Es posible, aquí hablamos de muchas cosas y no las recuerdo todas, que haya hablado alguna que otra vez de los comics de Rick Remender. Si no es así, baste decir que a día de hoy es uno de los mejores guionistas del mercado estadounidense (Diógenes discrepara, pero que sabrá el de comics) y que si escribiese su lista de la compra yo la leería y disfrutaría. Hoy toca hablar de uno de sus últimos proyectos para Image en el que una vez más vuelve a tocar uno de sus temas favoritos, la ciencia-ficción. Para la ocasión Rick Remender se reúne de nuevo con uno de sus colaboradores habituales, Greg Tocchini (The Last Days of American Crime, Uncanny X-Force) para traernos otra apasionante historia de ciencia-ficción de las que hay que leer.
En un futuro lejano el sol se ha expandido tanto que ha convertido la superficie terrestre en un desierto inhabitable. Los últimos restos de la humanidad se han refugiado en las profundidades del océano, en ciudades submarinas que con el paso de incontables generaciones han perdido el contacto entre ellas y viven aisladas en un mar plagado de monstruosas criaturas mutadas por la radiación solar. Pero ni esos refugios pueden durar eternamente, la búsqueda de otro mundo habitable al que trasladarse no ha dado ningún fruto y las ciudades que habían construido comienzan a fallar. Por lo que ahogados en esa propia decadencia que les ha llevado a ese estado, en el que no son capaces ni de reparar aquello que les mantiene con vida, esperan a la inminente muerte en una orgia autodestructiva sin la más mínima esperanza en su supervivencia.
Pero no todo el mundo es así en este desolado futuro. Stel Caine, una mujer que tiene tanto derecho o más que sus congéneres para haberse rendido, aun mantiene una fe inquebrantable en la supervivencia de la humanidad, por lo que cuando una de las numerosas sondas que se han enviado a la búsqueda de mundos habitables regresa a la tierra, Stel se embarcara en un peligrosísimo viaje para recuperarla y confirmar si efectivamente la humanidad ha encontrado un nuevo mundo que habitar. Porque lo que no piensa hacer es sentarse a esperar la muerte con resignación mientras exista un mínimo atisbo de esperanza en el futuro… La esperanza es un tema recurrente en los comics de Remender, aunque habitualmente es algo contra lo que sus personajes (al menos al principio) se rebelan con todas sus fuerzas. Pero en esta ocasión Remender, quien admite que lleva tiempo tratando de ser más positivo, nos presenta a un personaje abiertamente optimista que se niega a rendirse, no por cabezonería, sino por el convencimiento de que las cosas tienen que mejorar. Esto resulta un cambio curioso en su trabajo ya que sus protagonistas habituales suelen ser radicalmente opuestos a Stel, pero de momento esta sabiendo manejar bastante bien esto del optimismo (debe ayudar a este cambio de filosofía el tremendo éxito que está teniendo en los últimos años)
Lo que tampoco se le está dando nada mal a Remender es el cambio de escenario, ya que si bien repite dentro del género de la ciencia-ficción, en esta ocasión en lugar de salir al espacio exterior ha convertido las profundidades marinas en un pequeño universo contenido poblado por “mundos” extraños y criaturas asombrosas. Pero aquí gran parte del merito en lo bien que funciona este escenario recae en Greg Tocchini. Este ya había dado muestras de su gran talento en el pasado, pero aquí lo está dando todo. Desde las increíbles ciudades submarinas, vehículos y armaduras, a las extrañas criaturas mutantes y la atmósfera que rodea este extraño mundo submarino, demuestran que la habilidad de Tocchini solo está limitada por su imaginación (eso y que Remender sabe muy bien de quien rodearse) Todo ello hace de este comic uno de esos en los que es casi obligado recrearse en cada página admirando cada pequeño detalle de la misma.
Si a estas alturas tengo que recordar que recomiendo fervientemente la lectura de cada nuevo comic de Remender que publica es que nadie me está prestando mucha atención. Diógenes discrepara conmigo de nuevo, pero solo porque su odio irracional hacia Remender le ciega. Para quienes sean algo más objetivos y sin prejuicios ya directamente les recomiendo que cualquier cosa que escriba este hombre le den una oportunidad, porque raras veces decepciona.