Pese a que llevaba bastante tiempo hablándose de hacer realidad este proyecto, la noticia que leí hace un par de días era una que no esperaba que llegase a hacerse realidad jamás. Corto Maltes regresara en 2015, veinte años después de la muerte de su creador y su alma Hugo Pratt, de forma simultánea en Francia, Italia y España de la mano de los herederos legales de sus derechos y de los autores Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero. Como ya he dejado caer por aquí más de una vez el trabajo de Hugo Pratt me encanta y por encima de todo su Corto Maltes, y es por ello que el regreso de uno de mis personajes favoritos del comic lo único que me produce es mucho miedo…
Si, la idea de hacer esto llevaba muchos años rondando por ahí, supongo que porque el exprimir los derechos de lo ya publicado no era suficiente, y no tendría que haberme tomado por sorpresa, pero así ha sido. Corto Maltes no es uno de esos personajes que han pasado durante décadas por las manos de miles de autores y que ha sido ese trabajo colectivo el que ha moldeado a esos personajes. Corto era la clase de personaje que das por hecho que había muerto junto con su creador porque no imaginas a nadie capaz de seguir sus pasos, pero supongo que al final las ansias de ganar más dinero de esos «herederos legales» (Patricia Zanotti merecerá un articulo aparte un día de estos) han podido más que el sentido común…
Aunque tampoco es como si esto fuese algo nuevo, Asterix sobrevivió, primero a la muerte de René Goscinny y después a la jubilación de Alberto Uderzo, Spirou ha tenido muy buenas historias después de la marcha de su creador, Rob-Vel (Robert Velter), si, Franquin no fue su creador, los Pitufos han sobrevivido más de veinte años tras la muerte de Peyo, y si nos ponemos a hablar de los comics estadounidenses que no solo han sobrevivido a sus creadores, sino que han mejorado considerablemente, no terminaría jamás. Y no es tampoco que Hugo Pratt se opusiese a esta idea como si hicieron otros como Herge, que quería que nadie continuase Tintín tras su muerte. Todo lo contrario, Pratt manifestó en alguna que otra ocasión que quería que Corto le sobreviviera, pero en este caso es algo más complicado.
Corto Maltes era una obra muy personal de un autor muy personal. Son muchos los que han dicho que Corto era Pratt, o al menos el hombre que Pratt querría haber sido, y sobre eso es bastante conocida esa anécdota en la que la Hija de Umberto Eco, por aquel entonces una niña, le dijo a su padre que personaje y autor eran la misma persona, algo que si uno ve fotos de Pratt de joven no puede evitar fijarse en que Corto no era más que una versión estilizada de su creador. Corto Maltes no era un trabajo de encargo, no era algo que Pratt hacia solo por ganar dinero, era un comic en el que Pratt había volcado todo su ser, sus sueños, sus anhelos. Corto tenia la vida que Pratt había querido tener y que en parte había tenido, la del viajero eterno que visitó todos los rincones del globo y que conoció a todo tipo de gentes. Y con un personaje así, tan íntimamente ligado a su autor, la idea de que otros autores continúen sus aventuras me da mucho miedo.
Pero si a mí me da miedo este regreso, Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero deben estar aterrados, o al menos deberían estarlo. Ambos son autores con una larga trayectoria a sus espaldas que les han valido el reconocimiento de la crítica y el publico (y que me avergüenza reconocer que no he leído prácticamente nada de ninguno de ellos, algo a lo que tendré que poner remedio cuanto antes) Pero ahora se enfrentan a seguir los pasos de una leyenda del comic y nada menos que en su obra más personal, por lo que no quiero ni imaginar cómo debe ser trabajar sabiendo la expectación que un proyecto así está creando.
Y no puedo dejar de comentar lo curioso de que los escogidos hayan sido dos autores españoles y no italianos como el propio Pratt, aunque quizás sea que ningún compatriota suyo se atrevió a seguir los pasos del maestro. Algo así es lo que cuentan que sucedió con Milo Manara, a quien su amigo Hugo Pratt le pidió en una ocasión que tras su muerte (Pratt ya sabia que se moría) continuase el con las aventuras de Corto Maltes. Esto enorgulleció a Manara como es lógico, pero en su ultimo encuentro en 1995, con Pratt ya moribundo, esta petición no se repitió y Manara asumió que su amigo había cambiado de idea al respecto y decidió respetar lo que el entendió que era su voluntad y no continuar las aventuras de Corto. Aunque según otras versiones lo que sucedió fue que Manara rechazó el ofrecimiento por no sentirse a la altura para llevar a cabo semejante tarea.
Pero pese a que considero que todo esto era algo absolutamente innecesario y que Corto debió quedar en el limbo tras la muerte de Pratt, y al miedo que me da el regreso del personaje a cargo de otros autores, que aun tengo muy reciente el recuerdo del final de los Escorpiones del Desierto a cargo de Pierre Wazem, ante este proyecto voy a tratar de tener (aunque no creo que lo consiga) la misma actitud que Enki Bilal, algo de curiosidad. Eso y pese a que sigo pensando que esta continuación no hacia falta, quiero desearles suerte a Díaz Canales y Pellejero, porque no les envidio el papelón que tienen por delante y la van a necesitar. Eso sí, lo que no espero es que el resultado de todo esto vaya a estar a la altura de las historias originales de Corto, y estoy bastante seguro de que sus nuevos autores tampoco lo esperan, pero sea lo que sea en Octubre del año que viene sabremos a qué atenernos.