Boardwalk Empire esta próxima a su fin, el próximo domingo se emitirá el último episodio de una serie que nos ha tenido enganchados durante los últimos cuatro años, pero no es de eso de lo que quiero hablar hoy. De lo que quiero hablar es de una perdida terrible que hemos sufrido en esa serie. Si, son muchos los personajes que han muerto en ella en sus cinco temporadas, Diógenes ya dedico en su día un sentido panegírico a una de esas muertes, pero puedo asegurar que ninguna nos ha dolido tanto como la presenciada en el episodio de esta semana… Así que desde aquí queremos rendirle nuestro humilde y sentido homenaje a uno de los personajes más queridos de la televisión… (Obviamente, Spoilers y gordos)
Como algunos ya sabrán, Mickey Doyle falleció el pasado domingo de forma cobarde a manos del abyecto criminal Lucky Luciano (cerdo gonorreico y sifilítico, jodete, ya estás muerto) y con el uno de los mejores personajes de Boardwalk Empire. ¿Pero qué fue lo que hizo grande a Mickey? ¿Por qué hemos sentido tanto su muerte en Brainstomping? Y lo más importante ¿Cómo seremos capaces de vivir sin su presencia en televisión? Vamos a tratar de responder a algunas de estas preguntas, aunque para la última me temo que no hay respuesta posible…
Nacido como Mieczysław Kuzik, pero cambiado legalmente a Mickey Doyle porque “sonaba mejor” (no nos queda más remedio que estar de acuerdo con el), este sinvergüenza de rostro inocente y angelical apareció por primera vez en nuestras vidas cuando le vimos dirigiendo su propia operación de contrabando de licor en la Atlantic City de Nucky Thompson. Este no tardó en quitarle de en medio del negocio pensando que no le volvería a ver, pero Nucky se equivocaba, porque Mickey era ante todo un superviviente.
La habilidad de Mickey a sobrevivir a todo lo que le viniera encima acabo siendo casi legendaria, y fundamentalmente se basaba en una cosa, Mickey no sabía lo que era la lealtad, o mejor dicho, solo se tenía lealtad a sí mismo, y tampoco tenía mucha dignidad. Era capaz de traicionar a sus competidores por la espalda, suplicarles que no le matasen y acabar trabajando para ellos, evitando siempre lo que parecía ser una muerte segura ¿Pero cómo diablos conseguía eso en aquella época de mafiosos de gatillo fácil? ¿Qué tenía Mickey Doyle para que nadie fuese capaz de matarle?
Según sus propias palabras, “Soy valioso, uno a la gente, ellos lo aprecian”. Si, Mickey tenía esa extraña habilidad de poner de los nervios a todo el que le conocía y al mismo tiempo de conseguir que no les importase lo suficiente como para matarle. Mickey era como esos pequeños dolores que tenemos a veces que no molestan lo suficiente como para ir al médico y a los que acabas acostumbrándote tanto que ni notas su presencia. Aunque sí que había una forma en la que dicha presencia se dejaba notar…
Y es que sin duda lo más característico de Mickey, aquello por lo que siempre le recordaremos más allá de por sus salidas de tiesto, sus comentarios poco oportunos o su voluble lealtad, será su contagiosa risa. Esa risilla tonta suya hacia que te olvidases de tus problemas, de las puñaladas por la espalda que te hubiese dado o de su enésima metedura de pata. Daba igual que estuviese cerrando un trato, enterrando un cadáver o al borde de la muerte con un arma apuntándole a la sien, su risilla nunca faltaba y no dejaba de hacernos sonreír en complicidad con él, una risilla que ahora jamás volveremos a escuchar…
Siempre nos quedara youtube…
Yo soñaba con un final para la serie en el que veríamos en el presente a un muy envejecido Mickey como único superviviente de aquella época dorada de los gánsters y que se reía por última vez a la cámara mientras la imagen se fundía a negro… pero no ha podido ser. Así que levantemos nuestros vasos y brindemos por la memoria de aquel mafioso entrañable que siempre tenía una sonrisa y un comentario inapropiado en los labios. Va por ti Mickey, te echaremos de menos.