Debería encantarme The Strain, la serie de televisión de Guillermo del Toro y Chuck Hogan para FX y basada en los libros del mismo nombre que ellos mismos escribieron. Y digo que tendría que gustarme porque llevo años queriendo una serie en la que los vampiros den verdadero asco, y que ser un monstruo bebedor de sangre no parezca algo atractivo como así había dejado a entender casi todo lo que se había hecho sobre el tema desde Entrevista con el Vampiro y el Drácula de Coppola (que de Bram Stoker no tenía mucho más allá de la libre interpretación). Pero The Strain es tontorrona, tópica y tremendamente inverosimil, y esto último a pesar de que intenta hacer pasar el vampirismo como algo creible, dándole una justificación «pseudocientífica».
Pero voy a ser directo, The Strain no es una historia de vampiros. En mi definición de vampiro no entran las criaturas de esta serie, y por lo que hemos visto en los ocho primeros episodios, los vampiros chupasangres brillan por su ausencia (puedes contarlos con los dedos de la mano) y lo que abundan son los «vampiros de castas inferiores», los vampiros que actúan como zombies sin mente y contagiando la infección. El que el último episodio de la serie se haya situado en una gasolinera asediada por los zombies -perdón, «vampiros»- no ha ayudado mucho, porque ese no deja de ser el argumento de la Noche de los Muertos Vivientes de George Romero, el clásico por autonomasia del género zombie. Y claro, yo odio las historias de zombies…
Pero vale, me quito las fobias personales. Intentaré ser honesto y neutral, criticarla sólo por los fallos que vea en la serie. Trataré de no obcecarme en anécdotas como la hacker IDDQD -googlead si no entendeis a que me refiero- a la que contratan los vampiros malos para ralentizar internet -y lo hace, yo creo que a esta tia le das el legendario diskette para meter internet dentro y también lo hace- o los personajes que introducen en la serie sólo para que les veas como cazan ratas en un restaurante o teniendo problemas con su exmujer, haciendo completamente soporífero el principio de la serie. Hay tantas preguntas que The Strain deja en el aire y no se molesta en contestar… Y lo peor es que hoy en día todas las series empiezan con más preguntas que respuestas, pero no les ocurre como a The Strain, que directamente te deja pensando que la serie es una mierda. Estoy convencido de que Weevil de Veronica Mars aparece en la serie porque va a tener algo que ver o hacer con su hermano -Gus, ese hispano exconvicto al que contratan los vampiros para que les haga el trabajo sucio-, pero de momento sólo lo ves en una escena tras otra tirado en un sofá. Estoy convencido de que la sidekick de Eph -Nora Martinez, gracias wikipedia- necesitaba una caída del caballo para empezar a matar vampiros en vez de intentar curarlos, pero por el camino me he tragado la historia de su madre con alzheimer y, joder, ¿hacía falta ser tan animal con lo de sacar un vampiro meneando su lengua de sapo mutante y destrozando ancianos?
Que lo curioso es que después de eso ni la policía, ni el FBI, ni SHIELD o los Vengadores de los Grandes Lagos pusieran el grito en el cielo y declararan la guerra a los vampiros. Vale, que sí, que los chupasangres están infiltrados en las altas esferas y hay un código de silencio, pero en mi barrio si a la del tercero le hacen una criatura en cero coma lo esta contando radio patio, ¿es que en Nueva York son idiotas o qué? El absurdo de The Strain es un no parar, con personajes sacando un video de un vampiro con el movil y no pensando ni por un momento en volcarlo en un ordenador y colgarlo en youtube -es que internet va lenta, ya, pero es que ni se le pasa por la cabeza meterlo en seis o siete pendrives y mandárselo a wikileaks por correo, vaya-. Pero no, oye, que todo eso ya se acabó. Que los zomb… Que los vampiros ya han salido a la calle a zamparse gente, que se ha liado parda y todo eso. Pues no.
Porque a mi ya no me toman el pelo. Desde el primer episodio los vampiros estaban esperando «el eclipse», y llegó el eclipse y más allá de que un vampiro gordo se cargara a un par de policías y que Gus se metiera en líos, no paso nada de nada. El penúltimo episodio tuvo el plan más absurdo que haya visto en mi vida «vamos a cazar un vampiro nazi superpoderoso en el metro de nueva york, el plan es quedar con el y matarlo como podamos». ¡Joder, yo por lo menos esperaba que pusieran a alguien de francotirador, o que sustituyeran algunas luces de la estación por luces ultravioletas, o que llamaran a un cazavampiros competente como Blade y no enfrentarlo a un señor mayor que habla raro, un hobbit exgoonie y dos médicos en paro! El último episodio puede haber sido la noche de los muertos vivientes, pero el próximo la gente de Nueva York se volverá a levantar para ir a trabajar y los vampiros volverán a meterse en las alcantarillas. Y mientras tanto el vampiro nazi y su jefe el primo basurero de Orko -el de los Masters del Universo, sí- seguirán comiendole la oreja al señor ese podrido de dinero que se muere, sin que su plan avance gran cosa.
Que por cierto, no puedo dejar esto sin hablar sobre los «primeros elegidos». En el primer capítulo se hablaba de que los infectados que «sobrevivieron» al accidente (los que no acabaron directamente en la morgue y se comieron al forense rellenito) eran especiales e importantes para Orko, pero resulta que a estas alturas el único que sobrevive a la matanza que se ha montado Van Helsing es el gótico al que se le cae el pene por el retrete, ¿es ésta la versión vampírica de Los Juegos del Hambre? ¿Sólo podía quedar uno? Y sobre todo… ¿Po
r que esta serie es tan canalla de sacarte a vampiros ninja molones en un episodio, y en el siguiente te cuentan como va tomando cuenta de todo lo que le roban o rompen los supervivientes mientras los cadáveres se van zampando a todo el mundo a su alrededor? Yo sigo pensando que FX tenía razón cuando le dijo a Del Toro que The Strain tenía que haber sido adaptada en clave de comedia…