Hay veces en las que uno tiene suerte y consigue ver una película sin saber prácticamente nada de ella, algo que en esta era de la información en la que vivimos es cada vez más complicado. Esto es lo que me ha sucedido con Snowpiercer, una película dirigida por el director coreano Bong Joon-ho y que está basada en el comic francés “Le Transperceneige” de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette y del que tan poco sabía nada. Si, el saber lo mínimo de esta película me ha permitido disfrutar bastante de ella, por lo que si alguien no la ha visto aun, y aunque procurare destripar lo menos posible de la misma, casi que recomendaría dejar de leer ahora mismo el artículo y ver la película.
La preocupación de la humanidad por el calentamiento global lleva a los gobiernos del mundo a dispersar en la atmósfera un compuesto químico que en teoría debería bajar las temperaturas, pero lo que no habían calculado sus creadores es que dicho compuesto las bajaría tanto que acabaría provocando una nueva era glacial en la que nada ni nadie podría sobrevivir. La raza humana ha quedado prácticamente extinta y los pocos supervivientes se apiñan a bordo del Snowpiercer, un tren extremadamente avanzado que funciona como un ecosistema cerrado y que gracias a su motor perpetuo no se ha detenido jamás desde que comenzó el desastre. Pero diecisiete años después del desastre las condiciones de vida a bordo del tren son cualquier cosa menos deseables.
La sociedad a bordo del Snowpiercer se encuentra fuertemente dividida en clases. A la cola del tren y hacinados en los vagones de carga se encuentra la clase baja, personas que malviven “gracias” a la caridad de la clase alta del tren. Esta clase alta por su parte vive en los vagones delanteros, un lugar casi mítico que nadie de la cola ha visto jamás y del que solo conocen a los guardias fuertemente armados que impiden el acceso, y a unos pocos “portavoces” que aparecen de vez en cuando para repartir su caridad. Ocasionalmente alguien de la clase baja es llamado a cambiar a la parte delantera, pero quienes realizan ese viaje no vuelven a ser vistos jamás… El descontento en la cola del tren no deja de crecer y han sido numerosos los intentos de asaltar la cabecera del mismo para cambiar las cosas, pero liderados ahora por Curtis (Chris Evans) da la impresión de que por fin podrán dar la vuelta a la situación y acabar con la dictadura en la que viven…
Decir que la película me ha encantado es quedarme muy corto, hacía tiempo que una película no me sorprendía y enganchaba de esta manera. Aunque me preocupa un poco que la película se derrumbe en un segundo visionado una vez que ya no haya sorpresas. Pero aparte del depender igual demasiado de las sorpresas, tiene algún que otro defectillo que otro. Algunos de los personajes se encuentran muy estereotipados, por un lado tenemos a unos “malos” tan caricaturizados que uno no puede evitar despreciarlos en cuanto los ve. Especialmente exagerado es el caso de una irreconocible Tilda Swinton que parece caracterizada para salir en la película de Dick Tracy. Mientras que en el lado de los “buenos” tenemos a unos rebeldes liderados por el mismísimo “Capitán América” y acompañado por John Hurt y Jamie Bell.
Pero si pasamos esto por alto y en alguna que otra escena conseguimos mantener alta la suspensión de la incredulidad, esta claustrofobica película es muy disfrutable. En el lado bueno nos encontramos, aparte de que no todo es lo que parece, con que como suele pasar con la buena ciencia-ficción, bajo la apariencia de historia postapocaliptica algo enajenada nos encontramos con una triste metáfora de nuestra sociedad. Esta elite de gobernantes que viven con todos los lujos del mundo a costa de explotar a las clases bajas, y que están dispuestos a lo que sea para no perder uno solo de sus privilegios resulta demasiado familiar. Y la sensación de que incluso uniéndose todos contra esta elite la victoria parece algo inalcanzable también resulta tristemente familiar.
Del comic en el que está basada Snowpiercer, Le Transperceneige, me hubiera gustado poder contar algo mas pero que yo sepa nunca se ha publicado fuera de Francia. Lo único que sé es que hace diez años Bong Joon-ho se lo encontró en una librería y se lo leyó entero de pie allí mismo, así que o es un gran comic que le gusto muchísimo o se trata de otro de esos comics europeos estiradísimos que abusan del “decompressive storytelling” y no cuentan nada. Igual un día lo traducen a un idioma que pueda entender y puedo descubrir cuanto de Snowpiercer es merito del director y cuanto de los autores del comic original.
Así que si, Snowpiercer es una película muy recomendable, llena de sorpresas que confío en que mantenga el nivel en un segundo visionado. Yo por mi parte voy a tener que estar muy atento los futuros trabajos de Bong Joon-ho, que si lo visto aquí es una buena muestra de lo que es capaz de hacer me va a tocar revisar su filmografía concienzudamente.