión…
¿Pero tan mala es la serie de televisión de Powers? No del todo, como adaptación del comic hace aguas por todos lados, con los efectos especiales hay momentos en los que es mejor mirar para otro lado y se echa muchísimo de menos los diálogos de Bendis. Pero si conseguimos olvidarnos del comic, o mejor, no lo hemos leído, Powers es una serie bastante disfrutable. No deja de ser en cierto modo un procedimental mas, aunque con una trama menos autoconclusiva. Pero el estar ambientada en un mundo en el que la gente con superpoderes forma parte de la vida cotidiana de esta sociedad, es algo que da mucho juego. Los superseres aquí son “estrellas” la gente les admira, les envidia, tienen clubs de fans, imitadores… y gente que les odia a muerte y quiere hacerles desaparecer.
Todo este material da para mucho, y aunque la serie ha comenzado algo floja va remontando poco a poco y se está volviendo más disfrutable. Es difícil especular sobre si esta serie acabara valiendo la pena porque ahora mismo está muy al límite de ser un horror. Pero confío en que la leve mejoría que se va viendo episodio a episodio no se detenga y este Powers, aunque en muchos aspectos tenga poco o nada que ver con el comic original, acabe siendo una serie al menos decente y abra las puertas a más productos de este estilo.