Hace poco una amiga me hizo llegar una imagen del número 190 de Wonder Woman, un cómic de 2003 que llegó justo después de la etapa de Phil Jimenez y que suponía el estreno de Walter Simonson y Jerry Ordway al frente de la serie, con John Workman como rotulista. Mi amiga comentaba lo ridículo de la onomatopeya de la imagen, obra de Workman:
Y entonces me di cuenta de que la onomatopeya ha muerto. Ha pasado de ser uno de los rasgos de identidad del cómic -tanto como el bocadillo o el mismo gutter que separa las viñetas- para acabar siendo relegada a un segundo plano. Para alguien que ha crecido leyendo el Thor de Walter Simonson esto en un principio me ha sonado como uno de los informativos de Pedro Piqueras -«espeluznante, dantesco, apocalíptico» que diría él- pero antes que salir a quemarle la barba a Warren Ellis y todos los adalides del Cinematic Style que han convertido la onomatopeya y el bocadillo de pensamiento en un concepto proscrito en el cómic moderno, tenemos que pararnos a pensar y preguntarnos si esto no era pasarse demasiado:
Vaya por delante que cualquiera que me conozca sabe que esto para mí es la biblia, uno de los cómics que me hizo estar escribiendo esto. Fuera de su contexto, estas viñetas pueden parecer excesivas, reflejando cada golpe y con cada personaje describiendo la acción. El problema vendría si cogemos estas mismas paginas y las hacemos al estilo «cinemático»:
Pues le hemos robao bastante dinamismo, ¿no? quiero decir que la «redundancia» de estos bocadillos y estas onomatopeyas parecía evidente, pero el cómic se queda un tanto desangelado. No dudo que en otros casos quites las onomatopeyas y el cómic quede mejor, porque Simonson y Workman son dos maestros y saben lo que se hacen, pero lo que si que creo que queda fuera de toda duda es que la onomatopeya es útil, y el bocadillo «aparentemente redundante» muchas veces esta bien puesto. Que describe una acción que ya muestra el dibujante, porque el personaje que aparece sorprendido en la primera viñeta esta claro que se ha sorprendido por ver a Thor, pero aún así la viñeta pierde mucho sin ese bocadillo.
Desde finales de los 90 hasta ahora hemos vivido inmersos en la reacción alérgica del mundo del cómic contra el abuso de estos recursos, y por eso puede que hayamos pasado del todo al nada. Los dibujantes que empiezan ahora a hacer sus propios cómics muchas veces prescinden de la onomatopeya porque la consideran algo asociado al Batman de Adam West o porque -y esto es lo peor- el hacer buenas onomatopeyas es todo un arte en si mismo, y prefieren seguir trabajando en mejorar su entintado que preocuparse por algo que «es trabajo del rotulista». Y eso es una auténtica pena, porque si el Thor de Walter Simonson consiguió ser la obra maestra que es, es precisamente porque tanto Workman como Simonson se dieron cuenta de que las letras, los tipos y los colores que salían junto a los dibujos eran tan parte del cómic como los mismos personajes. Esta idea, que en Europa se tenía tan bien asimilada en autores como Moebius o en Japón con el mismo Tezuka, parece que en EEUU se ha olvidado por completo. Lo que es peor, como el comic americano es el más influyente de la actualidad, autores de todo el mundo estan cayendo en ese error.
Desde que se realizaron estos cómics de Thor hemos vivido corrientes que iban supuestamente en defensa del cómic consiguiendo todo lo contrario, con nostálgicos de la editorial Vertice demandando cómics en blanco y negro, campañas de desprestigio de los bocadillos de pensamiento y maniobras publicitarias para hacernos creer que la continuidad de los cómics es una pesada carga y no una herramienta para hacer mejores historias. Uno puede entrar a debatir estos temas en mayor o menor medida, pero lo que está claro es que el hecho de que The Artist se llevara unos cuantos oscars hace un par de años no quería decir que el cine tuviera que abandonar el sonido. Thor en estos cómics necesita las onomatopeyas, y lo triste es que para la estética imperante hoy en día esto parezca demasiado recargado…
Algo de Spathammm si hace, sólo que justo después hay una explosión. Y un KRAKA-BOOM no habría quedado nada bien en esa escena…