15 de marzo de 1883, nace en Stuttgart, Alemania, Emil Kahn. En 1900 su familia consiguió entradas para la histórica exhibición Glaspalast de Decoración de Interiores en Múnich, de la que el mismo llego a decir que “Simplemente di vueltas emborrachándome con el color”. Impresionado con la exposición, y aprovechando la ausencia de su familia durante el fin de semana, redecoró la casa entera, muebles incluidos, influido por lo visto en la exposición. Pero su familia le decepciono al no apreciar los resultados de su trabajo y la discusión con su padre fue tan amarga que el joven Emil abandono su hogar y jamás volvió. Habia nacido alguien que seria diseñador gráfico, diseñador tipográfico, profesor, diseñador de interiores, artista, etc… uno de los pioneros del diseño publicitario del siglo XX… Habia nacido Lucien Bernhard.
Tras esto, y ya bajo el seudónimo de Lucian Bernhard, se traslado a Berlín para continuar sus estudios. Fue allí donde conoció al exitoso diseñador Edmund Edel, de quien se convirtió en discípulo. En Berlín el joven Bernharnd escribía poesía para pequeñas revistas y fue para él una época deprimente. Sin nada que perder se presento a un concurso de carteles que convocó la Cámara de Comercio de Berlín en 1905 para las cerillas Priester. Bernhard dibujó dos grandes cerillas y rotuló la marca sobre ellos en letras limpias en negrita. La rígida simplicidad del diseño de Bernhard ganó la competición. Con este primer trabajo no sólo gano el primer premio, sino que convirtió a Bernhard en uno de los cartelistas más cotizados internacionalmente a pesar de su extrema juventud (contaba tan solo con 22 años) y su falta de práctica profesional, en un caso que lo aproxima históricamente a Alphons María Mucha, quien también se hizo famoso con su primer cartel. Lo cierto es que podía esperarse mucho de Bernhard, no sólo por esta espléndida muestra que significó su primer cartel, sino por todos los que le siguieron hasta 1915 y también por los diseños de tipos y ornamentos de imprenta, magníficos ejemplos de transición hacia los objetivos racionalistas de los años veinte. Había llevado al cartel visual un paso adelante en el proceso de simplificación y reducción del naturalismo en el lenguaje gráfico de las formas. Sus primeros trabajos, para clientes como Manoli Cigarettes y Stiller Ósese, destacaron por su simpleza en las imágenes y el dramático uso de colores brillantes además de por sus fondos monocromáticos.
Dos años después de instalarse en Berlín, ya era conocido como el creador de un nuevo estilo de carteles que pronto lo haría famoso a escala internacional, el «Poster Style» Esta singular promesa, consagrada en los diez años que van de 1905 a 1915 (fecha de su último gran cartel comercial realizado en Alemania), es enviado al frente durante la Primera Guerra Mundial y después de algún tiempo es destinado a realizar carteles de propaganda bélica en los que sigue manifestando su simple y eficaz estilo. Al finalizar la guerra, en 1920 fue nombrado el primer profesor de Diseño de Cartel en la Akedemie der Kunst, en Berlín, pero tras la guerra Alemania no es la que era y Bernhard tampoco. La audacia de su trabajo anterior había dado paso a la delicadeza más sofisticada del artista maduro. El «Schonschrift», su famosa tipografía caligráfica de 1922 diseñada para “Bauer Type Foundry”, es el primer testimonio de su transformación. Dedico sus últimos años en Alemania a la enseñanza del «arte publicitario» y a su recién fundada revista «Das Plakat» (El Cartel), que años después se convertiría él «la revista mensual de arte publicitario internacional» (la famosa «Gebrauchsgraphik»). Estas últimas iniciativas alemanas parecen absorber las escasas esperanzas idealistas que a Bernhard le quedan después de la guerra, en ningún caso suficientes para seguir produciendo carteles para aquella dorada burguesía industrial de principios de siglo.
Bernhard abandono Alemania, dejando atrás un estudio con más de treinta empleados, para emigrar tempranamente (1923) a Estados Unidos invitado por Roy Latham, un litógrafo neoyorquino. Allí continuó diseñando carteles y trabajo como profesor en la Art Students League y en la New York University. Su éxito como diseñador de cartel le permitió también dedicarse con éxito al diseño de tipografía, diseño de muebles, de moda y de packaging. Durante estos primeros años trabajó principalmente como diseñador de interiores, diseñando habitaciones para Random House, The Modern Library y varios apartamentos de lujo y viviendas privadas. Estos primeros años no fueron fáciles para un hombre que había llevado un estudio de treinta personas en Alemania y que ahora tenía que lidiar con los directores de arte de América, que encontraban sus conceptos demasiado revolucionario o demasiado modernos para los gustos contemporáneos de América. Por lo que respecta a la producción de carteles comerciales, encontramos un gran “eclipse” en su carrera, y hay que esperar cinco años para que el primer cliente americano le encargue un cartel, ya que su estilo parecía tan moderno a los ojos de los clientes neoyorquinos que le evitaban. Su gran oportunidad le llegó cuando Rem Pharmaceutical Co. le dio su primera gran campaña mucho antes de que Nueva York tuviera pleno conocimiento de la génesis del diseño del cartel moderno en Europa.
También diseñó sus propios alfabetos, que se caracterizaron por ser densos y potentes y así lograr una armonía formal entre texto e imagen. Entre sus diseños de tipografía se incluyen Bernhard Antiqua, Bernhard Fraktur, Bernhard Roman, Bernhard Cursive and Bernhard Brush Script for the Bauer Type Foundry. Una vez en los Estados Unidos, diseñó Bernhard Fashion, Bernhard Gothic y Bernhard Tango para la American Type Foundry. La originalidad de algunos tipos diseñados por Bernhard (el Block y el Antiqua en especial, así como algunas versiones del gótico alemán), residían en la extrema simplicidad ornamental del tipo, reducida a un vibrante y gestual perfil de las letras que enfatizaban la «manualidad» del diseño y que estaban orientados, fundamentalmente, a su uso cartelístico más que a las composiciones de caja para formatos pequeños.
A mediados de la década de 1930 Bernhard se volcó en la pintura y la escultura, y en estos pasatiempos hizo caso omiso de las restricciones de su trabajo en diseño de carteles. En sus carteles, por ejemplo, usaba solamente los colores primarios, mientras que en su pintura prescindió de estos y en su lugar aparece su sentido del color con todos sus matices y sombras, la alegría y la vitalidad de la vida del mundo real. Lucian Bernhard murió en la ciudad de Nueva York en 1972 a la edad de 89 años.