Tras Shaun of the Dead/Zombies Party y Hot Fuzz/Arma Fatal, la atípica “Trilogía del Corneto” de Edgar Wright se ha completado con el estreno de The World’s End/Bienvenidos al Fin del Mundo. Como no podía ser de otra forma, el reparto de esta película está encabezado por los Simon Pegg y Nick Frost, a quienes acompañan muchas caras conocidas de anteriores trabajos del director como el ahora famosísimo Martin Freeman (el moderno John Watson de la BBC). ¿Pero qué es lo que Edgar Wright nos ha preparado para esta última entrega?
En este cierre de la “trilogía” nos encontramos con Gary King (Simon Pegg), quien en su adolescencia en Newton Haven lidero a una pandilla de amigos en sus correrías bañadas en alcohol y drogas. Pero han pasado veinte años desde aquellos días de desenfreno y este grupo de amigos ha cambiado bastante. Algunos de ellos están casados e incluso divorciados, tienen hijos, trabajos estables, vidas tranquilas y han dejado muy atrás sus años de adolescencia. Pero no todos son así, Gary, pese a que ya esta rondando los cuarenta, sigue siendo el mismo “adolescente” despreocupado que solo piensa en pasárselo bien y en estar todo el día de pub en pub bebiendo hasta caer noqueado.
Veinte años después Gary decide reunir de nuevo a la banda para volver a su pueblo natal de Newton Haven y concluir una “épica hazaña” que en su día dejaron inconclusa, completar la Milla de Oro. Esto consiste en recorrer en una sola noche los doce pubs del pueblo y beber en todos ellos una pinta de cerveza. The First Post, The Old Familiar, The Famous Cock, The Cross Hands, The Good Companions, The Trusty Servant, The Two Headed Dog, The Mermaid, The Beehive, The King’s Head, The Hole in the Wall y The World’s End les esperan, y aunque no será fácil convencer a este grupo de casi cuarentones que se le unan en este “viaje a la nostalgia” finalmente aceptaran unirse a él, solo para descubrir que en veinte años las cosas han cambiado mucho en Newton Haven…
Pese a que esta película tiene ese humor negro que tanto caracteriza al cine de Edgard Wright, tiene también cierto regusto agridulce por su forma de tratar la “crisis de los cuarenta”, algo que es sobre todo patente en el personaje de Simon Pegg. Su personaje no deja de ser un adulto frustrado que no quiere hacerse mayor, que no ha superado su adolescencia y que pretende seguir viviendo como si tuviese 17 años, ya que nada de lo que ha conseguido en su vida ha conseguido superar como se sintió en aquellos años y lo único que tiene son sus recuerdos. Y no deja de ser curioso que esta película se haya estrenado el mismo año en el que Wright cumple 39 años, no parece casualidad precisamente… Pero pese a ese componente un tanto “deprimente”, The World’s End sigue siendo una película muy divertida, aunque se quede un escalón por debajo de la genial Hot Fuzz.
Eso sí, si alguien aun no ha visto ni la película ni los trailers, le aconsejo que huya como de la peste de estos últimos, que volvemos a estar ante uno de esos casos en los que revelan más de la cuenta. Que a mí personalmente me ha reventado una de las principales sorpresas de la película, y viendo el resultado final vale la pena enfrentarse a esta película sabiendo lo menos posible de la misma.