Allá por el año 2000, cuando la gente no hablaba por Skype y aún frecuentaba aquello del chat por irc, algunos de aquellos internautas jugaban con los bots, pequeños programas que eran capaces de mantener conversaciones y trataban de hacerse pasar por humanos. Lo divertido de aquellos bots estaba en que se podían programar para que acabaran diciendo lo que a tí te interesaba, con lo que eran hermosas herramientas de trolleo. Pero estamos en 2014, y esos tiempos ya pasaron…
Y es que «Her» es el resultado de que Spike Jonze se encontrara con uno de estos bots -Cleverbot- y se creyera por un momento que el bot en cuestión estaba «vivo». Que era una inteligencia artificial (IA) capaz de pasar el test de Turing, que era una persona sintética al más puro estilo de Tornado Rojo o la Antorcha Humana original (la Visión no es una persona, es un sintozoide que se resetea más veces que mi Pentium II). «Her» nace de la idea de que, en un futuro no muy lejano, el sistema operativo de nuestro ordenador este gobernado por una IA capaz de ordenar nuestro correo, reorganizar nuestras citas y animarnos según nos haga falta.
La historia es la mar de sencilla, Joaquin Phoenix es un tipo deprimido porque la mujer le ha dejado y que un día se instala una nueva versión del sistema operativo. Y resulta que esta vez no va a tener que soportar el interfaz metro del Windows 8, o la lluvia de avisos de seguridad de Windows Vista, no. Resulta que esta vez el sistema operativo -que se bautiza a si mismo como Samantha- tiene la voz de Scarlett Johansson, le ordena y fisga el correo como le da la gana y para colmo de males, sí, se enamora de él. ¿Se nos cae la película en ese momento? Probablemente, aunque igual no. Si eres capaz de sobreponerte al hecho de que toda tu información personal no solo la tiene disponible la NSA si no que para colmo también la tiene a su disposición tu «novia» virtual, esto tiene todos los puntos para acabar peor que un episodio de Más Allá del Límite. Aunque vete a saber…
Entendámonos, la película nos esta pidiendo que traguemos con eso y mucho más, desde el hecho de que la relación amorosa entre un ser humano un sistema operativo «inteligente» no pueda ser tomada como algo patético hasta lo que es una certeza hoy en día, el que cualquier cosa programada por Apple, Microsoft o cualquier corporación malvada tendría como único objetivo el de engatusarte como sea para que acabes comprándole cualquier estupidez como vidas del Candy Crush o DLCs del Aliens Colonial Marines. Si somos capaces de superar ese rechazo inicial, tal vez podamos empezar a creernos la película y a no pensar que es una soberana estupidez que intenta hacer una historia que ya hemos visto un millón de veces en esto de la ciencia ficción.
¿Quiere esto decir que es una mala película? No, en absoluto. Jonze es lo suficientemente bueno como para conseguir vendernos todo esto el suficiente tiempo como para hacer entretenida una película cuyos planos consisten básicamente en Joaquin Phoenix mirando al vacio con cara de felicidad (con la consiguiente analogía de las drogas que ello conlleva), y eso sin olvidar que esto no deja de ser otra película romántica con el típico desarrollo del género. El rechazo inicial que puedas sentir por tener relaciones sexuales con tu portatil se ve también en los personajes de la propia película, con una sociedad que en principio rechaza la idea pero que poco a poco se va haciendo a la idea hasta extremos aterradores. Pero justo en el momento en el que casi nos tiene engañados, la película llega a su final y trata de hacernos tragar algo peor todavía. Pero tampoco es cuestión de contarlo aquí, ¿no? Quiero decir que tampoco es como si la película se hubiera estrenado hace meses y todo el mundo la hubiera visto ya, al fín y al cabo por estos lares se estrena este fin de semana. Asi que hala, iros con vuestra pareja al cine y empezad a temblar cada vez que encendáis vuestro ordenador, no sea que vaya a romper vuestra feliz relación…