El Doctor Extraño no había comenzado precisamente con buen pie la década de los setenta, la perdida de la fuerza creativa que era Ditko afecto profundamente a la serie y ninguno de los autores que vino detrás fue capaz de encontrar el enfoque que le devolviera el favor del público. Pero cuando Extraño languidecía en las páginas de Marvel Premiere, un escritor relativamente novato que venía de co-escribir un crossover no oficial entre la JLA y los Vengadores y que en estas mismas fechas acabaría tomando las riendas de la serie de estos últimos, fue el encargado de revitalizar al Doctor Extraño. Pero en esta tarea no se encontró solo, conto con la ayuda de dos pedazo de artistas como Fran Brunner y Gene Colan, Steve Englehart había entrado con fuerza en la vida del Hechicero Supremo.
Pese a que cosas como el movimiento hippie, la Era de Acuario o la New Age eran conceptos más propios de la década anterior, a comienzos de los años setenta su influencia aun se dejaba sentir con fuerza en ciertos sectores de la sociedad estadounidense, y el mundo de la subcultura y el comic uno de los que más. Esto se notaba mucho en Steve Englehart y en Frank Brunner, quienes eran muy jóvenes cuando empezaron a trabajar con el personaje (Englehart 26 años y Brunner 24) y todas aquellas ideas que entraron con fuerza en la cultura de su país les pillaron en plena adolescencia. Es cierto que un poco de todo aquello había influido un poco el trabajo de Ditko, pero en manos de estos dos, el Doctor Extraño abrazo con fuerza el espíritu de la década que le vio nacer.
Todo esto quedo perfectamente reflejado en su primera historia juntos, en la que terminaron un argumento que llevaba varios números coleando y al que les toco darle fin, la llegada de Shuma-Gorath a nuestro plano de existencia. Esta criatura, que tomaba prestado el nombre de un demonio creado por Robert E. Howard para sus novelas de Kull, trataba de abrirse paso hasta nuestra realidad a través de la mente del moribundo Anciano. Extraño se vio entonces ante la terrible decisión de acabar con la vida de su maestro o permitir que ese demonio acabase con la vida en la tierra. No fue una decisión fácil, pero su deber era proteger la tierra ante cualquier amenaza, y antes de que Shuma-Gorath completase su transición de un plano a otro, y sabiendo que eso es lo que su maestro quería, Extraño acabo con él. Pero al hacerlo, extraño no acabo con la vida del Anciano, solo le libero de su carcasa mortal y le permitió hacerse uno con el Universo, convirtiéndose entonces su discípulo en el nuevo hechicero Supremo. Esta historia sirvió además sirvió a Englehart para escribir una de las escenas más emotivas de esta etapa y que definen muy bien la personalidad del Doctor.
Sus siguientes historias ahondaron en estos temas, como aquella en la que Extraño se encontró con Sise-Neg un hechicero del futuro que viajaba atrás en el tiempo absorbiendo toda la magia del universo para convertirse en omnipotente. Extraño hizo todo lo posible para detenerle, pero cuando Sise-Neg llego al alba de los tiempos se dio cuenta de lo patéticas que habían sido sus intenciones y recreo el Universo tal y como había sido, dejando a un perplejo Doctor Extraño pensando en si la historia había cambiado o si así era como siempre habían sido las cosas… Esta historia genero bastante polémica, ya que uno podía interpretar que Sise-Neg (Génesis escrito al revés) no era otro que Dios. Stan Lee para evitar dicha polémica quería que Englehart escribiese una carta de retractación asegurando que ese personaje no era Dios, solo un dios mas como podían serlo Odín o Zeus. La forma de Englehart de tratar de suavizar esta polémica fue enviar una carta falsa haciéndose pasar por sacerdote alabando la historia y asegurando que esta no había ofendido en absoluto a sus creencias, Lee mordió el anzuelo y se olvido de la retractación.
Para aquel momento el personaje había recuperado la confianza de la editorial y el favor de los lectores, por lo que el Doctor volvió a tener serie propia en 1974, Doctor Strange – Master of the Mystic Arts. En los primeros números de la nueva serie pudimos disfrutar de la última etapa de Brunner con el personaje en la que fue la historia más imaginativa que nos dieron este dúo de genios, la conocida como “Saga de Daga de Plata”. Este había sido un antiguo Cardenal Católico que se obsesiono con erradicar todo el mal de la tierra, y al considerar la magia algo demoníaco, consagro su vida a ejecutar a todos sus practicantes. Aprendió hechicería para combatirles con sus propias armas y su fanática cruzada le llevo a querer acabar con la vida del Doctor Extraño, algo que estuvo a punto de conseguir. Para salvar su vida de la mortal herida infligida por este loco villano, a extraño no le quedo más remedio que sumergir su forma astral, su alma, en las profundidades del Orbe de Agamotto.
Allí Extraño se encontró un mundo onírico que adoptaba la forma de una pesadillesca versión de Alicia en el país de las Maravillas, poblada por criaturas imposibles y del que debía escapar a toda costa si no quería morir definitivamente. Aquí se volvían a repetir los temas que habían sido una constante en esta etapa, la muerte y renacimiento, la muerte como una transición a planos superiores de existencia, lo sagrado de la vida… Historias en las que además uno no podía evitar sentir la influencia de algo más que la simple inspiración… Y si uno lee entrevistas a los autores hablando de aquella época, en la que llegaron a ser compañeros de piso, es bastante fácil leer entre líneas y darse cuenta de que en aquellas sesiones maratonianas hasta la madrugada en las que planeaban sus historias la marihuana y el ácido debían circular con facilidad.
Esta historia fue el canto del cisne de Brunner con el personaje, y aunque su estilo no podía estar más alejado del de Ditko, su habilidad para crear escenarios de pesadilla aprendida sin duda en su etapa como dibujante de cómics de horror para la Warren ayudo a cimentar una de las mejores etapas del personaje en su historia. Pero aunque su ausencia fue triste, su sustituto hizo que la perdida fuese un poco menos dolorosa, Gene Colan había regresado a la vida del Doctor Extraño. Colan ya había trabajado antes con el personaje en la etapa “superheroica” de Roy Thomas con el personaje, pero en esta ocasión le tocaron mejores historias que plasmar sobre el papel.
Una vez más nos encontrábamos ante un radical cambio de estilo en la serie, con Colan el Doctor Extraño paso a vivir en un mundo oscuro y tenebroso en el que la niebla parecía un personaje más de la serie. Las historias se adaptaron al estilo de Colan aunque sin salir del todo de la temática que tanto le gustaba a Englehart. Pero si hasta entonces habíamos visto el lado “optimista” de la “New Age”, ahora tocaba echar un vistazo a su lado oscuro, las sectas satánicas, el mundo de la droga, etc. Pero por oscuro que se volviese todo, el Doctor Extraño siempre encontraría la forma de traer luz a la oscuridad en su misión como Hechicero Supremo de la Tierra.
Pero nada dura eternamente, y el numero 18 de la serie fue el ultimo de Steve Englehart como guionista de la misma. Tras su marcha la serie se resentiría y fueron varios los escritores que trataron de llenar su vacío con más o menos éxito. Entre ellos había nombres bastante famosos como los de Marv Wolfman, Roy Thomas, Chris Claremont y Roger Stern. Es al trabajo de este ultimo guionista al que se dedicara Diogenes los próximos días, centrándose sobre todo en su segunda y mas recordada estancia en la serie, en la que estuvo acompañado de un plantel de dibujantes de autentico lujo para contar un capitulo mas en la vida del Doctor Extraño.